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Linfoma de Hodgkin

Linfoma de HodgkinWikimedia Commons

El curioso caso de un hombre que se curó del cáncer gracias al coronavirus

Aunque parece sorprendente, no es la primera vez que ocurre algo así. Ya se han dado varios casos similares en Estados Unidos

El coronavirus se ha cobrado muchas vidas desde 2019, pero también las ha salvado. Es el caso de un hombre de 61 años al que le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin en estadio III, un tumor que tenía localizado en las áreas ganglionares presentes a ambos lados del diafragma o por encima del diafragma y en el bazo, y que, según el informe de los médicos, gracias a la covid, se curó.

El estudio, publicado en el British Journal of Haemathology y recogido por The Conversation, muestra el cuadro clínico del varón que, ya con la neoplasia maligna, ingresó en el hospital con dificultad para respirar. Allí, las enfermeras, mediante una prueba PCR, le diagnosticaron coronavirus. Tras once días en vigilancia, ya que sus defensas estaban bajas, recibió el alta. En ese tiempo, asegura el informe, no recibió corticosteroides ni inmunoquimioterapia.

Pasaron cuatro meses de su infección, y en una revisión los médicos le dieron una gran noticia: sus ganglios se habían reducido de manera considerable. Al ver esto le realizaron un escáner. Allí se percataron de algo más sorprendente aún. El linfoma se encontraba en fase de remisión.

Según los autores del estudio, la hipótesis es que el coronavirus desencadenó una respuesta inmunitaria antitumoral. Así, según explica el medio, las citocinas inflamatorias producidas en respuesta a la infección podrían haber activado «células T específicas con antígenos tumorales y células asesinas naturales contra el tumor». El coronavirus había logrado hacer el trabajo de la terapia CAR-T y como resultado, se le había curado el cáncer que padecía desde hacía años.

Aunque parece sorprendente, no es la primera vez que ocurre algo así. Según el estudio, también se han visto casos de pacientes con diferentes linfomas que, debido a una neumonía antes de recibir la terapia acorde a su tumor, habían tenido efecto en las células malignas y estas habían comenzado su fase de remisión.

Ya se sabía en 1981

Aunque parezca cosa de la ciencia moderna, esto no es nuevo. En el año 1891, William B. Coley, uno de los mejores cirujanos de Estados Unidos y jefe del Servicio de Tumores Óseos del Hospital Memorial de Nueva York, ya intuía que las infecciones podían ayudar a curar cánceres. Para comprobar si estaba en lo cierto, inyectó organismos estreptocócicos en un paciente con una neoplasia maligna inoperable. A los días descubrió que estaba en lo cierto: la infección logró reducir la masa maligna del paciente. Este tratamiento fue, según el Instituto Nacional de Salid de EE.UU. uno de los primeros ejemplos de la inmunoterapia.

A pesar de sus éxitos, el «padre de la inmunología», fue criticado por sus colegas de profesión, quienes creían que sus resultados eran «casualidad». Durante los siguientes 40 años siguió haciendo lo mismo en pacientes con sarcomas óseos y de tejidos blandos. Sus resultados eran inmejorables. De hecho, comenta el portal científico, gracias a su hallazgo, se convirtió en el «modelo para el científico clínico actual».

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