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02 de julio de 2024

El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá

El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis EscriváEFE

El ministro Escrivá busca una nueva medalla en la lucha contra el porno sin apenas armas

La semana que viene se producirá una nueva nota de prensa, con titular y fotografía, para anunciar los avances de la aplicación, que son reales, pero que están muy lejos de poderse vender como la solución

El Gobierno se esfuerza por presentarse como adalid de la protección de los menores frente al porno y otros riesgos de los entornos digitales. Pero la realidad es que aún les queda mucho trabajo por hacer. El lunes presentarán su proyecto a las empresas del sector. Otro brindis al sol con foto y titular.

Hace seis meses, durante la celebración del 30 aniversario de la Agencia Española de Protección de Datos, se anunciaba a bombo y platillo, con presencia conjunta de la AEPD y de la Fábrica Nacional de La Moneda y Timbre, que España había iniciado el desarrollo de una aplicación que permitiera una verificación fehaciente de la edad de aquellos que querían acceder a contenidos digitales para adultos. La aplicación, cuyas pruebas de concepto se presentaron ese día, era, en realidad, sólo una idea, bienintencionada, pero con muchos escollos por salvar, estaría lista para el verano, dijeron en ese momento. Un brindis al sol. El verano ha llegado, no hay aplicación y hay muy pocos avances.

Tres meses después del primer anuncio, en marzo de este año, el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá, anunció la creación del grupo de trabajo que pondría en marcha el aplicativo digital para la verificación de la edad como paso previo al acceso a contenidos. Se convoca a los agentes implicados, unos como observadores, otros en el comité de expertos. Se sacan a concurso las piezas del complejo puzle de la aplicación anunciada. Pero sobre la mesa los mismos problemas: cualquier tecnología que permita la verificación de edad, por buena que sea, y por mucho que proteja los datos personales, sólo es de utilidad si el que suministra el contenido quiere utilizarla. Otro brindis al sol.

Hace sólo unas semanas, se presentó el anteproyecto de ley de protección del menor en entornos digitales, otra de las grandes bazas del Gobierno en este terreno, uno de los pocos ámbitos de actuación que les permite mostrar que están haciendo algo por un tema que preocupa al conjunto de la sociedad sin importar la ideología. El anteproyecto era el tercer brindis al sol. Una mera exposición de motivos con mucho trabajo pendiente, y la sensación de los expertos que habían participado en las reuniones previas de que el consenso estaba tan lejos que no era posible presentar un proyecto.

La semana que viene, nueva nota de prensa, con titular y fotografía, para anunciar los avances de la aplicación, que son reales, porque se sigue trabajando en ella, pero que están muy lejos de poderse vender como la solución a todos los problemas del acceso inadecuado a contenidos digitales. Cuarto brindis al sol. Los expertos consultados explican que son muchas las lagunas sin resolver.

- Pendientes de la regulación comunitaria. Cuando la AEPD se apresuró a presentar su modelo en diciembre del año pasado, la Unión Europa ya trabajaba en el llamado Wallet Digital, que sirve básicamente para lo mismo. Hasta que no se conozcan todos los detalles técnicos del llamado eIDAS2, el DNI digital comunitario, no tiene mucho sentido avanzar en paralelo en España.

- A voluntad de las empresas. La tecnología que están desarrollando las empresas que trabajan con la Secretaría General de Administración Digital por encargo del ministro está bien resuelta técnicamente. La gran laguna es que sigue necesitando de la voluntad de las empresas que dan el contenido digital para que controlen de manera fehaciente la edad d ellos usuarios.

- Puertas al campo. Incluso si se pudiera obligar de una manera taxativa a las empresas a utilizar este método de control, aún quedarían muchas vías para saltarse la identificación de edad y acceder a contenidos inadecuados a través de VPN. Muchos menores saben usar estas puertas traseras para conectarse a través de servidores que no están en España.

- Indocumentados digitales. Si se establece un sistema por el que sólo se puede acceder a determinados contenidos si se acredita una edad con un certificado digital, ¿qué ocurre con aquellas personas que estén en nuestro país, pero no dispongan de ese certificado? Supone una censura previa al acceso para ciudadanos de terceros países. ¿Y con las personas mayores que no sepan gestionar este certificado?

- Etiquetar qué se puede ver y qué no. Uno de los problemas que se han encontrado el Ministerio al trabajar en este proyecto es que no hay un concepto claro de qué debe ser accesible a todos los públicos y quién no, y, además, quién es responsable de catalogar el contenido y comprobar quién lo consume. Al final han empezado por la lucha contra el porno porque ese concepto es comúnmente aceptado.

- Muchas pruebas pendientes. Aunque se esté avanzando en el aplicativo, el control de calidad tendrá que ser exhaustivo para garantizar la absoluta protección de los datos personales de los que intenten acceder o accedan a contenido definido para adultos. Tiene que ser un sistema muy garantista, a prueba de hackers. Y eso lleva tiempo.

Los brindis al sol del ministro, que le permiten llegar a las páginas de los periódicos con un tema sobre el que la sociedad tiende al acuerdo, tienen mucho camino por recorrer para ser realmente útiles a la sociedad. Pero el Gobierno no desaprovecha una ocasión para mostrar cualquier avance en la materia.

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