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El diestro Emilio de Justo es cogido por el toro durante la corrida del Domingo de Ramos, en el coso taurino de Las Ventas, en Madrid

El diestro Emilio de Justo es cogido por el toro durante la corrida del Domingo de Ramos, en el coso taurino de Las Ventas, en MadridEFE

Toros

La encerrona que no fue y el monumento al soldado desconocido

La cogida a Emilio de Justo en el primer toro de su esperada tarde en Las Ventas convierte al sobresaliente Álvaro de la Calle en heroico protagonista del madrileño Domingo de Ramos

Madrid estaba con Emilio de Justo. Sus dos puertas grandes consecutivas en Las Ventas han conseguido que llene prácticamente la plaza en la corrida del Domingo de Ramos. Ovaciones varias en el paseíllo y un Emilio de Justo que correspondía a Madrid.

El torero extremeño no ha especulado ante su encerrona y se ha tirado a morir o matar a su primer toro de la tarde. Tenía otros cinco por delante y después de una faena notable al natural ha arrancado una oreja a costa de sufrir una fea voltereta en la que ha quedado a merced del astado de Pallarés.

Oreja trágica que dejaba en suspenso a Las Ventas al ver cómo el protagonista de la tarde pasaba a la enfermería. Un fuerte golpe en el cuello lo mandaba al hospital y ponía punto final a su gesta.

La tarde sobre la que Emilio de Justo tenía que consolidar su trayectoria ha quedado convertida en todo un canto al pundonor. A la torería de esos hombres, sobresalientes por nombre, destinados a ser meros testigos de la gloria ajena.

Álvaro de la Calle ha tenido que hacerse cargo de la lidia de los cinco toros restantes. Una gesta incluso mayor que la original si se tiene en cuenta que es un espada sin apenas corridas a sus espaldas y menos aún tras dos años de terrible pandemia. Por toriles quedaban por salir animales de Victorino Martín y Palha. Bravo por los valientes.

El segundo de la tarde, el primero para Álvaro de la Calle, ha sido un toro de Domingo Hernández que ha flojeado de salida. La tarde ya estaba enrarecida y el astado no ayudaba a olvidar. El sobresaliente ha alargado su primera faena, ha fallado con el descabello y ha escuchado dos avisos. Con cuajo aguantaba el matador ante el papelón de su vida.

De la Calle comenzó por abajo su faena al excelente toro de Victoriano del Río

De la Calle comenzó por abajo su faena al excelente toro de Victoriano del RíoEFE

Salía el cárdeno de Victorino Martín al albero de una plaza en la que todo había cambiado. Tarde gafada pese al esfuerzo del sobresaliente, heroico, que veía cómo el toro se lesionaba en los primeros compases de la faena. Insistía en alargar el diestro y hasta consiguió sacar algún muletazo digno.

Aguantaba buena parte del público en los tendidos y el de Victoriano del Río, cuarto de la tarde, salía animoso, toro de lío, toro de vuelta al ruedo. Y así lo recibía De la Calle, con una larga genuflexa que prologaba un buen saludo capotero, ¿por qué no? Se lo ponía en largo al picador y respondía este con un tercer puyazo de los que levantan Madrid, que eso también es tauromaquia; y cedía el quite a Jeremy Banti, el segundo sobresaliente, en serio, ¿y por qué no? Y se reponía del golpe la cuadrilla, buena lidia y buenos pares de banderillas. Renacía la esperanza venteña y se escuchaba el runrún de las grandes ocasiones.

Madrid, que estaba con Emilio de Justo, estaba ahora con Álvaro de la Calle. Comenzaba la faena ligando por la derecha y resistiendo al viento, que también quería su cuota. Madrid estaba cariñoso, perdonaba y animaba. Soñaba con De la Calle. No se puede pedir más y los aceros privaron al de Salamanca, quizá, de cortar la oreja. Toro y torero dieron una vuelta al ruedo de desigual categoría. Se daba un homenaje, algo excesivo, nuestro heroico sobresaliente.

El diestro Emilio de Justo se dispone a entrar a matar antes de ser cogido por el toro durante la corrida del Domingo de Ramos, en el coso taurino de Las Ventas

Emilio de Justo entra a matar a su primer toro de la tarde, que acabaría cogiéndoloEFE

Tras la emoción del cuarto, el de Palha devolvió la pesadumbre a la tarde y frenó el ímpetu del matador, que no estuvo cómodo en ningún momento. Pese a todo, dejó una meritoria estocada que se sumará a la colección de recuerdos que quedarán de esta tarde.

Al último de la tarde lo recibió el charro a portagayola, vibraba y temía Madrid. Poco más. El de Parladé no dejó resquicios para postreras esperanzas y la tarde se apagó en la capital. La ovación con la que Las Ventas despidió a su inesperado protagonista no se debe olvidar cuando, en octubre, se resuma la temporada taurina 2022.

El Domingo de Ramos de Emilio de Justo ha sido el del torero desconocido, ese que mantiene encendida una llama perpetua de afición a pesar de la escasez de oportunidades. Álvaro de la Calle ha tenido la suya y debería volver a vestirse de luces en San Isidro. Se lo ha ganado.

Ficha del festejo

Plaza de toros de Las Ventas (Madrid).

Corrida de Domingo de Ramos. Prácticamente lleno en los tendidos.

Toros de Pallarés, Domingo Hernández, Victorino Martín, Victoriano del Río (al que se dio la vuelta al ruedo), Palha y Parladé.

Emilio de Justo como único espada: oreja en el primero y cogida que le impide continuar la lidia.

Álvaro de la Calle, sobresaliente, se hizo cargo de la lidia del resto de toros: silencio, silencio, vuelta al ruedo, saludo en el tercio y silencio. Gran ovación de despedida.
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