La delicada «higiene» habitual del 'David' de Miguel Ángel
La escultura del genio del Renacimiento se limpia cada dos meses y de ello se encarga una sola persona, la restauradora Eleonora Pucci
El David de Miguel Ángel «se baña» cada dos meses. Y la encargada de «llenar la bañera» es siempre la misma persona, la conservadora Eleonora Pucci. El día de limpieza es un día especial en la Galería de la Academia de Florencia, que se cierra para que su cuidadora personal se suba a un andamio y observe el bloque de mármol de Carrara convertido en uno de las más grandes obras de arte de la humanidad.
«Una forma de respeto»
"Una estatua a la que no le quitan el polvo con regularidad, y que si uno la mira de abajo hacia arriba, ve una especie de pelusa, no es bonito y no es digno de la obra de arte que conservamos en este museo”, explica la directora del museo, Cecilie Hollberg a El espectador. Asegura que la limpieza del David es «una forma de respeto, una forma de dignidad que queremos darle a cada obra de arte».
Después de la observación precisa vienen las fotografías. Y luego la primera parte de la ducha consiste en la aspiración (con un aspirador) del polvo adherido al coloso para que no parezca gris y apagado. Lo siguiente es un cepillado milimétrico y cuidadoso, parte por parte y miembro por miembro.
«Es un trabajo muy delicado que requiere mucha concentración y una inspección minuciosa, centímetro a centímetro, para controlar el estado de conservación de la obra que, por otro lado, está en muy buen estado», afirma Hollberg.
Filtros y sensores
Las partes lisas de la escultura son más fáciles de limpiar que las más rugosas, y los filtros especiales del sistema de climatización han reducido a la mínima expresión las partículas del aire. También unos sensores ayudan a controlar los niveles de temperatura y humedad para que el vencedor de Goliat imaginado por Miguel Ángel siga existiendo a través de los siglos en la Galería de la Academia, la casa «con baño» y todas las comodidades que fue construida para él.