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Rodrygo ha arrancado mal la temporada, pero en el Real Madrid se sigue confiando mucho en él

Rodrygo ha arrancado mal la temporada, pero en el Real Madrid se sigue confiando mucho en élGTRES

Rodrygo, la necesidad de cambiar el chip en el Real Madrid

  • Solo tiene 22 años y le agobia la responsabilidad del gol, de ser el ariete; el cuerpo técnico le pide que sea mentalmente el mismo de antes

  • El consejo es que debe abstraerse de la presión externa y recuperar la actitud positiva; si lo consigue volverán los goles y Braga es una buena oportunidad

La temporada pasada fue la que marcó su madurez. Anotó 19 goles. Y la campaña anterior, la que acabó con la Liga y la decimocuarta Champions en el palmarés del Real Madrid, hace año y medio, fue la de su explosión. Los tantos decisivos de Rodrygo en esa Copa de Europa, especialmente en la épica semifinal ante el Manchester City de Guardiola, le consagraron hacia la titularidad. Se había ganado el puesto fijo con Ancelotti y el técnico le dio esa prerrogativa desde el primer partido de este curso, en San Mamés, donde firmó la única diana que suma hasta este momento. Desde agosto no ha visto portería. Ha sido otorgarle la condición de ariete del esquema, como sucesor de Benzema, y sufrir el peso de la responsabilidad ¿Por qué? Eso se preguntan en Valdebebas.

Aunque el equipo no dejaba de ganar, con Bellingham como estilete, el chaval no ha sabido superar hasta hoy esa presión. El cuerpo técnico trabaja para quitarle el peso excesivo del nueve metafórico sobre sus espaldas y que vuelva a ser el de antes. Porque a Rodrygo no se le ha olvidado meter goles.

Hay que entender la situación. Karim Benzema tenía 34 años y jugaba con la tranquilidad de quien lo ha conseguido todo en el fútbol. Rodrygo brillaba muy a gusto al lado del francés, porque el Balón de Oro cargaba con la responsabilidad. Pero el brasileño solo tiene 22 años y le ha pesado un puesto que afirma que no le gusta. Juega mejor cuando hay un nueve puro delante de él, como escudero de una gran figura. El entrenador quiere que se olvide de una carga que es mental, no verdadera.

Lo raro es que le afectó aunque el Real Madrid enlazara una racha de victorias. Hasta ahora solo ha sufrido una derrota en el Metropolitano y un empate en Sevilla con arbitrajes bastante polémicos.

Hay que hablar en el césped

No es bueno justificarse diciendo que se ocupa una posición que no gusta. Cómo se analiza históricamente en el Real Madrid, casi ningún futbolista juega en su sitio ideal, porque hay muchos igual o mejores a su lado. Es mejor guardarse esas declaraciones para la cocina. Las expuso concentrado con la selección brasileña. Ahora le toca rendir. Es decir, no hablar ante un micrófono sino hablar en el campo.

Ancelotti contestó con un mensaje de experiencia. Jugar en un puesto que no es el idóneo para un futbolista se llama altruismo. Ayudar al equipo. El italiano le quiso decir que es un honor ser titular el Real Madrid y como dice Camavinga, «yo en este club jugaría hasta de portero». Esa es la norma que se exige militar en el Real Madrid.

Rodrygo, consolado por Bellingham, en el partido del pasado sábado en Sevilla

Rodrygo, consolado por Bellingham, en el partido del pasado sábado en SevillaAFP

A pesar de su falta de acierto, Carletto, como se le denomina en la distancia corta, le ha mantenido en el once contra viento y marea. Ofuscado, Rodrygo ha soportado la mala suerte que suele acompañar a estas situaciones. Disparos que normalmente serían gol fueron rechazados por la madera, por el guardameta o por un defensa que pasaba circunstancialmente por allí.

Le sucedió en el Sánchez Pizjuán en dos remates que tendrían que haber acabado en gol. El suramericano está sufriendo la dura ley de los arietes, que viven de rachas porque su mentalidad no se encuentra con clarividencia. Si jugara tranquilo llevaría ya varios goles y se sentiría sereno. No lo está. Ni tranquilo ni sereno. El cuerpo técnico trabaja para lograr que lo esté.

Los ayudantes de Ancelotti hablan con el brasileño y le piden que tenga una actitud positiva. Que piense que va a marcar gol porque tiene gol. Le aconsejan que cambie el chip psicológico de su cabeza. Que sienta la alegría de jugar en el Real Madrid y que viva la felicidad de pensar que es titular en el Real Madrid con 22 años. El duelo de Champions frente al Sporting de Braga en Portugal este martes es una buena ocasión para dar la vuelta a un problema que se centra en sensaciones puramente personales.

La personalidad del veterano Joselu, que sale a marcar goles en cuanto le dan minutos y disfruta como pocos al vestir la camiseta blanca, es un buen espejo para Rodrygo.

Abstraerse de los rumores

Jugar en el Real Madrid significa una presión mediática y social enorme. El brasileño observa cómo se habla de su posible traspaso si llegara una gran figura a la casa blanca. En Valdebebas le aconsejan que no piense un minuto en los mil rumores que surgen cada día. Estamos en el mes de octubre y ya se especula con movimientos de plantilla en julio.

Los veteranos del lugar le dicen que esto es habitual con todos los futbolistas del Real Madrid y el chaval lo sabe, porque lleva cinco años en esta entidad y ha visto y leído de todo. Le subrayan que no debe afectarle. Le ponen como ejemplo las mil ofertas que se publican periódicamente sobre Valverde, Vinicius y Tchouaméni. Todos ellos, al igual que el propio Rodrygo, acaban de renovar hasta 2028. Al brasileño le espetan que la realidad la tiene delante, con un contrato por cinco temporadas más. Lo que ocurra en el futuro se lo tiene que labrar en el campo y solo en el campo.

Hay una profunda labor psicológica alrededor de Rodrygo Goes. En el aire de las conversaciones destaca una premisa para cambiar el chip: debe saltar al campo con las mismas ganas de comerse el mundo que demostraba cuando era suplente y salía en los segundos tiempos y marcaba goles determinantes. Debe recuperar esa mentalidad. El pensamiento de querer triunfar en el Real Madrid sin pesarle nada.

Ahora le pesa ser el nueve. La responsabilidad le sobrepasa. Le dicen que debe regatearla como dribló cuando marcó el gran gol en Copa frente al Atlético. Ese es el verdadero Rodrygo. El que tiene que volver. Y le recuerdan: en tus botas y en tu cabeza está todo. El fútbol, es verdad, es un estado de ánimo. El de Joselu es el espejo.

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