La oruga procesionaria, el peligroso insecto que puede causar problemas de salud y solo el frío alejará
Las altas temperaturas de estas semanas han adelantado su presencia y, aunque puedan desaparecer si bajan las temperaturas, los expertos aseguran que volverán «con fuerza» en primavera
Debido a las altas temperaturas registradas durante estas últimas semanas –impropias de un mes de febrero–, las orugas procesionarias, una de las mayores amenazas para los animales de compañía y los más pequeños, han comenzado a aparecer en áreas donde se encuentran pinos y coníferas. Sin embargo, con el regreso del clima frío, muchos se preguntan si estas orugas permanecerán activas o desaparecerán, así cómo qué pasará durante la primavera, el mes por excelencia de estos insectos.
Esta oruga extremadamente peligrosa se forma en las copas de los pinos, en unos nidos blancos con forma de bolsa que penden de estos árboles. Según va pasando el invierno, se produce la bajada de este insecto desde el tronco hasta el suelo, con su particular 'procesión' en la que marchan en hileras para buscar un lugar en el que enterrarse para hacer la metamorfosis.
Riesgo en perros y gatos
«Las orugas procesionarias representan uno de los mayores riesgos para la salud de nuestros animales. Los pelos urticantes de la mayor plaga que existe en los pinos mediterráneos pueden causar problemas de salud en humanos, pero su impacto se agrava en perros y gatos, ya que su entrada en contacto puede derivar en necrosis y provocar la muerte del animal», explica Nuria Gómez, experta veterinaria de Clinicanimal.
Estas orugas, según indican desde las clínicas, por su forma y movimiento alineado despiertan el interés de animales, en especial de perros, que ven a estos gusanos como posible compañero de juego, compañero que puede llegar a ser letal si no se toman las medidas adecuadas.
Qué pasará con la oruga este invierno
Tras estos días de buen tiempo son muchas las familias que han podido observar cómo estas orugas salían de sus nidos para empezar el comienzo de convertirse en crisálida, por lo que verla por zonas verdes se ha convertido en una práctica cada vez más habitual. «Si consideramos el momento del año que vivimos, la aparición de estos insectos se trata de algo bastante inusual, ya que su momento de búsqueda de tierra en la que enterrarse es en primavera», inciden desde Clinicanimal.
«En ese sentido, la subida en las temperaturas que vivimos la pasada semana pudo despistarlas, haciéndoles creer que ya era esta época del año. Por eso, en caso de que vuelvan las temperaturas bajas, muchas familias con animales dudarán sobre la seguridad de sus mascotas y «necesitarán saber si están fuera de peligro en sus rutas por el bosque o por el campo», añade la experta veterinaria.
«Con la llegada del clima más invernal, aunque es probable que algunas orugas se refugien en sus nidos para protegerse del frío, muchas seguirán presentes en los árboles durante los meses más fríos, por lo que no desaparecerán por completo». En ese sentido, desde Clinicanimal recomiendan que, aunque la actividad de las orugas pueda disminuir con el frío, se evite que los animales se acerquen a árboles en los que residan estas orugas. «Mantener a los perros y a los gatos alejados de los pinos es una medida preventiva crucial para proteger su salud», aconseja Gómez.
¿Volverán en primavera?
Desde la organización advierten de que, es probable que estos insectos vuelvan a emerger con fuerza durante la próxima primavera, ya que es la etapa del año en la que estos animales comienzan sus recorridos para convertirse en crisálida. Por lo tanto, «debemos estar preparados y tomar medidas preventivas para evitar cualquier riesgo para nuestros animales», comentan.
«Conscientes de esto, queremos hacer un llamamiento a todas las familias con animales que salen de sus hogares, especialmente en el caso de perros, para advertirles que siempre que se identifique que nos encontramos en una zona de pinos o similares, puede haber rastro de estos insectos, que pueden llegar a ser letales para el animal. Por lo que conviene mantenerlos alejados de ellos y prevenir cualquier posible contacto. Solo así conseguiremos mantener a nuestro animal a salvo», concluye.