Ferrer-Dalmau: «Estudiar historia sirve para no repetir errores del pasado y poder emular los aciertos»
El pintor histórico-militar, que acaba de poner en marcha la Fundación Arte e Historia, viaja al pasado desde hace dos décadas para rescatar sobre lienzo el orgullo de de España y el honor de sus ejércitos
«Parece que los españoles nos avergonzamos de serlo. Yo quiero recuperar la otra memoria histórica, la de verdad». Augusto Ferrer-Dalmau (Barcelona, 20 de enero de 1964) libra sus batallas sobre el lienzo desde hace dos décadas. Nacido en el seno de una familia burguesa vinculada al carlismo, su vocación por la milicia y la historia le llevó también, desde muy joven, a pintar esta temática y escribir un libro, Batallón Román, dedicado a los divisionarios españoles en Rusia, para profundizar en el devenir militar de nuestro país. Hoy es un estandarte: gran pintor de batallas, recuperador de la estética de la Milicia y retratista de la mejor Historia de España.
Su batalla está resumida en un libro, Bocetos para la historia, que publicó Espasa. En vez de escoger el nacionalismo catalán o los valores de la izquierda, Ferrer-Dalmau se decantó por recuperar la gloria de una patria, la española, que brilla por sus hazañas bélicas e históricas. El pintor ha inmortalizado la carga del regimiento Alcántara, la batalla de Castillejos, el Camino Español del duque de Alba, el milagro de Empel. También la victoria de San Quintín, la carga de río Igán, la entrada de Hernán Cortés en México y, por supuesto, la Guerra Civil.
Acaba de poner en marcha, junto a Arturo Pérez-Reverte, la Fundación Arte e Historia, una institución con vocación cultural que nace «para promover la investigación y poner en valor los recursos históricos y artísticos de España». Y habla de ello, así como de su carrera como pintor de batallas, con El Debate.
–¿Cuál es la importancia hoy de la difusión histórica?
–Es fundamental hoy, ayer y siempre. Saber quiénes somos, de dónde venimos y conocer nuestra historia no solo es importante, sino que es una forma de conocer el presente. Conocer el pasado nos permite conocer el presente.
–¿Cree que es especialmente relevante hoy, por la situación política y social que atravesamos?
–Hay una carencia en el conocimiento de la Historia en general, y de la nuestra en particular. Especialmente, a nivel educativo: es un problema muy real. ¡La gente no sabe quiénes son los reyes godos!
–¿Pero qué tienen que ver los reyes godos con nosotros hoy?
–De nuevo, se trata de conocer mejor los hechos que ocurrieron. Esto tiene un doble objetivo: no repetir los errores que cometimos, y poder repetir los aciertos.
–Antiguamente, la pintura servía precisamente para enseñar, para ilustrar. En la era de la imagen, ¿vuelve a tener lo visual un papel predominante?
–En realidad nunca ha dejado de tenerlo. Cuando se inventó la fotografía, parecía que las historias iban a dejar de tener la misma función. Y que la pintura iba a perder su función. Y en parte fue así, pero lo que hizo fue mutar, evolucionar. Hoy en día podemos plasmar, registrar e inmortalizar muchos acontecimientos de nuestra historia a través de imágenes, ¡pero hay tantos siglos de los que no tenemos fotografías! Y ahí entro yo: a completar los textos históricos con imágenes, en esta caso pintándolas.
–Está especializado en la pintura histórico-militar. ¿De dónde procede esa afición?
–De lo que acabamos de decir: de querer dotar de imágenes al pasado, para conocerlo mejor. En cada uno de mis cuadros, lienzos, bocetos y dibujos hay muchísima investigación.
–¿No concibe un cuadro sin relato?
–En mis cuadros, no; no tiene sentido separar la historia, porque nacen con ese objetivo, el de dar a conocerla. Hasta un cuadro sencillo, como un jinete a caballo, cuenta con un uniforme, una época, una raza de caballo, un paisaje… ¿Es un jinete de Alcántara o de Pavía? Y si es un cuadro ya de grandes dimensiones, como puede ser El precio de la victoria, de Bailén, pues ese cuadro tiene un contenido detrás: una historia, una batalla, gente, muertos, cifras… Mi pintura es contenido. No es un paisaje. Un paisaje es belleza. Mis cuadros no sé si tienen belleza o no, pero tienen contenido.
–¿A qué artistas admira?
–Tengo una especial devoción por los pintores españoles de estilo realista, sobre todo por Goya y Velázquez, pero también por otros pintores del siglo XIX, por los clásicos franceses y por la pintura rusa.
–¿De dónde nace la necesidad de la idea de crear la Fundación Arte e Historia Ferrer-Dalmau?
–La fundación nació a raíz de un viaje que hicimos Pérez-Reverte y yo a Moscú para conocer el taller Grekov, en el que llevan más de un siglo pintando la historia de su país. Y me di cuenta de que en España necesitábamos algo similar. Ahora se trata de buscar artistas, especialmente gente joven, con ganas de aprender, para crear un movimiento de la historia a nivel nacional.
–¿Cuál será su fin?
–Difundir el arte y la historia. Es un trabajo de investigación. Dentro del estudio, de las asignaturas, hay mucho de investigación, de arqueología, de entender la vestimenta y las costumbres, los peinados, los escenarios… Se trata de intentar conseguir una fotografía exacta de lo que había en ese momento.
–Junto a este proyecto nace también el «Taller de Artistas de Historia». ¿En qué consiste?
–Es un máster, realizado junto a la Universidad Nebrija, que busca enseñar, durante un año, cómo se desarrolla un cuadro histórico.