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16 de septiembre de 2024

Manolo Blahnik en Madrid durante la presentación de la exposición El Arte del Zapato en 2017

Manolo Blahnik, en Madrid, durante la presentación de la exposición 'El Arte del Zapato', en 2017GTRES

Cincuenta años de los Manolos, los zapatos convertidos en obra de arte

Se cumple medio siglo de la creación de la marca del artista que empezó de niño haciendo zapatos con envoltorios de bombones

Dijo Manolo Blahnik que en su infancia hacía zapatos con envoltorios de bombones para los lagartos que cazaba. Su fijación venía de que consideraba los pies hermosos, casi una rareza, un empezar la casa por los pies, que se convirtió en especialidad y finalmente en arte. Contó con admiración que su madre se inventó unos zapatos con retales de chifón como quien cuenta que la tortilla de patata de la suya es la mejor del mundo. En vez de la tortilla, zapatos con retales de chifón.

Zapatos de Manolo Blahnik durante la Fashion Week de Nueva York en 2014

Zapatos de Manolo Blahnik en la Fashion Week de Nueva York, en 2014©GTRESONLINE

De su padre austrohúngaro destaca su rectitud, por la que, de Santa Cruz de la Palma y las plataneras de la familia, «el paraíso», se marchó a estudiar a Ginebra donde se gastaba el dinero en revistas de moda. A los veintipocos se fue a París a trabajar en una tienda de antigüedades, donde conoció a Paloma Picasso, quien decía que Manolo llevaba una dieta rarísima compuesta de plátano seco, aguacates y Advocaat, un licor hecho de huevo y ginebra.

Londres en los 70

Era un mayo del 68 para un Manolo que se refugiaba en su tienda de las manifestaciones y de las multitudes y de los olores de la gente. Por esto se entiende regular que luego de aquello se fuera al Londres de los setenta donde todo el mundo se lo pasaba mejor que nunca en ningún otro sitio. Pero fue porque los nuevos y mejores diseñadores estaban allí.

La exposición 'El Arte del Zapato'

La exposición 'El Arte del Zapato'GTRES

Joan Burstein, de la boutique Feathers, le dio su primer trabajo en la city, con quien Manolo aprendió el «oficio». Fue la columnista y editora de moda en Vogue y Harper’s Bazaar, Diana Vreeland, quien le dijo «zapatero a tus zapatos» al ver sus dibujos. Quorum Black Magic fue su primera colección, en 1971, en cuyo desfile olvidó poner acero en los zapatos y las modelos no podían caminar.

El primer desfile

Aquel esperpento fue un éxito del que aprendió a hacer cómodos sus zapatos kilométricos, y de aquello pasó a la movida de Cheyne Walk y las fiestas con Mick y Bianca Jagger. Después de la diversión luego casi solo estuvo el trabajo. Dicen quienes le veían trabajar que era increíble verle contar historias sobre el papel mientras diseñaba un zapato. Era el zapato y una literatura sin bloqueos de escritor.

Manolo Blahnik en el 30 aniversario de 'Vogue' en Madrid en 2018

Manolo Blahnik, en el 30 aniversario de Vogue en Madrid en 2018GTRES

Rupert Everett, el amigo gay de Julia Roberts en La Boda de mi Mejor Amigo, entre muchas otras cosas, otro de la troupe de Cheyne Walk, contó que los zapatos masculinos de Manolo eran una versión aún más femenina de los zapatos de mujer. Dice que se compró unas zapatillas de piel de cebra que nunca se ha puesto, como un libro de coleccionista que nunca hubiera abierto.

La tienda original

La tienda original de Manolo en Londres era en realidad como la librería parisina de Sylvia Beach, donde todos los escritores de entonces, como Joyce o Hemingway, se refugiaban. En la tienda de Londres se refugiaba toda la gente de la moda, como Anna Wintour, la hoy todopoderosa editora deVogue, que iba allí con su hijo porque a Manolo no le importaba que descolocara todos los expositores.

Zapatos de Manolo Blahnik en la exposición 'El Arte del Zapato'

Zapatos de Manolo Blahnik en la exposición 'El Arte del Zapato'GTRES

Blahnik fue el primer hombre en aparecer en la portada de Vogue, pero el impulso fundamental de la marca vino cuando Lady Di abandonó los zapatos planos y el tacón bajo para aparecer con unos Manolos. Ya eran los 80 y el mito comenzaba a formarse.

La época de las supermodelos

Los mejores diseñadores estadounidenses recurrían a los zapatos de Manolo para sus desfiles. Era la época de las supermodelos. Naomi Campbell, Nadja Auermann, Carla Bruni, Linda Evangelista… Y Manolo estaba en todos ellos, en los desfiles, incluso en aquel de John Galliano en una casa del siglo XVIII que muchos consideran el mejor desfile de la historia por la calidad y la originalidad de los vestidos… y de los zapatos.

Manolo Blahnik y una parte de la colección de sus zapatos en la Fashion Week de Nueva York en 2014

Manolo Blahnik y una parte de la colección de sus zapatos en la Fashion Week de Nueva York, en 2014©GTRESONLINE,

En los noventa las clientas hacían colas larguísimas para que Manolo les firmara las suelas de sus zapatos, y la serie Sexo en Nueva York terminó de hacer el mito y el imperio. Lo primero que uno ve, además de a Kirsten Dunst, en la estupenda Maria Antonieta de Sofía Coppola, son los zapatos dieciochescos de Manolo.

Cecil Beaton

Tanta exposición terminó por devolver a Blahnik, cada vez con mayor urgencia, a su hogar en Bath, Inglaterra. Fue el límite de su semifalsa extroversión, tras lo que se fue a vivir con su trabajo. Era ya Manolo casi Cecil Beaton, su ídolo desde la niñez, con el que se reconocía en la ilusión por lo que hacía. Cecil hacía fotos, mayormente, y Manolo, zapatos.

Sarah Jessica Parker, protagonista de 'Sexo en Nueva York' muestra unos 'Manolos' en 2011 en Nueva York

Sarah Jessica Parker, protagonista de Sexo en Nueva York muestra unos Manolos, en 2011, en Nueva York©GTRESONLINE

Dicen que andar con esos zapatos es como dar pasos de baile, pero no se sabe si esto es parte del mito. Lo que sí es seguro es que su creatividad proviene del constante consumo cultural, pictórico, arquitectónico, escultórico, literario. Todo lo procesa y todo parte del jardín florido de su infancia canaria, de las flores de su infancia que «trepan» por sus zapatos.

'El Gatopardo'

El hombre que no vive con nadie y que nunca compartió casa con nadie, que no le gusta tener a nadie alrededor a pesar de las apariencias. Que trabaja solo, que no comprende el trabajo en equipo, que no escucha nada más que a su inspiración y se mueve por la casualidad y por El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi de Lampedusa.

Manolo Blahnik (1942) es el artista que vive como un zapatero encima de su taller de zapatos, al que no le importa la fama ni su legado, un legado cultural que cumple 50 años.

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