Isaki Lacuesta debuta en el Festival de Berlín con su película sobre el atentado de Bataclán
La película Un año, una noche del catalán Isaki Lacuesta, dos veces ganador de la Concha de Oro de San Sebastián, llega al festival alemán
El cine español presentó hoy el primero de los dos films
invitados al concurso oficial del 72º Festival Internacional de Cine de Berlín, con un fuerte recuerdo del atentado al Bataclán de París en 1965 y los efectos que este tuvo en la vida de una pareja de sobrevivientes.
Un año, una noche del catalán Isaki Lacuesta, dos veces ganador de la Concha de Oro de San Sebastián, pero debutante en el concurso berlinés, comienzan con una joven pareja que parece deambular sin rumbo por París.
Ellos son el español Ramón (el actor argentino pero radicado de manera estable en Francia y en el cine europeo, Nahuel Pérez Biscayart, y la francesa Céline (la ascendiente Noémie Merlant). Acaban de salir ilesos del atentado que cobró cientos de vidas de jóvenes como ellos, pero las heridas interiores continuarán sangrando meses y meses.
Lacuesta fragmenta la narración, yendo y viniendo antes y después del atentado, no tanto por necesidades dramáticas, como para dar mayor fuerza a la revelación final, que es la invención mejor de la película. Cada uno a su manera, Céline y Ramón tratarán de reinsertarse en el mundo, Céline concentrándose en su trabajo en un refugio para inmigrantes y Ramón dando rienda suelta a su creatividad, abandonando su promisoria carrera de programador para encarar una nueva vida como profesor.
El tema de la reinserción de las víctimas del terrorismo ha sido objeto de una frondosa literatura, pero Un año, una noche es una de las pocas películas que han afrontado este espinoso tema.
Drii winter (Tres inviernos) del suizo Michael Koch tiene también un tono luctuoso, el de la muerte no solo como interrupción de la vida sino también de las ilusiones y de la felicidad.
En una Suiza rural y remota, lejana de las tarjetas postales y del turismo, una joven lugareña se enamora de un forastero, todo músculo y corazón, y emprenden un camino hacia la felicidad que parecía eterna hasta que la muerte, en la forma de un tumor maligno, la suprime en los tres inviernos del título.
Koch arma su historia con una majestuosa lentitud, espaciada por coros alpinos, que a primera vista puede crispar los nervios del espectador, pero finalmente lo subyuga con esos espacios abiertos, agrestes y solitarios, donde transcurre una vida primitiva solo modernizada por la motorización.
Les passagers de la nuit es el segundo film de Mikhaêl Hers que cuenta una historia familiar de un ama de casa, que se acaba de separar del marido, con dos hijos adolescentes a su cargo, y que debe reinventarse una vida y sobre todo, conseguirse por primera vez un trabajo.
El film está ambientado a principios de la década del 80 del siglo pasado, justo cuando la elección a presidente de François Mitterrand creó ilusiones que luego la realidad se encargaría de desvanecer. Pero ese clima de optimismo se contagia a todo el film y al final queda solo en el recuerdo la actuación de Charlotte Gainsbourg, capaz como siempre,
con su voz queda y suspirosa, elevar la calidad de cualquier película en la que ella intervenga.