Oriente se ha convertido en un objeto de deseo y temor en la pintura, la literatura y el cine
La Universidad de Navarra organiza un seminario para intentar superar las respectivas narrativas cerradas de Oriente y Occidente
La sede madrileña de la Universidad de Navarra acogió ayer la presentación del seminario «Orientalismo y Occidentalismo, miradas cruzadas», organizado por su Instituto de Cultura y Sociedad, cuyas primeras diez sesiones se celebrarán entre septiembre y noviembre.
Según sus promotores, «la propuesta busca estudiar cómo Occidente y Oriente se han visto, explicado y representado mutuamente, y analizar los discursos que se han producido, especialmente a raíz de la descolonización y los consecuentes cambios en la identidad de las naciones».
Alegan, asimismo, que «esta situación ha generado una pluralidad de narrativas, en las cuales se enmarcan relatos de enfrentamiento y polarización» de la que resulta una herida que «ha propiciado la eclosión de nuevas narrativas históricas y la reaparición de los esencialismos de una forma más atomizada y anárquica».
Se trata, pues, «de superar un binarismo narrativo mediante una profundización en el estudio de las imágenes y los discursos que ofrezca una apreciación sutil de los relatos históricos e identitarios».
De ahí que resulte imprescindible empezar aclarando conceptos. Los promotores definen el orientalismo como la «observación y representación de Oriente desde una perspectiva occidental», y se apoyan en Edward Said para añadir que el orientalismo también implica «retratar el Oriente desde una mirada europea jerarquizadora: así, Oriente deviene [para los Occidentales] en lo subdesarrollado, bárbaro y extraño», sin olvidar que esta enunciación sobre Oriente implica, casi a modo de corolario, una definición de Europa entendida como lo opuesto los rasgos de Oriente».
Esta definición supone, asimismo, que el término Oriente «no corresponde a ninguna realidad geográfica concreta que pueda considerarse como 'hecho natural'», por lo que Oriente sería, a grandes rasgos, «las tierras y gentes situadas al este de Grecia, una esfera cultural imaginaria que señalaba lo ajeno a Europa».
En cuanto al Occidentalismo, viene definido por los promotores del seminario como «la mirada y proyección de Oriente a Occidente», es decir, «miradas simplificadas o estereotipadas de la historia, los valores y la sociedad occidentales por parte de las sociedades no occidentales».
Una perspectiva que sirve para que los regímenes autoritarios en Oriente Medio y Asia puedan desatar toda su propaganda antioccidental y así, «poder preservar sus modelos sociales y políticos contrarios a los derechos humanos y vejatorios para sus poblaciones».
Una distorsión que ha desembocado en que Oriente se haya convertido en «un espejo en que en el que se ha mirado un Occidente inseguro acerca de sí mismo».
Un motivo podría ser la pervivencia en Occidente del relato de Herodoto «que ha servido para dar sentido y seguridad a la identidad occidental», convirtiéndose Oriente en «un objeto de deseo y temor en la pintura, la literatura y el cine».