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El significado literal de la palabra es "despertó", el pasado de “wake”, que significa despertar

El significado literal de la palabra es «despertó», el pasado de «wake», que significa despertar

Carta a un joven woke

Por qué las buenas intenciones de los justicieros sociales se ven desmentidas por los hechos y por las múltiples contradicciones de su ideario

Querido activista woke desconocido. Créeme, me esfuerzo por entenderte. Soy consciente de que al fondo de tus creencias hay seguramente buenas intenciones. A fin de cuentas, todo tu movimiento gira en torno a la defensa de las minorías, los olvidados, las víctimas… Suena bien, cómo negarlo. Y seguro que hace que te sientas en el lado correcto de la historia, moralmente superior. Incluso más listo que los demás, al ser capaz de vislumbrar 'realidades' que los demás no vemos, como el heteropatriarcado opresor o el racismo sistémico. Te escribo para explicarte por qué creo que estás equivocado, aunque yo sea un boomer (creo, me pierdo en los registros generacionales y sus códigos) al que con toda probabilidad no leerás, y, de hacerlo, no le harás ni caso.

Te sientes seguro porque allá por donde vas, casi todo el mundo parece darte la razón. No sólo tus compañeros de fatigas, o el mundo progresista, sino incluso opinadores y periódicos de derechas; no son pocas las veces que asumen tu lenguaje y tu interpretación de la realidad, ya sea dando por hecho el machismo estructural o el catastrofismo climático. Muchos se arrodillaron tras el trágico asesinato de George Floyd y la mayoría se sumaron al coro de los fervorosamente indignados frente a sucesos escasamente relevantes en realidad, como el ‘pico’ de Rubiales o el jolgorio sexual estudiantil en un colegio mayor.

Para colmo casi todas las series que ves, en mayor o menor medida, asumen sin discusión una parte importante de tu visión del mundo. Y muchos de los artistas y gentes del mundo de la cultura (la inmensa mayoría de los que hablan) también piensan como tú, o parecido. ¿Por qué deberías tener dudas si tantos te dan la razón? Te diría que todo ello revela que vives en una burbuja, y que hay una realidad, incómoda, más allá de tantas falsas certezas y coincidencias, pero prefiero ponerte un ejemplo. Sin ir más lejos, la serie 'Hacks' (Max) recientemente galardonada con el Emmy a la mejor comedia. Es decir, un producto nada marginal.

Antes de seguir aclararé que la serie, explícitamente woke en muchos aspectos, merece la pena verse al margen de esa condición; la relación entre la cómica veterana y la joven escritora de guiones es compleja y está llena de matices. El problema, a los efectos de esta carta que te escribo, es que toda la historia (desde los personajes principales hasta los más humildes secundarios) transcurre en un universo sociológico demócrata, progresista. Con todas las variantes y matices que se quieran dentro de ese mundo, pero con un elemento común: la mitad de Estados Unidos, la mitad derechista, está ausente del relato. Lo están las personas, sus puntos de vista y sus preocupaciones vitales.

Nos damos cuenta casi al final de la serie, justo cuando aparece en la trama el único personaje identificado como republicano, porque su presencia golpea

como un meteoro. El personaje es una jugadora de golf voluptuosa (Christina Hendricks) frente a la que cae rendida Ava, la joven guionista woke, de inclinaciones lésbicas. En la frustrada escena sexual entre ambas, la mujer republicana es presentada como una hipócrita, una pervertida y una clasista, pues su única intención era tener relaciones con una mujer de clase baja para orinarse sobre ella. Me gustaría que reflexionaras un poco sobre esto. Vosotros, los que exaltáis la importancia de la ‘visibilidad’ para las minorías, no tenéis empacho en ocultar a la mitad de la población. Y no sólo eso, sino que vuestra preocupación por los clichés y los prejuicios (de la que la propia serie se hace eco) no se aplica a los rivales políticos: con ellos caben las caricaturas más grotescas.

En este primer ejemplo creo que se intuye ya uno de los problemas del mundo woke: la contradicción entre los principios y los hechos. O, si prefieres, el contraste entre los valores que se reivindican para unos y los que se aplican a otros. Los conflictos, sin embargo, no terminan aquí, sino que afectan al núcleo mismo de las ideas que dices defender.

Es posible que, entre los aspectos del mundo woke que más te atrajeran, está su rechazo del individualismo galopante de nuestro mundo. Y también la reivindicación de identidades colectivas que nos recuerdan que somos seres comunitarios, ligados a otros. Comparto esa preocupación, y me encantaría creer que el wokismo ha encontrado una 'tercera vía' entre ese exceso de ego (que en nuestro mundo ha derivado en puro narcisismo pueril) y el viejo colectivismo despersonalizador y aniquilador que tanto ha practicado la izquierda en el pasado. Pero me temo que no es así.

Las identidades grupales que el wokismo proclama, ligadas a cuestiones como el sexo (hombres/mujeres), la raza o las inclinaciones sexuales, son identidades rígidas que niegan la pluralidad en su interior, como saben bien las mujeres que no comulgan con los dogmas del feminismo de género, y que son descalificadas como 'abejas reina'. O como les ocurre a esos homosexuales que rechazan las políticas promovidas por las asociaciones LGTB+ y que son apartados y despreciados. Las identidades colectivas que necesitamos reivindicar son aquellas que nos unen más allá de las diferencias (como las fiestas populares o la patria) no las que nos atrincheran en ellas para convertirlas en munición para un combate político despiadado contra los otros.

Debo advertirte, además, que la piel fina que muchos de los tuyos evidencian puede verse como una forma de narcisismo, de autoafirmación de la propia sensibilidad por encima del resto del mundo. Algo que es aún más explícito cuando, además, se intenta imponer a los otros unas limitaciones abusivas en las formas y el lenguaje. Pretender imponer la percepción que las minorías tienen sobre su realidad al resto de la sociedad, incluso si ello es fuente de conflicto, no encaja con mi idea de lo comunitario como lugar de encuentro y de afirmación colectiva sin negar lo individual.

Con todo, el ejemplo mayor está en uno de los pilares del movimiento woke, la filosofía queer; o la revolución trans, como la llaman otros. Proclamar el derecho de las personas a construir su identidad al margen, e incluso en contra, de sus propios cuerpos, sin ningún límite biológico ni cultural, es probablemente el mejor ejemplo de antropología ultraliberal.

Lo explica el filósofo marxista italiano Diego Fusaro: «Es significativa la exaltación mediática permanente de las personas transgénero en la sociedad de mercado: el capitalismo no tolera la existencia de reglas y normas fijas, ni siquiera las naturales, porque su esencia hoy es la desregulación. El capitalismo de hoy ya no es autoritario, sino anárquico y de consumo liberalizado, como Pasolini ya había comprendido. El transgénero es celebrado como la quintaesencia del individuo anarquista que rompe todas las fronteras y que también representa la esencia de un capitalismo sin fronteras». Es, por tanto, el emblema de una antropología sin límites, del individualismo más radical.

De modo que, por un lado, tenemos una exaltación del poder autónomo del individuo que reniega de cualquier freno, y, por otro, un encapsulamiento de esos mismos individuos en identidades rígidas, tribales a juicio de muchos. Identidades que se imponen más allá de la libertad de elección de la persona: 'Eres lo que eres por ser mujer, o gay, o negro o racializado'. Tu identidad principal te viene dada, no la eliges tú.

Pero las contradicciones no terminan aquí, porque la libertad de elección que se proclama en materia de identidad sexual, no se admite en ningún otro terreno. Puedes sentirte identificado con un sexo distinto al que marca tu biología, pero no puedes actuar del mismo modo con otros aspectos de la realidad como la raza, la edad, etc. Algún día tendrás que preguntarte, querido amigo desconocido, por qué es legítimo que un hombre se identifique como mujer, pero es inaceptable que una mujer blanca se haga pasar por negra, como les ocurrió a Jessica Krug y Rachel Dolezal. Según vuestra visión, tanto la raza como el sexo son inventos culturales, ¿por qué una puede ser elegida y objeto de todo tipo de procesos creativos mientras que la otra es intocable?

Te sientes seguro porque, según te dicen, estás del lado del conocimiento y la Ciencia. Es lógico que te lo creas. A fin de cuentas, la ideología woke es la primera que ha surgido expresamente en el seno de la Universidad. Resulta tentador creer que eso garantiza su racionalidad, en el caso de que todavía podamos usar este término para entendernos.

