Italia, la tetracampeona mundial que busca recuperar la sonrisa de la mano de Luciano Spalletti

Cuando se hizo el sorteo oficial de la Eurocopa allá por el mes de diciembre del año pasado, todos los equipos participantes en el mismo rezaron para que nos le tocara Italia en su grupo, una amenaza muy seria para cualquiera a pesar de estar en un momento malo de su historia reciente. Y acabó encuadrada en el grupo de España, junto a Croacia y la sorprendente Albania.

Al fin y al cabo, el ser cuatro veces campeona del mundo y dos de Europa te otorga esa condición de equipo a tener muy en cuenta en cualquier torneo a nivel de selecciones. Cabe recordar que Italia es la vigente campeona europea, algo que no todo el mundo puede decir. Pero la actual Italia nada tiene que ver con ese equipo que conquistó Europa hace solamente tres años.

Desde que tocó el cielo de Wembley en julio de 2021, nada ha vuelto a ser igual en Italia. Roberto Mancini no consiguió clasificar a selección azurra para el Mundial de Qatar. Un fracaso absoluto que recorrió las portadas de periódicos de medio mundo y que volvió a evidenciar la ausencia de potencial que hay en el calcio italiano en estos momentos. De hecho, se puede considerar 'líder' a un Federico Chiesa que aún no ha demostrado nada en el fútbol de élite por mucho que esté en la Juventus de Turín, uno de los grandes de Italia que tampoco pasa por el mejor momento de su gloriosa historia.

Para tratar de levantar la moral del grupo, la FIGC (Federazione Italiana Giuoco Calcio) apostó por un entrenador con carácter tras la inesperada salida de Roberto Mancini. Su sustituto fue Luciano Spaletti, que venía de conquistar el Scudetto con el Nápoles. Sin duda, un rayo de esperanza para la Squadra Azzurra. El objetivo es el de volver a recuperar la sonrisa y volver a demostrar que tiene los mimbres necesarios para poder llegar lejos en los torneos continentales, ya sea un Mundial o una Eurocopa. Pero del pasado no se vive. De nada sirve recordar esos buenos años. Hay que centrarse en el presente. Y la realidad es que Italia tiene mucho trabajo por delante si quiere conseguir lo que se han propuesto desde la Federación Italiana de Fútbol.

El objetivo que se marca Luciano Spaletti es el de dotar a la selección italiana de una nueva cara. Y esta versión se basa en seis ideas muy claras: presión continua, control del juego, distancia corta, recuperación feroz del balón, recomposición y orden, estudio y preparación. El seleccionador tratará de hacer eso con hombres como Nicolò Barella, Federico Chiesa, Lorenzo Pellegrini y Alessandro Bastoni, por citar a los cuatro grandes 'iconos' de la actual selección italiana.

Ahora bien, la pregunta que se puede plantear, porque es normal, es cómo va a jugar el equipo. El sistema base que emplea Spaletti es el 3-4-2-1 para darle mayor presencia ofensiva a los carrileros, esa demarcación que cada vez es más frecuente en el fútbol actual. Pero el técnico no se cierra las puertas a un cambio de formación si hace falta.

Italia siempre es Italia

Lo que sí está claro es que pase lo que pase en el grupo B, Italia va a dar mucha guerra hasta el final y España, Croacia y Albania tendrán que tener cuidado para evitar un despiste que podría ser mortal teniendo en cuenta lo corto que es un torneo como la Eurocopa, en la que cada punto conseguido vale oro. De hecho, este jueves italianos y españoles se juegan la primera plaza del grupo, quien gane ya sabe que será primera.

En ese sentido, Spaletti es un optimista nato y tiene muy claro qué quiere de su selección: «Necesito sacar una selección fuerte, no estoy satisfecho con nada. Quiero ganar la Eurocopa y luego quiero ganar el Mundial. Entonces podremos salir inmediatamente, pero los discursos que doy al equipo son los que todos los italianos esperan: estamos en Alemania para ganar, no para participar. Nuestra historia lo requiere».