Sillas Voladoras, la asociación que rompe barreras y permite que las personas con discapacidad piloten aviones
Su presidenta, Elisabeth Heilmeyer, se encarga de defender y potenciar la integración de las personas con necesidades especiales en las actividades aeronáuticas
Acercar la aeronáutica a las personas con discapacidad motora es el propósito de la asociación Sillas Voladoras, que surgió en 2005 y continúa a día de hoy con gran acogida. Aunque su intención primera era permitir que las personas en silla de ruedas pudieran volar en planeadores, ahora se muestran abiertos a que toda persona interesada, con discapacidad o no, pueda iniciarse en las actividades aeronáuticas.
La presidenta de esta agrupación, Elisabeth Heilmeyer, charla con El Debate para explicar cómo surgió esta iniciativa y qué implicación tiene en la sociedad. Relata cómo, después de un accidente que la dejó en silla de ruedas, se involucró en la creación de una asociación para facilitar el vuelo a personas con movilidad reducida, inspirada por un encuentro casual con un grupo de personas en sillas de ruedas en un aeródromo.
La asociación Las Sillas Voladoras, inspirada en una similar en Alemania, nació de la necesidad de luchar contra la negativa de la administración española a otorgar licencias de vuelo a personas con discapacidad. Heilmeyer describe cómo, tras un accidente que le impidió seguir volando, continuó su pasión por la aviación adaptando un planeador y luchando legalmente durante siete años para obtener su licencia, un proceso que llevó hasta el Tribunal Supremo, donde finalmente ganó su caso.
Se convirtió, por tanto, en la primera persona discapacitada con licencia para volar en España, un objetivo que le costó años conseguir, pero que sirvió para abrir el camino a otras personas que, como ella, cuentan con algún tipo de minusvalía y no podían acceder a este permiso.
Destaca la rareza de que en España haya supuesto todo un viacrucis poder volar mientras en el resto de países de Europa hay incluso personas con discapacidad que son pilotos de vuelos comerciales: «Existe una resistencia burocrática y cultural en España hacia la aviación para personas con discapacidad, en contraste con otros países donde está más normalizado», comenta. Por ello, hace hincapié en la importancia de la visibilidad y la divulgación, utilizando eventos públicos y medios de comunicación para mostrar que las personas con discapacidad pueden volar y disfrutar de este deporte.
«He elegido este deporte porque me da libertad»
Según explica, la asociación ha crecido y ahora cuenta con más de 250 socios, aunque solo unos 50 son personas con discapacidad. Entre sus acciones están organizar jornadas de vuelo, ofrecer cursos y lograr que varias entidades públicas y privadas, como Iberia o Vodafone, apoyen financieramente sus actividades.
«He elegido este deporte porque me atrae, porque me ilusiona, porque me hace sentir feliz y me da una libertad tremenda», relata Heilmeyer a El Debate. Unas palabras que reflejan la pasión que le proporciona volar a pesar de las posibles limitaciones físicas y que demuestran cómo ha derribado las barreras para poder seguir disfrutando de su afición.
Anima a todo aquel que se sienta atraído por las actividades aeronáuticas, tanto si tienen discapacidad como si no, a contactarles para probar esta experiencia. Con una cuota anual de solo 20 euros, cualquiera puede apuntarse para disfrutar de vuelos de divulgación o recibir cursos para obtener la licencia de vuelo.