El abogado de 'Charlie Hebdo' defiende el derecho a ofender a las creencias religiosas
Richard Malka acaba de publicar El derecho a cagarse en Dios, una versión extendida de su alegato final en los juicios de 2015
Richard Malka, de 54 años, es el abogado de la revista satírica francesa Charlie Hebdo, que en 2015 sufrió un atentado en el que dos hombres armados, al grito de «¡Alá es grande!», irrumpieron en la sede de la publicación con fusiles y mataron a doce personas e hirieron a otras once. En una entrevista concedida a El País, Malka afirma que hay que distinguir a las personas de las creencias porque, en su opinión, no se desarrolla el espíritu crítico de los jóvenes, sobre lo que también afirma que hay una generación completa que no sabe diferenciar la creencia de la persona. Abunda en que no hay obligación de respetar las creencias porque si existiera esa obligación se convertiría en un dogma.
"¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué es esta nueva modalidad de guerra que opone dibujantes con sus lapiceros, profesores con sus pizarras, a fanáticos armados de fusiles o de utensilios de carnicería? ¿Qué es este enredo de ideas, discursos y errores por los que hemos llegado hasta aquí, por primera vez en el mundo occidental desde el fin de la guerra, para que un periódico sea atacado antes de tener que ocultarse en un bunker con una dirección secreta? ¿Quién ha alimentado la bestia esperando ser el último en ser devorado?
«No todas las religiones son violentas»
"Porque siempre ocurre lo mismo: cuando se trata de enfrentarse al miedo, algunos prefieren pactar. Por mi parte, sólo puedo añadir que… Charb (uno de los miembros de Charlie Hebdo) era de los necesarios. Cuando un miembro notable del PCF (Partido Comunista) es asesinado por fundamentalistas religiosos, y la neoizquierda si no justifica el asesinato, sí al menos lo disculpa e interpreta como respuesta a una agresión previa, es evidencia de que bajo la etiqueta de «izquierda» pugnan ahora mismo dos conceptos político-filosóficos antitéticos. Y uno va ganando de calle el espacio político, con la colaboración entusiasta del poder económico y mediático.
«Demasiado bonito para las élites como para ser casualidad. Insisto. Quiero finalizar con el comentario de Richard Dawkins tras la matanza: Gritaron: 'Hemos vengado al profeta Mahoma'. . . . Algún idiota útil dirá que no tiene nada que ver con la religión. No, todas las religiones no son igualmente violentas. Algunas nunca han sido violentas, algunos abandonaron la violencia hace siglos. Una religión claramente no lo hizo».
¿Por qué no tendría yo el derecho a meterme con una creencia que pretende que una mujer no sea igual que un hombre?Abogado de Charlie Hebdo
Este es parte del alegato que Malka hizo en el juicio que comenzó el 20 de septiembre de 2020 (también fueron juzgados los atentados cometidos en un supermercado judío y una comisaría de policía) y duró tres meses luego de los cuales uno de los acusados, Ali Riza Polat, considerado el organizador, fue declarado cómplice de los delitos que cometieron los hermanos Kouachi y Amédy Coulibaly, que murieron el 9 de enero de 2015 tras los ataques.
Sobre el ofensivo título del libro, El derecho a cagarse en Dios, responde en la entrevista a El País: «¿Por qué no cagarse en el comunismo? ¿O en el capitalismo? ¿Por qué no tendría yo el derecho a meterme con una creencia que pretende que una mujer no sea igual que un hombre y que a los homosexuales hay que tirarlos por la ventana? ¿En nombre de qué podría usted impedírmelo?». Considera el abogado que «todo es ofensa, como si fuésemos personas frágiles que no podemos soportar enfrentarnos a quien piensa distinto. Pero ser ofendido es la vida. Si no, vayamos a vivir a una cueva».
Insultar a una persona no está bien
Cree Malka desde una concepción atea del individuo que insultar a una persona «no está bien, porque existe». «Pero insultar a Dios, cuya existencia nunca nadie ha demostrado...», asegura, una subjetividad que no cuenta con que la fe puede ser una parte consustancial al ser. Insultar la fe puede significar insultar a la persona, y eso no está bien, según sus propias palabras. Al cristianismo se le insulta en el Occidente donde nació y no hay fanáticos asesinos que se revuelvan contra ello. El propio autor y abogado afirmó en el alegato y en su libro de sensacionalista título, como se ha citado antes, que «todas las religiones no son igualmente violentas. Algunas nunca han sido violentas, algunos abandonaron la violencia hace siglos. Una religión claramente no lo hizo».