Se pasaron, ¿verdad Fifo?

El día empezó triste para el Madrid y el partido también. 2-0 al cuarto de hora. Courtois homenajeando a Karius en la que fue su casa. Luego se sumó Becker. Al final, junto a Benzema y todos, el belga dedicó el triunfo y la exhibición a Amancio, que fue, es y será eso en el Madrid: exhibición y triunfo.

El Madrid no podía perder esta vez. Debía reinar en campo grande por Amancio. Lo hizo. No perdió y le brindó una de las mayores locuras de su historia. Las colecciona. Primera vez que alguien le hace cinco al Liverpool a domicilio en Europa. Por Amancio. Conociéndole, habrá sonreído y dicho bajito: os habéis pasado. Le faltó un gol al equipo, el sexto, para redondear el homenaje a la Sexta que fue cosa del Fifo. Y de otros diez españoles.

En el campo el mando fue blanco. En el ambiente, el Liverpool merece que el Madrid le haga el pasillo en la vuelta. El ramo de flores que su gloria Dalglish puso a los pies de la afición madridista en memoria del gallego y el ejemplar minuto de silencio poco después es la pura grandeza de este club, grande en serio. Que aquí se reparte grandeza, pero la verdadera la tienen pocos.

Podría acabar hablándoles de Nacho, que borró a Salah que parecía un demonio. Del inmenso Camavinga. De Militao. Modric. De que no les mentía cuando les decía que Vinicius es el jugador más desequilibrante del mundo ahora mismo. Les hablaría del Madrid en Europa y en el mundo, pero no. Con la vergüenza que estamos viviendo aquí acabo con lo que me pide el cuerpo: en nombre del fútbol, gracias Liverpool, ¡viva el Liverpool!