El problema es que el mundo académico ya no es lo que era. Hace ya casi 30 años, los físicos Alan Sokal y Jean Bricmont desvelaron en 'Imposturas intelectuales' el uso impreciso de conceptos científicos, y denunciaron que el abuso de la palabrería intelectual pretenciosa había sumido al mundo académico en una grave pérdida de rigor. Para demostrarlo, escribieron un artículo sin sentido, pero con la jerga académica del momento y su retórica, y lograron que se publicara. Más recientemente, otro grupo de académicos puso a prueba de nuevo el rigor de las publicaciones científicas dedicadas a las ciencias sociales inventándose estudios que sonaran afines a las ideologías dominantes en la Universidad, esas que tú conoces bien. Lograron que varios artículos se publicaran, y otros estaban en proceso de hacerlo, cuando desvelaron el engaño. Uno de los informes fake defendía que la penetración anal de los varones heterosexuales por sus mujeres, mediante dildos, era una fórmula eficaz para combatir el machismo. Quizás te suene la idea porque se propuso como objeto de debate en uno de los Círculos de Podemos.

De modo que, lamentablemente, el mundo académico no es hoy una garantía de rigor, ni de espíritu crítico. Y menos aún en las facultades de Humanidades de Estados Unidos, de donde vienen tus creencias, y en las que el grado de homogeneidad ideológica del profesorado casi asusta. Entre un 80 % y un 90 %, según las facultades, se reconocen como progresistas. Es muy difícil mantenerse alerta y conservar la capacidad de autocrítica y revisión de las propias ideas e investigaciones cuando todos a tu alrededor piensan como tú y no tienes puntos de contraste. Ni tampoco tienes interés por buscarlos, podríamos añadir.

Tengo que darte otra mala noticia, desconocido activista woke: tampoco te acompañan el rigor, ni la ciencia, cuando utilizas conceptos etéreos como el de patriarcado opresor o racismo estructural. El primer caso es especialmente flagrante. Hace falta tener un gran desconocimiento acerca del funcionamiento de las sociedades humanas para pensar que es posible crear un modelo de organización colectivo que perjudique claramente a la mitad de la población y que, sin embargo, sobreviva más de 5.000 años extendido por prácticamente todo el mundo. Y todo ello sin practicar ningún tipo de represión, sólo mediante procedimiento 'culturales'. No existe cultura, tradición, ni religión capaz de lograr tal cosa. Si el patriarcado nos ha acompañado durante tanto tiempo es porque el reparto de funciones que establecía era útil para un propósito compartido por las sociedades humanas hasta hace no tanto: garantizar la supervivencia asegurando la existencia de familias sólidas con capacidad para traer hijos al mundo y encargarse de cuidarlos. Sí, ya sé que es posible que todo esto de los hijos y de la familia te resulte rancio, o viejuno. Pero vuelvo a recurrir a Fusaro con la esperanza de hacerte pensar: «El neoliberal critica y ataca, en la esfera económica, el contrato por tiempo indeterminado, al igual que el neolibertino critica y ataca en la esfera sentimental el contrato matrimonial».

Después de todo, si lo piensas un poco, quizás puedas descubrir que tus ideas, que seguramente consideras revolucionarias, o incluso antisistema, son muy parecidas a las que profesan los líderes económicos de este mundo, esos poderes globales que han convertido a este nuevo progresismo del siglo XX en la ideología dominante en todo el mundo.

Piensa sobre todo ello un poco y quizás descubras que quienes nos oponemos a vuestras convicciones no lo hacemos en nombre de intereses espurios, ni por maldad o desprecio a las minorías, sino, simplemente, porque pensamos que estáis muy equivocados, aunque seáis muchos los equivocados, y que está en peligro el futuro de nuestras sociedades. Aunque te cueste creerlo, muchos pensamos que las ideas nocivas de la izquierda woke amenazan la supervivencia de las sociedades occidentales tanto o más que el mismísimo cambio climático. Espero que no hayas necesitado refugiarte en un 'espacio seguro' para poder leer estas líneas. Saludos cordiales.

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