Análisis de las elecciones a la RFEF
Carlos Herrera quiere presidir la Federación y se enfrenta a la trama legal de las Territoriales
El periodista almeriense sería una ventana de aire fresco en la RFEF, pero los presidentes regionales apoyan a sus candidatos y copan al menos 90 de los 140 votos de la Asamblea federativa
«Si prohíben a los que sean de Almería y miden 1,87, no podré presentarme», señala Herrera. «Si Rocha se presenta le apoyaremos» admite Soteras, presidente de la catalana
Mucha destitución de Rubiales, mucha declaración de cambio de ética en la Federación Española de Fútbol, mucha manifestación de transparencia y equidad, pero casi todo sigue tal y como estaba. La Federación continúa siendo un coto cerrado en el que no puede entrar a mandar quien no esté ligado y 'comprado' legalmente por el poder establecido.
A lo largo de varios lustros hemos visto cómo los opositores de diversas Federaciones Territoriales dejaban de ser críticos con la Federación Española y dejaban de filtrar denuncias a la prensa, a nosotros, en cuanto se concedía un contrato a su Territorial o a sus negocios particulares, fuera una tienda de deportes o una agencia de viajes. Alguno en el Levante español se estará poniendo nervioso cuando lea «agencia de viajes». Buenos contratos, ¡eh!
En esta cueva leonina se ha metido Carlos Herrera. El periodista almeriense se presenta a las elecciones de la Federación Española de Fútbol. Sería magnífico que ganara. Un torrente de savia nueva que acabara con esa red legal que son la Federación y la Asamblea del Fútbol Español, el organismo que vota al presidente.
Votan 140, casi todos controlados
La Asamblea la forman 140 representantes del fútbol nacional. Ahí están representados los clubes profesionales, los equipos no profesionales, los futbolistas, los entrenadores y los árbitros. La mayoría están controlados, colocados, por el poder. ¿Y quién tiene el poder? Las Federaciones Territoriales, que siempre están unidas al presidente.
Están unidas al presidente porque ellas son las que eligen al mandatario, para que no cambie nada y para que todos esos presidentes regionales se perpetúen en sus cargos o pasen a otras responsabilidades cercanas al gran poder federativo, tales como la gestión del fútbol sala. El caso de José Miguel Monje es significativo de todo lo que relatamos.
Monje: mantener el mando de las Territoriales
Pedro Rocha, el favorito
Si el presidente en funciones se presenta, tiene todas las de ganar, porque sería la continuidad de Rubiales. A sus 69 años, hace diez fue fundamental para llevar al poder a Rubiales. Le apoyan muchos presidentes Territoriales. Si ellos defienden una sola candidatura, ya ha ganado. El dilema es si hay otro aspirante del poder.
Herrera contra el poder establecido
Carlos Herrera sabe que se enfrenta a un «stablishment» intocable. Mandarán Pedro Rocha o Salvador Gomar, presidente de la Valenciana, pero siempre un hombre de las Territoriales. Y la territorial de Herrera es el mando en la radiofonía nacional, ganada democráticamente a pulso durante cuatro décadas. «Democráticamente» es una palabra que en la Federación no existe.
«Si está prohibido que a las elecciones se presente uno de Almería que mide 1,87, pues no me presentaré», comenta con su gracejo universal Carlos Herrera. Es su manera de decir que lucha contra un poder fáctico que se mueve en un cortijo de 140 votos.
Candidatos y otras ilusiones
Con este panorama manipulado, los candidatos reales son dos, Rocha y Gomar. El aspirante popular es Herrera. Y hay otros que se ilusionan en esta carrera. Estos son los nombres de estos comicios controlados:
Salvador Gomar
Ana Muñoz, una mujer preparada
Mateu Alemany, sobradamente preparado
Mateu Lahoz, demasiado independiente
David Aganzo, apoyo del fútbol profesional
Javier Lozano, un opositor a Rubiales
Miguel Galán, la 'mosca cojonera'
Gerardo González, volver a empezar
David Jiménez, un cambio total del fútbol
La onda Herrera frente al Goliat engolado
Mencionados los nombres de personas que están capacitadas para dirigir el fútbol español, todos tienen claro que si Rocha y Gomar se presentan, no hay nada que hacer. Solo dar guerra y denunciar que no hay puertas para entrar en el cortijo balompédico.
Carlos Herrera está muy bien preparado para esta batalla, pero procede de un orbe ajeno al fútbol. El comunicador se ha inmiscuido en este planeta del balón para remover cimientos. Y conciencias. No tiene nada que perder. Y puede hurgar en viejas heridas. Será David frente a un Goliat engolado de poder. Desde luego, Herrera tiene buena onda.