El CNIO se niega a experimentar los fármacos en animales a pesar de la insistencia de los científicos
María Blasco incluyó en un programa de 2,4 millones de euros a una entidad en contra de esta práctica. En ella colabora Ruth Toledano, su actual pareja
En 2024 se espera un aumento en los casos de cáncer en España, concretamente, una subida de 286.664. Esta situación es grave, pero más aún que estos nuevos pacientes no dispongan de los medicamentos necesarios por la carencia de investigación preclínica que hay en nuestro país en un intento por salvar la vida a los animales de laboratorio. María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), apoya esta idea, por ello prefirió inyectar 2,4 millones de euros a una fundación animalista en vez de reinventar su propio Centro.
Nuestro país sufre una enorme carencia en lo que a este campo se refiere, ya que Blasco, en uno de sus repartos millonarios, prefirió, en vez de otorgárselos a su Centro –donde los científicos llevan años exigiendo equipos necesarios para poder continuar con las labores de investigación–, incluir a una fundación animalista que pide restringir el uso de animales para las investigaciones científicas, algo que critican los científicos, puesto que su presencia es esencial para corroborar la eficacia en humanos.
Esta entidad, conocida como Fundación Franz Weber, en la que participa de manera continua Ruth Toledano, pareja de la directora del CINIO, busca junto al Centro, con el que habría un convenio, fomentar «el uso de métodos alternativos al de los animales en investigación». Asimismo, tal y como publicó en exclusiva este medio, seguidamente vendió la colaboración como «pionera en centros de investigación españoles, y una de las primeras en el mundo con esta finalidad».
Además, en el convenio de colaboración, al que ha accedido El Debate, no solo no se especifica la cantidad de dinero que recibirá la fundación, sino que tampoco se encuentran las responsabilidades que asumirá. Únicamente muestra que se integra en «un programa de colaboradores al que la organización oncológica asigna la cifra de 2,4 millones de euros en sus estados financieros anuales».
La experimentación en animales es esencial. Se trata de un procedimiento científico que tiene como principal objetivo saber si un fármaco, en este caso oncológico, puede ser útil o no para los pacientes. Si esto no existiese, el conocimiento de los investigadores sería mucho menos desarrollado y más limitado que del que disponemos estos días. Ejemplo de ello es descubrimiento de la insulina. Un tratamiento que ha salvado millones de vidas.
Que la pareja de María Blasco haya condicionado que el CNIO no utilice animales de experimentación ha enfadado a los científicos oncológicos, los cuales afirman que estas polémicas prácticas hacen que no exista una «investigación preclínica». Así, han afirmado que «si matas células tumorales en el tubo de ensayo pero no demuestras que curas tumores en ratones, estás perdiendo el tiempo y el dinero».
Testar los fármacos en animales no es nuevo. De hecho, hasta el día de hoy ninguna agencia reguladora del mundo, como la Agencia Europea de Medicamentos o la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, ha dado luz verde a un medicamento sin haberse probado en, al menos, dos especies de animales: una roedora y otra no roedora. «Son protocolos muy bien establecidos por todas las agencias reguladoras del mundo», comentan.