Entrevista a Juana Acosta
Juana Acosta: «Perdoné hace tiempo al asesino de mi padre»
La actriz colombiana nos habla de su espectáculo de danza, El Perdón, una obra sobre la reconciliación y absolución
El ayer, siempre el ayer. Durante el espectáculo, la protagonista de la función Juana Acosta, que se interpreta a sí misma, siempre busca el volver a ese lugar, al pasado, antes del fatídico momento donde le arrebataron a su padre. Una experiencia vital que le llevó a la parálisis, a la ira, al odio, y por último, al perdón.
Junto a Chevy Muraday y Juan Carlos Rubio se construye un espectáculo de danza e interpretación en el que se expresa, mediante el cuerpo, todo el camino que llevó a Juana a la reconciliación con ella misma y con los causantes de la muerte de su padre.
Un espectáculo poético que parte de un lugar oscuro y doloroso, pero que va hacia la luz. El perdón es un espectáculo de resiliencia.
–Ahora que llegas a la recta final. ¿Cómo ha sido para ti interpretar esta obra?
–Un gran desafío. Una de las experiencias más ricas de mi vida a todos los niveles: en el personal y en el artístico también. Creo que es un viaje que empezamos ya hace casi dos años con todo el proceso de creación. Las casi 40 funciones que llevamos son cada día para mí un aprendizaje muy grande. Es un espectáculo catártico, sanador. Un espectáculo poético que parte de un lugar oscuro y doloroso, pero que va hacia la luz. El perdón es un espectáculo de resiliencia.
–¿Qué ha sido lo más complicado de esta función?
–Para mí lo más complicado ha sido exponerme de esta manera. He sentido mucho vértigo porque es una pieza testimonial y cuando me paro en el escenario a hablar en primera persona contado mi propia historia, confieso que he sentido por muchos momentos, sobre todo, antes de estrenar, mucho vértigo y mucho pánico.
La danza era muy importante para contar esta historia, porque yo dejé de bailar el día que recibí la trágica noticia de la muerte de mi padre y lo hice durante 30 años
–¿Cuándo y por qué decidiste llevar esta historia a la danza?
–La danza era muy importante para contar esta historia, porque yo dejé de bailar el día que recibí la trágica noticia de la muerte de mi padre y lo hice durante 30 años. Por eso era importante hablar sobre esto a través de la danza. Realmente la muerte de mi padre es un punto de partida. Este es un espectáculo que pretende reflexionar acerca de cómo cortar el círculo de la violencia que genera más violencia.
–¿Qué sentiste cuando por primera vez volviste a bailar otra vez?
–Mucha satisfacción. El cuerpo tiene memoria y toda esa técnica que yo adquirí desde mis tres años hasta los dieciséis, que fue la temporada en la que yo bailé primero baile y ballet y después contemporáneo, se ha quedado alojada en algún lugar de mi cuerpo. Y volver a bailar, volver a subirme en un escenario con un bailarín tan excepcional como Chevy, que además es Premio Nacional de Danza, para mí es un regalo. Descubrir la emoción a través del agotamiento físico también es algo muy interesante y muy especial en este camino de volver a bailar después de 30 años.
–¿Cómo es bailar con Cheby Muraday?
–Pues es maravilloso, Cheby es un intérprete sumamente talentoso. Yo le admiro muchísimo. Me enamoré de su forma de trabajar hace ya diez años, cuando le vi por primera vez en un teatro junto a Marta Etura. A partir de ahí, empecé a seguir su carrera y cada vez que lo veía pensaba que quería estar subida en el escenario con él.
Pasamos por las diferentes fases del duelo desde el dolor profundo: la rabia, la ira, la parálisis y luego la liberación
–Una pregunta sobre la función. ¿Muestras todas las etapas que atravesaste después del fallecimiento de tu padre?
–Sí, hay un juego muy interesante que encontramos a nivel de estructura, donde pasamos del antes al después y al ahora; antes de la fatídica llamada del después. Pasamos por las diferentes fases del duelo desde el dolor profundo: la rabia, la ira, la parálisis y luego la liberación. Y el ahora representa mi ahora como mujer a mis 45 años, pero también representa el aquí y el ahora con el público, algo muy especial en la función porque rompemos la 4.ª pared y en algunos momentos paramos el espectáculo. Creo que esto nos acerca mucho al público.
–El romper la 4.ª pared, ¿sirve para interactuar más con el público?
–Sí, yo creo que es una manera muy interesante de dar un respiro a la pieza y también es una manera de poner de manifiesto mi dificultad a la hora de meterme en un asunto tan delicado como este. Y eso al público le gusta mucho.
–¿Cómo ha sido tu experiencia con el equipo?
–Mi experiencia con el equipo ha sido extraordinaria, trabajar con textos de Juan Carlos Rubio, un dramaturgo a quien también adoro y al que admiro muchísimo. Hoy en día, ya llevamos casi dos años en este viaje juntos y esto nos ha acercado mucho también. A nivel personal tenemos una compañía pequeña pero muy, muy, muy especial. Cuando viajamos estamos con Pepe, que es el técnico de luces y sonido, con quien también estamos desde casi el principio. También contamos con un técnico que nos ayuda con toda la parte de las máquinas y la parte posterior del espectáculo, y con Isa, que es nuestra gerente de gira. Somos una compañía pequeña de cinco personas, pero que hemos estado viajando por diferentes lugares de España. Después del Bellas Artes seguiremos por varios pueblos y ciudades de España hasta finales de diciembre. Y aquí, en este teatro, la gran felicidad es poder haber vuelto ahora en otoño presentando nuestra pieza hasta el 1 de noviembre. Todavía nos quedan algunas funciones durante el puente en Madrid. Ojalá que los madrileños tengan la oportunidad de venir, porque mucha gente se la perdió en enero y creo que va a ser el momento perfecto para poder verla.
–Respecto a lo que es la danza. ¿Demanda mucha actividad física?
–Sí, exige mucho trabajo físico y mucha disciplina. Yo he estado ya preparándome todo este año con mucha preparación física: gimnasio, pilates, fisio... Todo esto me ha ayudado a poder estar preparada para que todo lo que me demandaba la función.
Yo perdoné hace tiempo y el haber perdonado me hizo conectarme con la vida y me hizo poder seguir viviendo
–¿Cómo se perdona a través del baile?
–Bueno, no se perdona a través del baile. El baile se usa para contar esta historia. Yo perdoné hace tiempo y el haber perdonado me hizo conectarme con la vida y me hizo poder seguir viviendo. Pero de lo que hablamos aquí es una reflexión acerca del perdón, que es un asunto muy importante en esta pieza, por eso se llama de esta manera.
–En la obra se hace una descripción muy detallada de tu padre, ¿cómo le recuerdas?
–Pues le recuerdo como el ser extraordinario que era, porque mi padre no sólo era un un hombre bellísimo; paraba el tráfico, como decimos en Colombia. Tenía mucho magnetismo y mucha belleza, y además era un ser humano con una generosidad y unos valores que hacían que la gente lo quisiera muchísimo. Así que, tengo un recuerdo de él muy hermoso. Y creo que eso se pone de manifiesto en el espectáculo también.