Diez palabras cuyo origen no es español aunque lo parezca
Del italiano el español ha cogido «gamba» o «mina», por ejemplo. «Pierna» y «mujer», respectivamente, en la lengua de Dante
Parte de la riqueza del español es su capacidad para asimilar términos de otras lenguas. No hay un idioma en el mundo con un talento igual. Es el romance de ser lengua romance, proveniente del latín. La base es la lengua romana que ya no se usa, completada con las añadiduras de la historia.
Casi podemos reconocer todas las palabras que vienen del árabe porque nos han enseñado las raíces y las señales para identificarlas. El «al-» característico es una muestra. Los arabismos como almohada, alubia o alférez. Pero, ¿y «joroba»? Pues también, que viene del original «hadabah». Y «sorbete», que viene de «sarbah», como «elixir» es la adaptación de «al'iksīr».
Del italiano el español ha cogido «gamba» o «mina», por ejemplo. «Pierna» y «mujer», respectivamente, en la lengua de Dante. Y si cree que «joya», «jamón» y «peluche» son españolas como Cervantes, en realidad hay que decirle que son francesas como Balzac, de «joie», «jambon» y «peluche», igual en este último caso.
Y para mayor opulencia y lejanía está el curioso ejemplo de «chicle», que viene del náhuatl «tzictli», la misma lengua de donde procede «aguacate» que en el idioma indígena significa «testículo», otra vez curiosa etimología y curiosa forma física que certifican la exuberancia del español.