¿Qué es mejor para tu salud, mantequilla o margarina? Esto dicen los expertos

Desde hace años, la controversia entre quienes apoyan y critican el consumo de margarina y mantequilla sigue vigente. Cada grupo argumenta a favor o en contra de sus beneficios y riesgos sin llegar a un consenso. Durante mucho tiempo, la mantequilla fue vista negativamente debido a su alto contenido de grasas saturadas, las cuales se asociaban con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, por lo que se recomendaba el consumo de margarina. Entonces salieron a la luz los peligros de estas.

Un artículo de la Universidad de Harvard señala que las primeras margarinas contenían altos niveles de grasas trans, lo que aumentaba el colesterol LDL (colesterol malo) y reducía el HDL (colesterol bueno). Sin embargo, estudios posteriores desmintieron que la margarina fuera peor que la mantequilla, alimento que, según los expertos, hay que usar con moderación por su alto contenido de grasas saturadas.

Hoy en día, según explican expertos en un artículo publicado en Harvard Health, la comparación entre mantequilla y margarina no es del todo precisa. En lo que respeta a la salud cardiovascular, la mantequilla sigue siendo un alimento que se deben consumir con moderación, principalmente porque tiene un alto contenido de grasas saturadas.

Respecto a las margarinas, no son tan sencillas de categorizar. Las versiones antiguas en barra demostraron ser notablemente más perjudiciales para la salud que la mantequilla. En cambio, algunas margarinas más recientes, con bajo contenido de grasas saturadas, alto nivel de grasas insaturadas y sin grasas trans, pueden ser una opción adecuada si se consumen con moderación, ya que siguen siendo altas en calorías.

Para comparar el valor nutricional de distintos productos para untar, incluida la mantequilla y la margarina, basta con revisar sus etiquetas. Actualmente, se exige que estas incluyan información sobre las grasas saturadas y las grasas trans, con el objetivo de reducir el consumo de las primeras y evitar por completo las segundas.

Como alternativas más saludables a la mantequilla y la margarina, se recomienda el aceite de oliva y otros productos para untar elaborados con aceites vegetales, ya que aportan grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas beneficiosas.

Mejor los aceites vegetales

Un nuevo estudio realizado por investigadores del Mass General Brigham, la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard y el Instituto Broad del MIT y Harvard acaba de concluir que las personas que consumen aceite vegetal en lugar de mantequilla o margarina pueden experimentar efectos beneficiosos para la salud e incluso tener un menor riesgo de muerte prematura.

Los investigadores examinaron datos de dieta y salud de 200.000 personas seguidas durante más de 30 años y descubrieron que una mayor ingesta de aceites vegetales, especialmente aceite de soja, canola y oliva, se asoció con una menor mortalidad total, por cáncer y por enfermedades cardiovasculares, mientras que la ingesta de mantequilla se asoció con un mayor riesgo de mortalidad total y por cáncer. Los resultados se publican en JAMA Internal Medicine y se presentan simultáneamente en las Sesiones Científicas EPI/Lifestyle de la Asociación Estadounidense del Corazón.

El autor principal del estudio, Yu Zhang explica: «Lo sorprendente es la magnitud de la asociación que encontramos: vimos un riesgo de muerte un 17 % menor cuando modelamos el cambio de mantequilla por aceites vegetales en la dieta diaria. Ese es un efecto bastante grande en la salud».

Una diferencia clave entre la mantequilla y el aceite es el tipo de ácidos grasos que contienen. La mantequilla es rica en ácidos grasos saturados, mientras que los aceites vegetales tienen más ácidos grasos insaturados. Si bien se han realizado muchos estudios sobre los ácidos grasos alimentarios, menos estudios se han centrado en sus fuentes alimentarias primarias, incluidas la mantequilla y los aceites. Muchos estudios anteriores han analizado la dieta de una persona en un momento determinado y se han realizado en una población pequeña, lo que limita su aplicabilidad a la salud pública.