La delirante clave de la descolonización entre los expertos de Urtasun: «Cuestionar el sentido común»
La Universidad Oberta de Cataluña es una de las instituciones que mediante un nuevo lenguaje alejado de la Historia, tratan de justificar un nuevo relato a través de la ideología
Parece ser que se trata de descolonizar como sea. Descoloniza como puedas sería el improbable y delirante título de una película sobre el tema dirigida por los míticos hermanos Zucker, responsables de la absurdamente genial Aterriza como puedas. Pero lo absurdamente descolonizador en la España sin colonias se lo están tomando en serio determinados profesores e historiadores, quienes rebuscan en la forma de hacer seria una película disparatada.
«Entidades científicas de colonización»
La Universidad Oberta de Cataluña (UOC) es una de las instituciones puestas a la tarea. En su propia página web describe, en palabras de María Iñigo, profesora e investigadora de los Estudios de Artes y Humanidades, todas las partes del guion pergeñado para acometer tan fantástica tarea. Dice Iñigo que «Desde el siglo XIX, los museos se han conformado como entidades que han ayudado a la creación de los discursos nacionales», que son «espacios de representación nacional», es (mucho) decir: de la colonización.
Esto es un poco como si la primera piedra ya estuviera puesta y a partir de ahí, a seguir, como si fueran las construcciones de aquel arquitecto horrible de Astérix y Cleopatra, cuyos edificios se derrumbaban tras el precario equilibrio, pero dándole la apariencia cerrada del mismísimo Monasterio de El Escorial. Asegura la investigadora que los museos arqueológicos, etnológicos y antropológicos son «entidades científicas de la colonización» y algo más: los define como «trofeos de la propia narración».
Conceptos que ocultan prejuicios
Aquí la imaginación juega un papel se diría que trascendental si estuviésemos hablando (se espera que nunca lo sea) de algo como tal. Iñigo ya entra en materia diciendo que «La naturaleza de los museos es colonial en sí misma, especialmente cuando va vinculada a una tradición de los discursos nacionales modernos». Hasta aquí, por el momento, no se ha asistido a ninguna actividad historiadora, que es lo que se requiere o debería requerirse, sino a una actividad imaginativa e ideológica, aunque este segundo aspecto aún está por llegar con mayor énfasis.
La investigadora de Estudios de Artes y Humanidades revela los secretos (y tanto) de cómo entrar a fondo en la descolonización: «Se deben revelar las formas en que estas narrativas o conceptos culturales ocultan prejuicios, entender con qué discursos y pretextos se están perpetuando y cuestionar lo que muchas veces está instalado en nuestros imaginarios culturales como sentido común».
«Interrogar los imaginarios culturales»
Cuestionar el sentido común puede que sea una de las aportaciones más alucinantes de la profesora de la UOC: «Tenemos que interrogar nuestros imaginarios culturales y nuestras narrativas sobre cuestiones que se dan por sentado como sentido común», ante lo que cabe preguntarse qué prejuicios hay en exponer objetos y obras, independientemente de la cultura de la que provengan. El amarre a esta idea lo pone la experta, en el mismo sentido que el ministro Urtasun, en las descolonizaciones en Europa. Una generalización que no puede trasladarse al caso particular de España (incluso de otros países), pero aún así se generaliza.
A Iñigo le parece «muy interesante», por ejemplo, el caso del Museo Nacional de Culturas del Mundo holandés, encargado de gestionar el conjunto de las colecciones etnográficas de los Países Bajos, donde dicen que se «investiga» el origen de sus colecciones para restituirlas, por lo que cabe pensar que si la «investigación» consiste en cuestionar el sentido común, parece razonable que incluso se obvie tal investigación y directamente se restituya todo lo en potencia restituible una vez suprimido (ellos, Iñigo más concretamente, dicen «cuestionado») dicho sentido común.
Todo dirigido a «cambiar la narrativa», que es el objeto no solo cultural, sino social de la Europa «woke» que se mofa de los cristianos (eso sí que es «cuestionar el sentido común»), en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos.