'MasterChef 10'
'MasterChef 10' da el gran susto a la favorita Verónica
La publicista salmantina no quiso entregar el pin de la inmunidad y se quedó a un paso de ser expulsada
La soberbia es un mal ingrediente para ser un buen chef. Esa es la conclusión que sacó Verónica Gómez de Liaño de la octava gala de Masterchef 10. Es una de las dos máximas favoritas de un concurso que, como nos atrevemos a pronosticar, ganará una mujer: en concreto, o ella o María Lo. Pero anoche a punto estuvo de irse antes de esa final en la que todo el mundo la ve. Por soberbia. Por creer que su plato era mucho mejor de lo que realmente era y ni siquiera plantearse entregar el pin de la inmunidad.
Dulce inicio
El primer reto de la noche consistió en la elaboración de una tarta nupcial. Los comensales resultaron ser los más exigentes posibles: parejas de novios que preparan sus bodas y la ganadora de MasterChef 8, Ana Iglesias.
Las aspirantes contaban con la receta, trabajaban en pareja y tenían que replicar un postre, no crearlo. Así que no parecía una prueba muy complicada. Pero ya se sabe que, como ocurre a menudo en los toros (y reciente está lo de José Tomás en Jaén para corroborarlo), «tarde de expectación, tarde de decepción». El resultado fue, en palabras de los chefs, un «desastre total». En realidad, lo explicamos abajo, casi total.
La fondant de temática mexicana Adrián y Patricia tenía un aspecto exterior horrible, y aunque el sabor no estaba en consonancia, tampoco era –ni mucho menos– para chuparse los dedos. También fracasaron Yannick, el único de los concursantes especialista en postres, y la invitada Amelicious (MasterChef 9), quienes elaboraron una tarta sin azúcar. A María Lo y David les correspondió una propuesta vegana, con la que se estrellaron, al igual que les pasó a Claudia y Verónica con un fondant con los superhéroes como temática.
La tarta sin gluten del vasco Jokin y del bombero alcarreño Luismi fue la única que quedó rica. Ganaron el reto, y el primero fue elegido como el mejor de la prueba.
Exteriores cacereños
La granja ecológica Los Confites, ubicada en Jarandilla de la Vera (Cáceres), fue la elegida para la prueba de exteriores. El menú, verde, fue cosa de Rodrigo de la Calle, del restaurante madrileño El Invernadero (dos soles Repsol).
Jokin tuvo el privilegio de seleccionar su equipo, que fue el rojo: David, Verónica, Adrián y María Lo. Tonto no es, porque reunió a las dos grandes favoritas (Verónica y María Lo) y a un par de aspirantes potentes como David y él mismo. Tuvieron que elaborar salmorejo de zanahorias en escabeche con requesón y tarta tatin de apionabo con mousse de café y limón. Por primera vez los chefs Jordi Cruz y Pepe Rodríguez lideraron las cocinas, pero de una forma especial: a ciegas. El catalán se vistió de rojo. Su lazarillo fue Verónica, que encadenó varios errores y se acabó bloqueando. Resultó un lastre para su escuadra, al igual que María Lo, que por orgullo no solicitó la ayuda que precisó en momentos de crisis. En todo caso, el capitán reconoció la entrega de todo el equipo.
El conjunto azul lo integraron Yannick, Luismi, Patricia y Claudia, quienes tuvieron que elaborar un tartar de remolacha con flores de aciano y una menestra de verduras. El problema de esta escuadra fue la barcelonesa Patricia, que por su nivel de histeria pegaría más en un programa de Telecinco, a elegir entre Sálvame, Supervivientes o La isla de las tentaciones. En cualquiera de estos espacios se premia muchísimo al que grita, y esto es lo que mejor sabe hacer este muchacha de 32 años. «Aquí las tonterías las dices tú», le espetó a su compañera la catalana Claudia antes del inicio del cocinado, en el que su voz chillona fue el peor sazonado posible. El enfrentamiento verbal entre ellas se repitió más que la cebolla durante la prueba. «¿Es un patio?», preguntó en un momento dado, un tanto indignado el capitán cegado Pepe Rodríguez. No hubo respuesta, pero sí que era un patio. En concreto de un colegio de primaria. El chef amenazó con expulsarlas, y fue a partir de ahí estas dos mujeres temperamentales decidieron obviarse.
A la hora de juzgar llegó la sorpresa. Se les entregaron delantales negros a dos miembros de cada equipo. Del rojo cayeron Yannick y Patricia, que ha roto su idilio con Pepe a base de recibir golpes. «Empieza a ser cansino», dijo del chef al que antes idolatraba esta muchacha que no sabe encajar las críticas. Del azul, Jordi Cruz señaló a María Lo y Verónica, quien tuvo la sensación de que el catalán le buscó las cosquillas desde el principio y llegó a llorar ante uno de sus comentarios.
Jokin volvió a ser el mejor de la prueba, sumando así su segundo triunfo de la gala. Al vasco se le empieza a poner cara de caballito ganador.
Duelo final
La gala se cerró con un homenaje a Paul Bocuse y a uno de sus platos estrella: el «poulet de bresse en vessie». «El pollo se cocina dentro de su propio jugo», empezó explicando el invitado Flo, uno de los ganadores de la última edición celebrity. El resto de los detalles los ofreció el chef catalán Albert Boronat, que tiene incluido este plato en la carta de su restaurante.
De los cuatro que compitieron en la prueba de eliminación, María Lo fue la que empezó más lenta. Con las prisas posteriores, se quemó el brazo y la mano derecha con agua hirviendo. Su «pollo al rojo vivo» –a la muchacha no le falta humor, pues así lo bautizó en honor de su incidencia– resultó un plato jugoso y muy rico.
Del «pollo sueco» de Yannick pidió Pepe Rodríguez el manual de instrucciones, pues los ingredientes no acabaron de encajar y, además, estaba duro de roer.
Verónica no quiso entregar su pin de la inmunidad –es la única que lo conserva– porque estaba muy contenta con su plato. «Minimalismo inexpresivo que no te dice nada», criticó Samantha Vallejo-Nágera. «Le falta un poquito más de entidad», añadió Jordi Cruz. «Hay elementos que no están bien, o no aportan casi nada, y la pechuga, pasada», zanjó Pepe Rodríguez. La favorita encajó el veredicto con lágrimas, y empezó a temer su expulsión.
«Qué destrozo a la hora de sacar la pechuga», lamentó Pepe Rodríguez al saborear el plato de Claudia, otro ejemplo de «minimalismo inexpresivo», según el chef catalán. No obstante, el jurado la salvó en segundo lugar, tras María Lo, indiscutiblemente la mejor de la prueba.
Así que la expulsión quedó entre Yannick y Verónica. Durante la espera, él reía. Ella lloraba. Se marchó el belga, pero en el cuerpo de la salmantina quedó prendido el susto. Y su soberbia se redujo como una de esas salsas que tan bien sabe preparar.