Camavinga y Vinicius por Negreira

El espectáculo de la semana se tomó un respiro: llegaba el fútbol. Hubo un conato de Villarato cuando el gol anulado a Vinicius: las tomas que nos ofrecieron fueron chiripitifláuticas. Acostumbra a pasar en los partidos del Madrid.

La cosa no pasó a mayores porque al punto marcó Asensio. En los dos goles intervino el chico Álvaro: hay delantero. Rápido, decidido, generoso. Igual deben ponerle más, no se…

A lo que íbamos. Ocupar el lugar de Negreira no era fácil, el Madrid necesitó dos tíos para conseguirlo: Camavinga y Vinicius. Con uno solo no te llega, Negreira y cía es algo imponente. Hacen falta por lo menos dos para competirle. Es como marcar a Vinicius, con uno solo no te vale.

Camavinga es ahora el mejor del Madrid en la zona de máquinas. En su lugar en el centro del campo, claro. Lo de lateral, una broma por necesidad, pasó a mejor vida. Juega, da, recibe, corta, conduce, para, hace todo bien. El jugador que estaba por pulir está hecho. O casi.

El ritmo loco del martes en Anfield lo empezó a catar el Madrid en Pamplona. No será lo mismo, aquello resultará más infernal, pero el rojo de Osasuna recuerda al del Liverpool. Estos irán a 100, los navarros sostienen el 80 por hora, o por minuto, tan ricamente. Buen ensayo.

Vinicius estuvo en su versión sacar de quicio al respetable propio. Fue el mejor de todos como es habitual, pero no acertó en tres mano a mano, hubo que verlos. Marcó y se lo anularon, ya digo. Un partido muy bueno por lo peleado, pero qué quieren que les diga: es mejor lo de Negreira.

El fútbol es excitación y es verdad que lo hubo, pues Osasuna es una cosa muy seria. Pero donde esté lo de Negreira… Este domingo juega el Barça, Barça-Cádiz. Si hubiera sentido del humor, Negreira hacía el saque de honor acompañado por los presidentes del Barça desde Gaspart a este Laporta. Sería maravilloso.