El misterio de las estrellas que desaparecieron en 50 minutos en 1952: «No hay nada que lo explique»
Un equipo con liderazgo español descubre 5.000 objetos que han dejado inexplicablemente de verse en el firmamento
El 19 de julio de 1952, el Observatorio Palomar, en San Diego (California), realizó a las 20:52 horas un cartografiado del cielo que mostraba la presencia de tres objetos brillantes en forma de triángulo. 53 minutos más tarde, a las 21:45, los aparatos del observatorio volvieron a tomar las mismas imágenes, pero esos objetos ya no estaban: habían desaparecido. La razón es un misterio, y hasta el día de hoy la ciencia no ha dado aún con la respuesta.
Un trabajo de investigación internacional liderado por Enrique Solano, del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC), ha descubierto esta anomalía al comparar placas fotográficas antiguas del firmamento con cartografiados similares, pero realizados con herramientas modernas. «Partíamos de la idea de que todo lo que se viera en las imágenes antiguas debería verse también con telescopios y detectores actuales y, por tanto, mejores», cuenta por teléfono a El Debate. Pero no fue así. «Hubo algunos objetos que no veíamos ahora, pero por causas que conocíamos: objetos que se mueven y lógicamente décadas después no van a estar en la misma posición; cosas que no eran realmente objetos, sino otros artefactos; o cosas que simplemente estaban mal en la placa». Tras esta criba, quedaron alrededor de 5.000 objetos desaparecidos, «algunos de ellos –apostilla Solano– más peculiares que otros»: «Hay algunos que están en el límite de la detección y otros que son muy claritos y se ven muy bien».
Ahora mismo no hay ninguna explicación física de por qué hacen esoInvestigador del INTA-CSIC y líder del estudio
Pero sin duda, el caso más extraño y paradigmático son los tres puntos en formación triangular desvanecidos en el lapso de menos de una hora, e inapreciables incluso con el telescopio más sofisticado y apropiado para una empresa como esa, el Gran Telescopio Canarias, en Tenerife. «Podríamos pensar que es un tipo de objeto que varía en brillo, que antes estaba en un máximo y ahora en un mínimo, pero ahí no hay nada», certifica el español, responsable de un estudio en el que también han participado investigadores de EE.UU., Ucrania, Suecia, Suiza y Canarias.
El artículo, publicado en el repositorio virtual arXiv y que verá la luz la próxima semana en la prestigiosa revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, no es concluyente sobre su origen, sino que se centra en plasmar los hechos y dejarlos a merced de los especialistas para que sean ellos quienes investiguen las causas.
No obstante, sí que desliza dos hipótesis, ambas, eso sí, «muy improbables», en palabras de Solano. «La primera es que un objeto de fondo hubiera tenido un momento brutal de brillo y ese aumento hubiera coincidido con la posición de una lente gravitacional y hubiera generado esas tres imágenes y desaparecido al cabo de 50 minutos. Es un escenario que podría haber ocurrido, pero es rarísimo. La segunda es que se trate de un fenómeno que active los tres objetos a la vez y los desactive, pero por la separación triangular entre ellos estaríamos hablando de algo que ocurre muy, muy cerca de nosotros, algo que está en el sistema solar, y eso es algo aún más improbable. No conocemos ningún proceso físico que ocurra dentro del sistema solar que produzca ese aumento de brillo para tres objetos simultáneamente y que en 50 minutos desaparezcan», desgrana. No son hipótesis «robustas», admite, por lo que ahora corresponderá a otros (expertos en lentes gravitacionales, por ejemplo) determinar si llevan o no razón en sus propuestas.
¿Qué eran?
Lo cierto es que por saber, ni siquiera se sabe si eran estrellas u otro tipo de objeto. «Existe una hipótesis de que hay estrellas que en vez de explotar como una supernova, pueden desaparecer, pero nunca se ha descubierto ninguna. ¿Podría esto ser una de ellas? Se desconoce».
El equipo de Solano, que se ha servido de las herramientas de una nueva plataforma llamada Observatorio Virtual para analizar de manera fácil y fluida millones de imágenes y llevar a cabo sus comparaciones («nos permite hacer un tipo de ciencia inviable hasta ahora», detalla), se centrará ahora en analizar los otros 5.000 objetos extraños descubiertos, elaborar una clasificación según su rareza y, si acaso, investigar en profundidad los «segundos y terceros» (después del objeto triple) más interesantes de la lista. «Hay casos de hasta nueve objetos alineados en línea recta y que de repente desaparecen a las pocas horas, y eso tampoco se puede explicar. La mayor relevancia de los resultados de este estudio es que van a permitir que muchos grupos puedan acceder a ellos y estudiarlos desde distintos puntos de vista. Ahora mismo no hay ninguna explicación física de por qué hacen lo que están haciendo», remacha.