El Thyssen renueva su ciclo de 'performances' de mujeres con un adefesio indigenista y Van Gogh como víctima
Rojo descolonial en la pintura de Vincent van Gogh es el título de la «creación» de la mexicana Gloria Godínez que abre la nueva temporada Visión y presencia del museo madrileño
El feminismo, el indigenismo, el colonialismo, la inmigración o el ecologismo son las motivaciones ideológicas, que no artísticas, de Visión y presencia, el ciclo de performances y conferencias que en 2025 cumple su cuarta edición en el Museo Thyssen-Bornemisza.
El Thyssen y la ideología
Con la pinacoteca madrileña colabora en este proyecto la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, la misma que puso los fondos públicos, de los contribuyentes, en torno a medio millón de euros, para el última pabellón español en la Bienal de Venecia, cuya protagonista fue la artista peruana Sandra Gamarra y su propuesta a favor de la leyenda negra española.
El mundo del «arte» contemporáneo es un pañuelo, y entre antiespañolismos, descolonialismos, feminismos y demás motivaciones políticas, al final todos acaban encontrándose. También lo harán en Rojo descolonial en la pintura de Vincent van Gogh, la performance de la mexicana Gloria Godínez donde el Thyssen vuelve a alinearse con la ideología. No hay que olvidar que su director, Guillermo Solana, ya se alineó en las filas del Sumar de Urtasun.
El argumento de la muestra en cuestión reza delirantemente así: «Esta performance de Gloria Godínez es también una acción sonora que expone el origen de la grana cochinilla en el México precolonial y su traslado a las Islas Canarias. La ruta migratoria – que la artista comparte con el insecto– se narra en castellano y zapoteco, con testimonios que ha recogido de los protagonistas actuales del cultivo para visibilizar la historia material del rojo: millones de personas cultivando el insecto, la preparación tintórea y las rutas comerciales a través de los siglos».
Y continúa: «En diálogo con la obra de Van Gogh en el museo, la pintura del neerlandés constituye un caso excepcional en su época debido al enorme número de piezas en las que utilizó la grana en yuxtaposición de su complementario, el verde; no hay un giro decolonial en su obra, el rojo no exalta la idea colonial del lujo y poder que tuvo en la pintura de entre los siglos XVI y XVIII».
Van Gogh y un insecto
Pobre Van Gogh metido a estas alturas en colonialismos alucinantes. ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver el genio holandés con el colonialismo? Cabría incluso decir por el amor de Dios. ¿No podía haber nada más alejado y más impropio y más absurdo que secuestrar a uno de los pintores más famosos de la historia para relacionarlo con la grana cochinilla, con un insecto, por mucho que este se use como tinte o pigmento?
El disparate lo cuentan los mismos promotores y no va ser el último. En menos de un mes llega la segunda performance donde un grupo de mujeres se contorsionan «para construir un nuevo imaginario del cuerpo de las mujeres», pero de esto ya se dará cuenta en su momento.