Nacer con la bolsa amniótica integral, un fenómeno extraordinario y asombroso: «Se da en uno de 80.000»
Cualquier parto es emocionante para los padres, pero la diferencia es que estos suelen ser inolvidables, ya que se ve al feto en la casa en la que ha estado nueve meses
Un parto siempre es un momento de nervios y emoción. Ver la cara de tu hijo por primera vez es algo inexplicable y único. Sin embargo, hay nacimientos que son aún más complicados de olvidar: los velados, aquellos en los que el bebé no sabe aún que ha llegado al mundo porque sigue metido en su bolsa amniótica y conectado a la mamá por el cordón umbilical.
Lo asombroso de este momento tan dulce, pero duro para la madre, por los dolores que un parto conlleva, es que son «muy raros» y mágicos. En este sentido, Sara Cañamero, matrona de Maternatal, asegura que estos nacimientos, donde el bebé nace rodeado de la bolsa amniótica con el líquido como si estuviese en el vientre materno, es un caso «extraordinario», ya que se estima que ocurre en «uno de 80.000 partos». Además, aclara que no hay ningún riesgo para la mamá ni para el feto.
Cualquier mamá puede vivir esto en el momento del alumbramiento, puesto que se puede dar tanto en cesáreas como en partos vaginales. Sin embargo, se trata de una situación «muy rara» porque lo habitual es que la bolsa se rompa durante el trabajo de parto, por las contracciones o en la cesárea.
Al hilo, la enfermera comenta que la bolsa «no permaneces así mucho tiempo». Esta se rompe una vez el recién nacido está completamente fuera para permitir que este haga la transición a la vida extrauterina y comience a respirar de forma autónoma.
Para nosotros, explica la matrona, como es algo tan extraño y sorprendente, «nos suele gustar ver este tipo de partos». Al final, lo que demuestra es que ha habido una «muy baja intervención por parte del profesional» y que el parto ha ido «depacito y bien». Suelen ser nacimientos «muy bonitos», afirma Cañamero.
En los padres sucede lo mismo. En el momento del empuje, si el parto es vaginal, los expertos explican a los padres que es «algo único». Cualquier parto es emocionante en sí para los progenitores, pero la diferencia es que estos suelen ser inolvidables, ya que se ve al feto en la casa en la que ha estado, en el mejor de los casos, nueve meses. Así, la matrona recalca que para que no se rompa la bolsa tiene que ir todo «muy dulce y lento» y para ello es beneficioso que haya «mucha tranquilidad y calma».
Tal y como explica la empresa Natalben en su página web, históricamente se pensaba que los niños que nacían en esta condición poseían «poderes extraordinarios» e iban a vivir rodeados de «mucha fortuna». Sin embargo, solo son mitos. Se sabía que esto estaba muy lejos de la realidad. Ejemplo de ello es Marco Opelio Antonino Diadumeniano, un emperador romano del siglo III que recibió ese nombre por nacer con una diadema. Es decir, velado. La suerte no le acompañó pese a la condición de su nacimiento. Murió asesinado en su juventud.