Los escritores que el Papa sugiere leer para calmar el estrés, la ansiedad y prevenir el deterioro cognitivo
En su reciente carta sobre el papel de la literatura, el Pontífice cita algunos de sus autores de referencia e invita a leer sus obras
Marcel Proust, C.S. Lewis, Jorge Luis Borges o T.S. Eliot son algunos de los escritores que el Papa Francisco cito, y cuyas obras recomendó, en su reciente carta sobre el papel de la literatura en la formación de futuros sacerdotes y de cualquier cristiano.
En su carta, el Pontífice lamenta que en ocasiones se reduzca la literatura a un mero entretenimiento, desdeñando el poder que tiene para el desarrollo de la persona y su madurez intelectual y espiritual.
«Puede ser que esa lectura consiga abrir en nosotros nuevos espacios de interiorización que eviten que nos encerremos en esas anómalas ideas obsesivas», destaca el Papa en su carta.
«La literatura tiene que ver, de un modo u otro, con lo que cada uno de nosotros busca en la vida», añade más adelante.
«Ayuda a adquirir un vocabulario más amplio», «a desarrollar diversos aspectos de su inteligencia», «estimula la imaginación y la creatividad», «mejora la capacidad de concentración, reduce los niveles de deterioro cognitivo, calma el estrés y la ansiedad».
Aunque el Obispo de Roma rechaza la lectura por obligación –«no hay nada más contraproducente que leer algo por obligación»–, sí recomienda, mediante la selección de sus citas, algunos libros de los autores antes citados, y otros.
Del gran escritor argentino, Jorge Luis Borges, el Papa Francisco sugiere el libro Borges oral, una recopilación de cinco conferencias pronunciadas por el escritor.
Recoge el Papa el consejo que el escritor argentino daba a sus estudiantes de sumergirse en la literatura dejando en un segundo plano los comentarios críticos y centrándose en captar las ideas.
Reconocía Borges que al principio la lectura podría resultar compleja, pero que lo importante era escuchar «la voz de alguien», una expresión que el Papa selecciona como definición de literatura: «escuchar la voz de alguien».
Se explaya de forma particular el Santo Padre con C.S. Lewis. Del autor de Cartas del diablo a su sobrino destacó el entusiasmo literario que el británico converso al cristianismo dejó plasmado Un experimento de crítica literaria.
«Al leer buena literatura me convierto en un millar de hombres y sigo siendo yo mismo. Como el cielo nocturno del poema griego, veo con miles de ojos, pero sigo siendo yo quien ve. Entonces, como en la fe, en el amor, en acción moral y en conocimiento; me trasciendo a mí mismo, nunca realmente soy más yo que cuando lo hago», decía C.S. Lewis.
Cita también el Pontífice a T.S. Eliot, el poeta católico estadounidense Premio Nobel de Literatura en 1948. Del autor de La tierra baldía, cita el Papa su ensayo La idea de una sociedad cristiana, donde describe el cristianismo como una forma de vida para el pueblo.
De hecho, de él dice el Papa que «ha definido justamente la crisis religiosa moderna como una crisis con una ‘incapacidad emotiva’», lo que subraya la necesidad de buscar referentes en la contemporaneidad.
A quien más tiempo dedica el Papa es a Marcel Proust. Del Novelista francés que cambió la literatura del siglo XX con En busca del tiempo perdido destaca su descripción de la literatura como «un telescopio» que se enfoca «en los seres y en las cosas, imprescindible para concentrarse en la gran distancia que lo cotidiano traza entre nuestra percepción y el conjunto de la experiencia humana».
Se refiere asimismo el Papa en su carta a la correspondencia entre el poeta, novelista y autor teatral francés Jean Cocteau y su compatriota el filósofo católico Jacques Maritain.
Decía Cocteau a Maritain que «es necesario salir de uno a través de la literatura; sólo el amor y la fe nos permiten salir de nosotros mismos».
Por último, habla el Papa del poeta rumano Paul Celan y su antología de aforismos Microlitos. «No podemos renunciar a escuchar las palabras que nos ha dejado el poeta Paul Celan: ‘Quien realmente aprende a ver se acerca a lo invisible’».