El sabor del pan cambiará para siempre: así es la nueva ley que limita su cantidad de sal

Ahora el dicho de ser más soso que el pan sin sal tendrá sentido. El Gobierno ha vuelto a hacer de las suyas, esta vez con uno de los alimentos favoritos de los españoles: el pan.

La consecuencia de esto es una norma aprobada en abril de 2019, mediante el Real Decreto 308/2019, y entró en vigor el 1 de julio de 2019, pero para que los fabricantes pudiesen adaptarse a esta nueva norma, decidió aplazarse hasta el uno de abril de 2022.

La norma no cambia la fórmula de fabricación de cada fabricante, pero si la cantidad de sal que se le debe aplicar al producto. El límite máximo de sal en pan común será de 1,31 gramos por 100 gramos en en pan común (13,1 gramos de sal por kilogramo de pan o el correspondiente 0,52 gramos de sodio por 100 gramos de pan), si se analiza mediante determinación de cloruros.

Si la medición se realiza en función de cloruro sódico total será de 1,66 gramos de sal por 100 gramos de pan (116,6 gramos de sal por kilogramo de pan o el correspondiente 0,66 gramos de sodio por 100 gramos de pan), si se analiza mediante determinación de sodio total.

El pan no será el único perjudicado

No solo se le aplicará al pan. También estarán incluidos todos los productos de la familia, como la masa madre, los colines, el pan integral, el de molde, rallado, tostado, biscotes... y todos aquellos ingredientes que se utilicen para su elaboración, como el el caso de las torrijas, postre dulce típico de Semana Santa.

Además, también se ha cambiado la normativa relacionada con el pan integral. Para que ahora un pan sea calificado como integral se exige que el 100 % de la harina empleada sea integral. Aquellos que no tengan el 100 % de su harina integral no serán calificados como tal y se indicará el porcentaje de harina en el etiquetado.

También se pretende concretar el significado de masa madre para aludir a un tipo de elaboración que limita el uso de levaduras industriales.

Tal y como ha redactado en un comunicado el Ministerio de Agricultura y Alimentación de España, esto supuso un precedente legal en materia de regulación de requisitos de calidad de los alimentos, dado que por primera vez en España se introducía una medida de fiscalidad positiva que buscaba incentivar el consumo, con un tipo de IVA reducido para aquellos productos considerados más saludables como pueden ser los integrales o los bajos en sal.

Previamente a la aprobación de esta norma, el sector panadero llevaba años abordando de manera voluntaria la reducción de los contenidos de sal en sus productos, convencidos de la necesidad de hacerlos más saludables para los consumidores.