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Aerogeneradores y paneles solares en la inauguración del mayor complejo de generación de energías renovables de Canarias

Aerogeneradores y paneles solares en la inauguración del mayor complejo de generación de energías renovables de CanariasEuropa Press

¿Qué impacto ambiental tienen las energías renovables?

A pesar de tener muchas ventajas con respecto a las fuentes tradicionales, su explotación también incide en el medio ambiente

Las energías renovables suponen ya el 60,3 % del total de electricidad en nuestro país. En el mes de marzo ese porcentaje ha aumentado hasta el 67 % del mix eléctrico, un crecimiento que se ha experimentado de manera paulatina en los últimos años gracias al gran despliegue de infraestructuras por toda España.

El impulso de este tipo de energía por parte de prácticamente todos los países del mundo persigue el fin de descarbonizar el planeta, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero propias de la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, las renovables también tienen un impacto ambiental que, aunque es mucho menor que otras formas de obtención de energía, también repercuten en el medio ambiente.

Para empezar, los aerogeneradores y las placas solares están compuestas por materiales como aluminio, arsénico, telurio, galio, germanio, indio, así como por elementos de las tierras raras. La extracción de estos últimos consume mucha energía, es compleja y contamina el medio ambiente debido al uso de muchos productos químicos.

Igualmente, para su instalación es necesario limpiar el terreno e introducir los nuevos elementos, lo cual puede repercutir de forma negativa en el hábitat de animales y plantas. Algo que, no obstante, se tiene en cuenta para la realización de las evaluaciones de impacto ambiental, necesarias para la realización de los emplazamientos.

Las organizaciones ecologistas, paradójicamente, han sido los principales azotes de las renovables. En un manifiesto firmado por más de 300 científicos ven «extremadamente necesario» equilibrar la expansión de las energías renovables con la protección de la biodiversidad única de España, para lo que creen que la mejor opción consiste en identificar las mejores zonas para su instalación.

El almacenamiento, gran contratiempo

Uno de los grandes inconvenientes de las energías renovables es que están sujetas a las variaciones del tiempo. El viento y el sol, por ejemplo, son por naturaleza impredecibles y, por lo tanto, no son programables. Para ello existe una red de baterías cuya labor consiste en almacenar la electricidad y ponerla a disposición cuando más se necesita, actuando como una balanza entre la oferta y la demanda y ayudando a estabilizar la red.

Estas baterías, sin embargo, no permiten aún un almacenamiento masivo y efectivo de estas energías, motivo por el cual aún es necesaria la utilización de no renovables como el carbón, el gas natural o la nuclear para poder garantizar así el suministro durante las noches o cuando no hace viento.

Aun así, la tecnología ha ido avanzando, de manera que la producción a gran escala de sistemas de baterías permite que el almacenamiento se afiance más rápidamente, garantizando un rendimiento cada vez mayor. Esta será la clave para avanzar en esa transición energética tan ansiada, ya que haría que se dependiera todavía menos de las energías que no son limpias.

Puntos a favor

Aun a pesar de estos impactos ambientales, como decimos, estos siguen siendo menores que seguir utilizando otras fuentes de producción como el petróleo, el gas o el carbón. Desde la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP) destacan que las renovables no emiten gases de efecto invernadero en la generación de la energía, por lo que supone una solución limpia que evita la degradación ambiental además de ser fuentes inagotables a diferencia de las fuentes de energías tradicionales.

Además, no generan residuos de larga duración y ofrecen seguridad a quienes vivan cerca de alguna planta, ya que ni su generación ni sus residuos contaminan o suponen un riesgo para la salud. Sus defensores añaden que, a medida que la tecnología ha mejorado y la demanda ha aumentado, los costes de las energías renovables han disminuido significativamente. En muchos casos son más económicas que los combustibles fósiles.

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