Una imagen del festival Mad Cool
Vuelve la guerra por prohibir entrar comida y bebida en los festivales, el público se rebela y la OCU denuncia
La restricción está permitida en varias autonomías, aunque la Ley de Defensa de Consumidores la considera «práctica abusiva» y un informe del Ministerio de Sanidad añade que es «ilegal» de acuerdo a la misma Ley
la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, en su artículo 82.1, considera «cláusulas abusivas todas aquellas estipulaciones no negociadas individualmente y todas aquellas prácticas no consentidas expresamente que, en contra de las exigencias de la buena fe causen, en perjuicio del consumidor y usuario, un desequilibrio importante de los derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato».
La rebelión que vuelve a la OCU
El Ministerio de Sanidad y la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, publicó un informe en 2017 donde «Se considera que la práctica consistente en prohibir la introducción de comidas y bebidas adquiridas en el exterior de la sala de cine, estando permitido el consumo de esos mismos productos cuando son adquiridos en su interior, es ilegal, y tiene carácter abusivo, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 82, 86.7 y 89.4 del Texto Refundido de la Ley General de Defensa de los Derechos de los Consumidores y Usuarios (TRLGDCU)».
Vistazo del Mad Cool en Madrid
El hartazgo del público asistente a los muchos festivales musicales que se celebran por España en verano se ha hecho notar, sobre todo en redes. Una rebelión que ha llegado a la OCU (ya es un viejo caballo de batalla), que pide en una demanda que se obligue a los promotores a «devolver los importes que hayan cobrado indebidamente», al mismo tiempo que solicita al Ministerio de Consumo que elabore «una normativa homogénea», para luchar contra las excepciones autonómicas en las que se apoyan los promotores para mantener las lucrativas restricciones.
Cervezas a 7 euros y vasos (aparte) a 3
Solo en Asturias, de momento, ha triunfado la reclamación del público y de la OCU, mientras que en el resto de comunidades las prohibiciones resisten en el gran negocio de los festivales, que suman un más que sobresaliente plus con la venta de comida y bebida a precios más caros que en el exterior. Y no es solo la comida y la bebida. El negocio se ha «interiorizado» tanto que las quejas se extienden a otros aspectos que antes no eran de pago, incluidos también en la demanda de la OCU. Los asistentes denuncian con ironía que se les cobre por una cerveza (7 euros) y además por el vaso (3 euros), en lo que claramente es un abuso.
Imagen del Festival Mad Cool
También existen tasas de hasta 25 euros para poder salir y entrar del recinto hasta el delirio de tener que alquilar vasos para poder beber agua potable. Es la picaresca de los recintos, superior a la picaresca obligada de los consumidores. La OCU plantea que se permita la salida del público del lugar para consumir donde desee, con el derecho de volver a entrar sin restricciones. El derecho de admisión o la comercialización de comidas y bebidas propias es otra de las razones que aducen los «prohibicionistas» para justificar «legalmente» unas prácticas que varían según la Comunidad Autónoma de que se trate y cuya guerra se ha reabierto, de momento sin solución, un verano más.
