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El ministro de Cultura, Ernest Urtasun

El ministro de Cultura, Ernest UrtasunPaula Andrade

Intelectuales y expertos desmontan la idea de Urtasun de descolonizar los museos españoles

Emilio de Diego, José Luis Mesa, Gabriel Albiac y Jorge Llopis revelan las contradicciones que esconde la futura iniciativa del Ministerio de Cultura

Nadie sabe con concreción a qué se refiere el ministro de Cultura. El sentido de la iniciativa de la descolonización de los museos está claro, el ideológico, pero su puesta en práctica requiere de un mayor esfuerzo que las palabras: plantear un «proceso de revisión de las colecciones que permitan superar un marco colonial» es una frase que queda tan bonita como «garantizar que la ciudadanía pueda disfrutar de una vida cultural plena», en relación a la inminente Dirección General de Derechos Culturales, también una idea en ciernes, pero con más posibilidades de éxito.

El rumbo en general del ministro es ampliamente conocido. Una subversión de lo establecido enmascarada en una sonrisa forjada tras muchas horas delante del espejo y otras muchas en el activismo, esencia de su hacer y decir, mayormente antiespañol, desde su radical (todo es radical en Urtasun, a pesar de las apariencias) rechazo de la tauromaquia, la defensa de los proetarras (socios del Gobierno) manifestado en la defensa de la actriz Itziar Ituño o de la obra Altsasu, su encendida defensa de las lenguas regionales en detrimento de la lengua común, su particular «memoria cultural» o la descentralización de los museos, otra de las patas del mueble pesado de la descolonización:

Emilio de Diego

El Doctor en Geografía e Historia y Doctor en Derecho se posiciona absolutamente en contra de ella. Según el historiador, el proyecto de descolonización dificultará el conocimiento ya que no potencia la investigación. «Si aplicamos esta política en todos los museos, también habría beneficiados», y solamente produciría una situación cultural crítica.

La política de Urtasun es antiespañola, «borrar la huella de España en la América española es una aberración». Destaca De Diego que este nuevo Ministerio hace una política ideológica, alegando que la comparación de España con Bélgica, la que equiparaba la conquista de América y la Hispanidad con el colonialismo salvaje en El Congo, no busca la veracidad, sino un discurso plenamente ideológico.

Jorge Llopis

Para Jorge Llopis Planas, historiador y director de la revista Pecados del arte, la propuesta es un desafío político, ya que en nuestros museos, afirma, «hay poco que descolonizar». También se refiere a la polémica sobre el Tesoro de los Quimbayas de la que asegura que carece de lógica, ya que fue un regalo a la Corona española. En este caso, «todas las piezas que España malvendió en el pasado también deberían ser devueltas».

Llopis considera la entrada en estas dinámicas un movimiento para «apuntarse al carro de la descontextualización histórica». Considera que la política de Urtasun es «errática» debido a las propuestas ideológicas y no de gestión, «que es lo que debería hacer el Ministerio», aclaró Llopis. A su vez, pide a Patrimonio la reclamación, «al menos en papel firmado, de las piezas que nos han robado (más de mil piezas entre el Louvre y el Met)».

Tesoro de los Quimbayas

Tesoro de los Quimbayas

Gabriel Albiac

Para el escritor y filósofo la descolonización de los museos se pueden resumir en «una declaración de barbarie». Los museos, para Albiac, «nacen como ámbito para conservar y preservar la cultura» y estas ideas son contrarias a la definición. «Un ministro que se plantea esto es lo peor que le puede suceder a la cultura», afirma el columnista de El Debate.

Sobre los términos «colonias, provincias o territorios de ultramar», Albiac considera el asunto una «polémica muerta», y señala que «lo esencial es que la América de lengua española es depósito de cultura para España, y la lengua es el mayor patrimonio que se puede otorgar».

José Luis Mesa

El historiador defiende el papel de los virreinatos y provincias en el Imperio Español, que no se pueden comparar con las colonias conquistadas para su explotación: «No hemos sido ni Francia ni Inglaterra, no hemos saqueado como ellos». Por otro lado, señala Mesa que muchas piezas museísticas han sido regaladas y por lo tanto «habría que preguntar a Urtasun si también tenemos que devolver el Templo de Debod».

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