
Factum Foundation se ha marcado como misión recuperar algunos de los grandes monumentos de la humanidad perdidos
La tecnología permite recuperar grandes monumentos perdidos o en peligro
Factum Foundation, organización encargada de preservar, digitalizar y reproducir grandes obras de arte de la humanidad, se ha propuesto reproducir monumentos históricos en riesgo de desaparición o ya perdidos
La Fundación Factum, que trabaja en proyectos de conservación, digitalización y reproducción de obras de artes patrimonio de la humanidad, se ha propuesto recuperar grandes monumentos perdidos o en peligro y hacerlos accesibles al gran público.
Monumentos de la categoría de los colosos romanos, como el de Constantino, del que se ha perdido un 80 % de la estatua original, la tumba del faraón Tutankamón, prácticamente inaccesible, o esculturas de Bernini, son algunos de los monumentos replicados por Factum en su larga lista de proyectos exitosos.
«El objetivo es garantizar la conservación del patrimonio de las grandes ciudades y lugares de todo el mundo, así como del patrimonio en zonas de riesgo. El secreto está en que los objetos que fabricamos deben ser idénticos a los del museo, tanto para los expertos como para el público en general. Si no es idéntico, hemos fracasado», asegura su fundador, Adam Lowe, en una entrevista con Efe.
Para hacer de nuevo realidad estas obras de arte y hallazgos arqueológicos, Lowe instaló su fundación en Madrid, y le dotó de la última tecnología en una gran nave industrial para poder digitalizar y reconstruir las piezas de arte y restos arqueológicos mediante procesos de verificación digital de la obra.Modelos que una vez digitalizados con inteligencia artificial y técnicas de fotogrametría se transforman en imágenes y datos susceptibles de ser fabricados de nuevo con una precisión milimétrica y todo lujo de detalles gracias a tecnología de impresión 3D o reconstrucción con moldes.
Reproducciones que son exactas al original, y es que «el objetivo es verificar, no falsificar. Los datos que registramos se ponen a libre disposición con fines educativos y de conservación», destaca Lowe.
La tecnología para mejorar el arte
En la fábrica de la fundación se almacenan decenas de obras en proceso de reconstrucción. Enormes partes de un coloso, pinturas de clásicos del renacimiento o piezas arqueológicas.
Otras obras permanecen ocultas para no desvelar su estado, bien por ser encargos confidenciales o por encontrarse aún en un estado inicial.
La fundación aspira a tener registradas las mayores obras de arte de la humanidad y reproducirlas para que todo el mundo tenga acceso a ellas en condiciones, en muchos casos, mucho más favorables que las actuales.
«Creo que nuestro objetivo es el futuro de los museos, que puedan ofrecer un acceso privilegiado a las obras, no sólo detrás de un cristal o a kilómetros de distancia. Si piensas en los museos ahora, tienes que hacer cola, están llenos de gente. Es muy difícil ver algo», añade Adam Lowe.
En su taller multidisciplinar de Madrid construyen piezas de todo tipo, como el monumental coloso del siglo IV del emperador Constantino de 13 metros de altura del que apenas se tenían en la actualidad 10 fragmentos conservados en los Museos Capitolinos de Roma.
«El mayor reto fue reconstruir el resto de la figura que faltaba y que supone un 80 % de la escultura total». Un trabajo en el que han empleado cerca de seis meses y para lo que usaron herramientas digitales y programas de modelado 3D, «perfectos para poder mover piezas súper pesadas sin gravedad», asegura por su parte a Efe la experta en modelaje 3D de la Fundación, Irene Gaumé.
La reconstrucción se realiza mediante un sistema de referencias con esculturas parecidas de la época que se encuentran en mejor estado, con lo que en el caso de la reproducción de Constantino, se fueron adaptando elementos de otros colosos en las partes que le faltaban al gigante romano.
Paso a paso el proceso es, primero, digitalizar e imprimir en 3D los modelos para, posteriormente, iniciar la reconstrucción con materiales lo más parecido posible al original: «Si una pieza es de piedra, intentamos que la piedra sea lo más parecida posible, de mármol, de bronce... Ese es básicamente nuestro trabajo. Nosotros le damos la pieza acabada al museo o al cliente», añade Gaumé.
Un trabajo de digitalización en tres dimensiones que habría servido para restaurar con todo lujo de detalles y de forma sencilla partes destruidas de la catedral de Notre Dame antes del incendio y otras obras de arte en zonas en conflicto de las que no se tenía un registro y que se han perdido para siempre.
«Mientras los talibanes estaban destrozando unos leones alados en Mosul, nosotros estábamos replicando otros aquí» asegura Juan Carlos Andrés Arias, jefe de Taller y uno de los encargados en convertir los modelos 3D en esculturas reales.
Con el objetivo de preservar, proteger y difundir, la fundación no se pone límites y cuenta con infinidad de proyectos arqueológicos en cartera a lo largo de todo el mundo, como la cueva sagrada de Kamukuwaká (Amazonía brasileña), el San Sebastián de Bernini o una parte de la cámara mortuoria del faraón Seti I.