
El gráfico muestra la ruta que ha seguido el iceberg A23a desde el 17 de enero de 2025 y que ha permanecido estático desde el 1 de marzo
El mayor iceberg del mundo encalla cerca Georgia del Sur tras décadas a la deriva
Desde el punto de vista científico, el iceberg ofrece una oportunidad única para estudiar su impacto en el ecosistema marino
El iceberg más grande y antiguo del mundo, el A23a, ha detenido finalmente su travesía tras encallar cerca de la isla subantártica de Georgia del Sur. Esta colosal masa de hielo, con un peso cercano a un billón de toneladas, se desprendió de la plataforma de hielo Filchner en la Antártida en 1986 y permaneció anclada en el lecho marino del mar de Weddell durante más de 30 años. Sin embargo, desde 2020 comenzó a desplazarse con las corrientes del océano Austral, recorriendo un trayecto que lo ha llevado hasta su posición actual.
Con una superficie que duplica la del Gran Londres, el A23a enfrenta ahora su fase final. La combinación de aguas más cálidas, el impacto de las olas y la acción de las mareas provocarán que la gigantesca placa de hielo se fragmente en bloques más pequeños y, con el tiempo, termine por derretirse.
El doctor Andrew Meijers, oceanógrafo del British Antarctic Survey y codirector del proyecto OCEAN:ICE, señala que la presencia del iceberg encallado no debería suponer un riesgo significativo para la vida silvestre de Georgia del Sur. «A lo largo de los años, muchos icebergs han seguido esta misma ruta y, tras quedar atrapados en la zona, se fragmentan y desaparecen. Sin embargo, la pesca comercial sí ha sufrido afectaciones en el pasado, y la desintegración del A23a en trozos más pequeños podría representar un obstáculo para las operaciones en la región e incluso incrementar los riesgos para las embarcaciones», explica Meijers.
Desde el punto de vista científico, el iceberg ofrece una oportunidad única para estudiar su impacto en el ecosistema marino. El encallamiento y posterior derretimiento de la masa de hielo liberará nutrientes en el océano, lo que podría beneficiar la biodiversidad local al aumentar la disponibilidad de alimento para especies como pingüinos y focas. «Estamos desarrollando varios estudios para comprender cómo los ‘megabergs’ afectan la circulación oceánica, la química del agua y los ecosistemas que dependen de ellos», añade el investigador.Un viaje lleno de fenómenos extraordinarios
El recorrido del A23a ha estado marcado por eventos científicos fascinantes. Durante varios meses a finales de 2024, el iceberg quedó atrapado en una columna de Taylor, un fenómeno oceanográfico en el que el agua giratoria sobre un monte submarino actúa como una trampa, impidiendo su avance. Esta dinámica mantuvo al iceberg girando en un mismo punto, retrasando su desplazamiento hacia el norte.
Ahora, con el A23a encallado en su nueva ubicación, los científicos seguirán monitoreando su evolución y los efectos que pueda generar en el océano y la vida marina circundante.