Entrevista al genetista Lluís Montoliu
«La modificación genética en embriones la necesitamos para muy pocas cosas»
El expresidente del Comité de Ética del CSIC destaca los beneficios de la edición genética, pero para un marco concreto
Cuando se cumplen (el próximo mes de noviembre) cinco años desde que el científico chino He Jiankui creara a los primeros embriones modificados genéticamente, el genetista y expresidente del Comité de Ética del CSIC (2020-2022) Lluís Montoliu es tajante: los riesgos de esta práctica (que es, además, ilegal en muchos países) son ampliamente superiores a los beneficios. Distinto es el caso de la investigación para evitar enfermedades mediante edición genética, un campo en el que espera que se vayan logrando avances a medida que los ensayos clínicos lo permitan.
–¿Qué se puede hacer actualmente con este procedimiento?
–Con la edición genética tú puedes hacer todo lo que quieras que tenga que ver con ADN. Puedes añadir secuencias, puedes borrar, sustituir o fragmentar cualquier modificación genética dirigida que antes era muy compleja ahora se puede hacer. Esto sirve para aprender cómo funcionan los genes, para desarrollar plantas y animales mejor adaptados y que sean más productivos y también para desarrollar nuevas estrategias de terapia génica.
–¿Puede llegarse a imaginar un futuro con edición genética a la carta?
–El papel lo aguanta todo y hay muchos artículos al respecto. Pero no estamos todavía en un mundo en el cual vayamos a elegir las características. Primero porque técnicamente esto es muy complejo. Características como la inteligencia, la altura o incluso el color de los ojos, que nos podemos imaginar como algo muy sencillo, están codificados por centenares de genes, e intentar controlarlos todavía no es posible. Si lo fuera, la pregunta que nos tendríamos que hacer es si deberíamos ponerla en práctica.
Y mi respuesta es no, porque la ciencia lo que tiene que hacer es contribuir a reducir las diferencias entre los individuos. No aumentarlas, no generar una estirpe de sujetos que tengan unas capacidades adicionales respecto a otras. Pero esto es mi opinión; hay otros que piensan de otra manera.
–En cualquier caso, esto ahora mismo está prohibido.
–En España, en estos momentos, la modificación genética de la descendencia en condiciones que diera lugar a niños con su genoma modificado es ilegal. España firmó en 1997 el convenio de Asturias y tenemos dos artículos en el Código Penal que lo prohíben. Si alguien lo hiciera, sería inhabilitado, pagaría una multa y acabaría en prisión.
–¿Y a nivel mundial?
–A nivel mundial hay países en los que esto no es que esté permitido, pero tampoco prohibido explícitamente. Hay países que no han firmado el convenio de Asturias y en los cuales no está recomendado. Por ejemplo, en China en 2018, cuando ocurrió el caso de He Jiankui, no estaba prohibido, aunque tampoco permitido. Había una recomendación de no hacerlo y se hizo. Sucedió lo que sucedió, este investigador acabó creando tres niñas chinas que nunca deberían haber nacido y a raíz de esto ahora China tiene ya una legislación que ya lo prohíbe.
–¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos de esta técnica?
–La modificación genética en embriones realmente la necesitamos para muy pocas cosas. La mayor parte de las enfermedades están asociadas a mutaciones que requieren la presencia de las dos copias mutadas para que se manifiesten. Esto lo podemos evaluar mediante una técnica ya disponible que se llama diagnóstico genético preimplantacional que permite evaluar los embriones mediante una pequeña biopsia y saber si son portadores o no de la mutación. Si lo son, no se implantan, y si no lo son, entonces son los que se implantan. Esto no es una modificación genética. Y para esto no necesitas editar embriones. Lo necesitarías editar en personas que o bien tienen las dos copias mutadas o bien tienen copias que son de herencia dominante (en las cuales con una basta para que se manifieste la enfermedad). En estos pocos casos podría estar justificado.
Lo que la ciencia tiene que hacer es contribuir a reducir las diferencias entre los individuos
En cualquier caso, yo creo que en estos momentos debido a que las incertidumbres son todavía demasiado grandes en función de los posibles beneficios no deberíamos estar utilizando embriones para modificación genética. Lejos de que sea ilegal en España, es que técnica y científicamente no debería hacerse.
–¿Cuáles han sido los avances más recientes en este campo en los últimos años?
–Este año, por ejemplo, se va a aprobar el primer tratamiento para dos enfermedades graves en la sangre (la beta talasemia y la anemia falciforme), que se pueden ahora tratar con CRISPR, con estos tratamientos de edición. Hay también una propuesta de una enfermedad rara que está avanzando muy rápidamente, que es la transtiretina por amileidosis; o la amaurosis congénita de Leber de tipo 10, una ceguera progresiva que también está tratándose a nivel de ensayo clínico. Pero lo más importante es la inmunoterapia del cáncer. Las células CAR-T para los cánceres más recalcitrantes y agresivos como son el mieloma, el sarcoma o el melanoma, que pueden tratarse con diferentes metodologías que incluyen el uso de edición genética para inactivar genes y permitir que el sistema inmune sea más agresivo y pueda luchar más efectivamente contra las células cancerosas.
–¿Qué opina sobre la investigación en terapias para ralentizar el envejecimiento?
–El envejecimiento es algo natural. Lo que todos queremos es llegar a la vejez en las mejores condiciones, no necesariamente vivir más años. Creo que ese no es el objetivo, o al menos no es el mío. Yo lo que creo que a lo que la ciencia tiene que ayudarnos es a llegar a una edad avanzada pero en buenas condiciones físicas y mentales. Si esto se puede hacer para retrasar el deterioro cognitivo, celular y motor y sabemos cuáles son los genes que podemos reactivar porque se hayan silenciado o silenciar porque se hayan reactivado anómalamente, CRISPR podría conseguirlo. Pero esto no es la fuente de la eternidad ni de la inmortalidad. Yo en ese sentido no tengo ningún interés y no creo que sea el interés de la mayor parte de los científicos.