
Almudena Grandes, en el Festival de Colonia en 2013
El Gobierno da a la estación de Atocha el nombre de la controvertida izquierdista Almudena Grandes
El BOE publicó el pasado sábado la orden de modificación del nombre de la estación de ferrocarril en reconocimiento a la escritora madrileña que falleció el 27 de noviembre de 2021
¿Y por qué no Julián Marías, un nombre sin significación política más adecuado para el centro de transporte ferroviario más importante de España? ¿O Camilo José Cela, premio Nobel y madrileño adoptivo que embarcó en Atocha para hacer su Viaje a la Alcarria? Almudena Grandes no colaboró con la GESTAPO como Louis-Ferdinand Céline, que fue declarado Desgracia Nacional en Francia, pero sí fue (auto) declarada comunista.
En 2019 el Parlamento Europeo aprobó la «Resolución sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa», condenando en ella los crímenes cometidos por los regímenes nazi y comunista a lo largo del siglo XX, donde instaba a los Estados miembros a hacer frente a las organizaciones que difunden discursos de incitación al odio y a la violencia.
De Almudena Grandes, única Hija Predilecta de Madrid, quien llegó a asegurar: «Cada mañana fusilaría a dos o tres voces que me sacan de quicio», el Gobierno de Pedro Sánchez también va a poner su nombre a la estación de Atocha de la ciudad, en una modificación (publicada en el BOE el pasado 19 de noviembre) aprobada por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para «contribuir al legado de la escritora que hizo de la capital una protagonista más de sus obras».
Unas obras que contienen frases como: «¿Imaginan el goce que sentiría al caer en manos de una patrulla de milicianos jóvenes, armados y –¡mmm!– sudorosos?», refiriéndose a una monja violada por el Frente Popular durante la Guerra Civil. Esto lo escribió en una columna publicada en El País. En otra de ellas, en el mismo periódico, consideraba que la matanza de Paracuellos, donde murieron asesinados más de 5.000 hombres, mujeres y niños, también durante la Guerra Civil, fue «una anomalía histórica y moral». Perfectos ejemplos de incitación al odio y a la violencia en nombre del comunismo y en contra de la resolución del Parlamento Europeo.Pietro Mascagni, el compositor de la ópera Cavalleria Rusticana, murió en la indigencia tras haber sido el músico oficial del régimen fascista de Mussolini. Nadie lo ha premiado póstumamente en Italia por ser el autor de una de las obras italianas más internacionales, representadas y reproducidas en el mundo, en el mismo sentido en que sí lo hace, con menores méritos en el caso de la escritora madrileña, el Gobierno español.
Manifestaciones políticas de izquierdas y afirmaciones ofensivas siempre en un solo sentido incompatibles con poner su nombre a la estación de tren más importante de España. La ministra de Fomento, Raquel Sánchez, dijo en marzo estar «convencida de que la España que proponemos es la que ansía la mayoría de nuestros ciudadanos», tras el anuncio de la decisión.
«Lo que sabemos es que el Gobierno quiere dar nombre de mujer a otras estaciones y yo lo que creo es que la virgen de Atocha ya era mujer», dijo entonces la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Una opinión similar a la de su consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, quien afirmó que Pedro Sánchez tiene «poca intención de homenajear a la literatura y sí de abrir paso a las polémicas».
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