La Liga que se ganó atrás y los datos que demuestran por qué el Barça es el campeón más defensivo
El Barcelona ya es campeón de Liga. El Barça de Xavi es justo campeón de una Liga igualada hasta noviembre (el Mundial de Qatar) que cayó del lado azulgrana a partir de enero por dos grandes razones: el hundimiento del Real Madrid, que se fue dejando muchos puntos, y la solidez defensiva de un Barcelona que renunció a lo que siempre promulgó.
El conjunto culé dejó atrás ese ADN del que tanto se vanagloriaban para ser efectivos. Xavi Hernández, máximo defensor de esa forma de jugar alegre, con balón y con ocasiones, sabía que para mantenerse en el banquillo del Camp Nou tenía que ganar. Por mucho que defendiera que en Barcelona no vale ganar sino el cómo, el propio Xavi iba contradiciéndose en la forma de ganar: 1-0, atrás el equipo y a defender de forma brillante.
A menudo Xavi ha querido vender un Barça que no vio nadie con el discurso de que «qué pasa con el 1-0». Él viene defendiendo que por mucho que ganen 1-0 (lo han hecho en once ocasiones) su equipo «no se encierra atrás nunca», algo que contrasta con algo tan simple como la realidad. Ahí están los partidos para ver que sí se encerraron, que Xavi ordenó echar al equipo atrás y que se basaron en contras y en una férrea defensa.
Eso no es ningún delito, es una forma de llegar a la victoria tan respetable y válida como cualquier otra, pero no casa con el discurso tradicional culé, el de jugar bonito y llegar a la victoria con el balón. Este Barça ha ganado la Liga así. La conquista con un método defensivo, con mucho más fiabilidad atrás que arriba y con sus grandes figuras en la parte defensiva.
Porque en el cómputo global de la temporada el mejor jugador del Barça en esta Liga es Araújo. Y después Ter Stegen, el portero que en momentos muy claves, con igualdad en el resultado, ha hecho paradas que han dado puntos. Lewandowski aportó muchísimo en el primer tramo de la temporada, no se puede desmerecer su papel en esta Liga, pero se ha quedado lejos de la trascendencia de sus dos compañeros ya citados.
Christensen, otro central, también explica el título liguero de Xavi. Y Gavi y Pedri, por supuesto, pero que el Barça vaya a levantar su vigesimoséptima liga se entiende por su solidez defensiva especialmente a partir del mes de enero.
A Xavi le pidieron títulos. Solo así –con éxitos deportivos– y con ventas ante las que nada puede hacer el entrenador se puede ir solucionando el gravísimo problema económico que tiene el Barcelona. Xavi les ha dado a Laporta y compañía una Supercopa de España que a nivel futbolístico tiene lustre pero a nivel económico no da nada. Y ahora les da una Liga que arregla algo a la entidad, aunque en Europa volvió a fracasar de forma estrepitosa.
Cuando cayó en Champions en primera ronda por segundo año consecutivo, Xavi supo que había que aferrarse a la victoria en Liga fuera como fuera. Por lo civil o por lo criminal, bonito o feo. Y eso incluye ganar de cualquier forma por mucho que eso sea un sacrilegio en su forma de promulgar lo que es el barcelonismo. De ahí que después del Mundial el Barça brillara en ese 'unocerismo' tan criticado.
Los datos de un Barça defensivo
De los 19 partidos jugados tras el Mundial de Qatar (media Liga) solo en cuatro ha ganado por más de un gol de diferencia. El dato refleja a la perfección la Liga que ha construido Xavi. Solo al Sevilla (3-0), Cádiz (2-0), el colista Elche (0-4) y al Betis (3-0) fueron capaces de ganar de forma cómoda. Lo demás o fueron derrotas (dos), empates (tres) o triunfos sufriendo con el resultado, por la mínima y con los rivales fallando ocasiones claras que bien podían haber dibujado otro tipo de Liga.
No solo es ganar por la mínima. Es cómo lo ha hecho. En la inmensa mayoría de los encuentros el Barça los ha ganado marcando un gol en acciones aisladas (un penalti, a balón parado, un gol en propia, de rebote, un contraataque), todo evidentemente válido, echándose atrás tras ese gol y esperando que el rival fallara. Son al menos diez los duelos en los que el Barça ha estado a merced del error del rival: jugando con el 1-0, con los delanteros contrarios fallando ocasiones claras y con su portero Ter Stegen salvando varias veces el empate.
El Barcelona lleva 60 goles a favor, una cifra algo más baja de lo habitual para un equipo campeón pero tampoco una gran diferencia respecto a la media de la Liga. Son pocos tantos para un equipo como el Barça pero la clave no está ahí. El dato que refleja por qué el Barça va a ganar esta Liga es el de goles encajados. Solo 11.
Esta cifra es impresionante, sin precedentes en la historia del torneo. Es un dato histórico que tampoco tiene comparación en las grandes ligas del fútbol europeo. Es la estadística diferencial de esta Liga con las anteriores. Y es, por tanto, lo que explica que el Barça haya ganado el campeonato. Lo gana desde atrás, desde la defensa, algo totalmente válido y meritorio, algo de lo que los culés no deben avergonzarse por mucho que eso vaya en la línea más básica de su discurso histórico.