La matemática del espejo
El director que prohibió sonreír a Ana Belén
La actriz y cantante recuerda cómo conoció a Víctor Manuel
Ana Belén (71 años) es Julieta. ¿A estas alturas? Sí. Porque el asunto es que despiertan 50 años después. Y no se reconocen. La obra teatral se titula precisamente Romeo y Julieta despiertan… y el otro protagonista es José Luis Gómez. De esta función habló con Carlos del Amor en el arranque de su entrevista en La matemática del espejo. «He elegido algo que era mi pasión, he podido vivir de ello y sigo trabajando», reflexionó la actriz y cantante.
La conversación se fue a los orígenes. Al concurso radiofónico Vale todo: «Era todo un año pasando etapas. Al final lo gané y el premio eran 12.000 pelas de aquella época. Se lo di a mis padres, y mis padres lo administraron». Cuando empezó a viajar, su madre le dio un consejo que llevó a rajatabla: «Tú te lo pagas todo».
Ha rodado cuarenta películas. La primera le marcó para mal. Su debut en el cine fue Zampo y yo, en 1966. Con 14 años, era la protagonista junto a Fernando Rey. «Para mí fue fantástico, si no hubiese sido porque había un director horroroso. Un director tan maleducado, tan grosero, tan ogro. Para mí era como el ogro malo de los cuentos. Era un señor absolutamente desagradable». «Gritaba todo el rato y a mí no me dejaba reír. Decía que tenía unos dientes que… Que me riera poco, y con la mano en la boca. Terminé la película con un complejo…», recordó. Aún le dedicó otra reflexión a un hombre que nunca llegó a citar: «Estaba acostumbrado a que él era el ombligo del mundo. Era un personaje de otra época. No he vuelto a encontrarme algo así en la profesión». Su nombre era Luis Lucia Mingarro. Es el mismo que dirigió películas de Marisol como Un rayo de luz (1960), Ha llegado un ángel (1961) o Tómbola (1962). Nunca más tuvo un problema en un rodaje.
Del amor también se habló: «Yo lo elegí totalmente. Me declaré», dijo sobre Víctor Manuel. Fue en Galicia donde se vieron por primera vez: «Yo estaba llegando a La Coruña, con una obra que estaba haciendo en ese momento, Sabor a miel. Y en él en ese momento estaba llegando a La Coruña a ese mismo hotel con una gira que estaba haciendo, solo por Galicia, con Julio Iglesias». Era el hotel Atlántico, de la ciudad coruñesa. «Llegué a ese hotel y nos presenta una actriz con la que yo trabajaba entonces en la compañía…».
No lo dijo, pero corría el año 1971. Ella le preguntó qué iba a hacer tras el concierto. Él le explicó que no iban a recalar en la ciudad, que simplemente estaban de paso. «Qué pena, porque nosotros sí estamos aquí en el teatro…», replicó Ana. «No me hacía mucho caso», recordó sobre aquel encuentro. Esa noche se vieron en una discoteca local, Playa Club. La noche se prolongó. Y la chispa saltó.
¿El secreto para seguir juntos 50 años después? «Nunca hemos sido posesivos, y al mismo tiempo hemos mantenido una cierta individualidad. Hemos tenido cada uno un espacio de cada uno que es sagrado».