La dura crítica del Real Madrid a los árbitros pone a la Liga en entredicho desde su estreno
Los rivales del Barcelona son los más amonestados, 13 en cuatro jornadas, mientras el campeón de Liga es el farolillo rojo en tarjetas para sus adversarios, solo dos
El análisis general incita a la sospecha, con el BarçaGate en la Justicia: el Real Madrid ha sufrido cinco expulsiones en las últimas 43 jornadas y sus rivales ninguna, cuando los blancos han cometido 204 faltas menos que sus oponentes
Javier Tebas debería estar preocupado. Quienes más están indignados con los arbitrajes son los aficionados del equipo que es campeón de Liga y el favorito eterno para ganarla. Es muy fácil enfadarse con los colegiados cuando tu equipo no vence. Es la justificación primaria: la culpa es de otros, de los jueces. Pero los dirigentes del fútbol español deberían estar alerta cuando los que más se quejan de los árbitros son los seguidores del Real Madrid y el propio club, que ya criticaban a los colegiados la temporada pasada, cuando obtuvieron el título.
Se quejan en el triunfo, en la victoria, no en el enojo de la derrota, porque observan que su club gana la Liga a pesar de los árbitros, que le siguen poniendo palos en las ruedas. Deben demostrar mucha superioridad en el césped para vencer. Algo pasa con Mary, como titulaba una película.
El descubrimiento del BarçaGate, el pago del Barcelona al vicepresidente de los árbitros españoles durante una veintena de años, es el epicentro de un terremoto que sigue temblando en la competición nacional. La Justicia investiga este caso y ha demostrado los pagos de los presidentes azulgranas Laporta, Rosell y Bartomeu a Enríquez Negreira, vicepresidente de los árbitros, quien declaró al juez una verdad que ya de por sí exigiría un castigo muy duro: «El Barcelona me pagaba para que no hubiera arbitrajes en su contra».
Hoy, el segmento arbitral continúa en sospecha y los hechos la alimentan periódicamente, porque el Real Madrid es el equipo más perjudicado por los colegiados y el Barcelona sigue siendo el más beneficiado.
La historia de esta situación tiene jurisprudencia. El Barcelona apoyó a Ángel Villar en las elecciones a la Federación Española de Fútbol en 2004. Laporta rompió la disciplina de voto de la Liga y no votó a Gerardo González Otero, sino a Villar. El Real Madrid deseaba un cambio general en la FEF y especialmente una revolución estructural del sector arbitral y quería que el nuevo dirigente fuera Gerardo González. Venció Villar. Y el Real Madrid ha pagado un precio muy caro desde entonces.
De aquellos barros vienen estos lodos
Explicamos el contexto de los movimientos de poder futbolístico que se han producido en este siglo para entender la realidad actual. El triunfo de Villar, apoyado por el Barcelona y por todos los votantes del fútbol catalán en la Asamblea de la Federación, tuvo un precio que Enríquez Negreira desveló en su interrogatorio judicial. El Barcelona pasó a ser el equipo del 'régimen'.
El balance del periodo de pagos del Barcelona a Negreira, entre 2004 (nada más ser elegido Villar) y 2018 se saldó con nueve Ligas y seis Copas del Rey. Nueve Ligas de catorce disputadas. Algo pasa con Mary, sí, y eso investiga el juez Aguirre.
Los arbitrajes mantienen esta tendencia del siglo XXI
Lo peor es que seis años después de acabarse los pagos del Barcelona a Negreira, y todo porque Hacienda pilló al vicepresidente arbitral con errores contables, los colegiados siguen en sospecha, pues las ayudas al equipo barcelonés persisten. Por el contrario, el Real Madrid nota habitualmente que cae mal a los árbitros. Su delito ha sido intentar un cambio de estructura del Comité Técnico de Árbitros que eliminaría a la mayoría de los colegiados actuales.
Pedro Rocha, presidente de la Federación Española de Fútbol e inhabilitado para presentarse las próximas elecciones, no ha hecho nada por corregir las sospechas. Al revés, cuando la OCU de la Guardia Civil fue a recoger documentos de Negreira en la sede de la Federación se encontró con una mesa y un despacho vacío, actuaciones que desvelaban que Rocha obstruía a la Justicia. Solo por eso debería haber sido destituido por el Consejo Superior de Deportes. Ahora, el Tribunal de Arbitraje del Deporte ha mantenido su inhabilitación por dos años y no podrá ser presidente de la FEF. Pero la estructura arbitral sigue perenne, con Medina Cantalejo al frente y Clos Gómez como jefe del VAR.
Y la estadística dice que Enríquez Negreira y Clos Gómez han sido los colegiados que más han castigado históricamente al Real Madrid cuando ambos vestían de negro y de corto. Después, Negreira pasó a ser vicepresidente arbitral y Clos es actualmente el jefe del videoarbitraje, el que juzga las acciones de cada partido con las cámaras televisivas. Más sospechas. Y el VAR en manos de los hombres de Jaume Roures, con Tacho a la cabeza, barcelonistas de pro, con un jefe real, Roures, que es avalista del Barcelona, que le debe mucho, pero que mucho dinero.
Esta Liga ya es polémica
El quid de la cuestión es que acaba de empezar la Liga y los colegiados ya están puestos de nuevo bajo sospecha. Llevamos cuatro jornadas y el Barcelona ha tenido ayudas claras de los jueces, con penaltis no señalados en su contra y Cubarsí como protagonista. Pero el dato más desalentador es el diferente trato de los colegiados al club catalán y al Real Madrid.
En cuatro partidos, los rivales del conjunto azulgrana han sufrido trece amonestaciones. El club presidido por Laporta es el más beneficiado de la Liga. El contraste es que el club madridista, el campeón vigente, es el farolillo en esta clasificación sancionadora. Un conjunto que siempre ataca y que se enfrenta a rivales encerrados ha comprobado cómo sus adversarios solo han recibido dos amonestaciones en estas cuatro jornadas.
Frente al Betis, por ejemplo, los blancos sufrieron dos tarjetas por protestar precisamente faltas de tarjeta cometidas sobre Vinicius. Los verdiblancos se fueron de rositas. El sancionado fue Vini. Esto no puede continuar así, piensan en la casa blanca.
Partidos que abarcan tres Ligas y ni una expulsión de un rival del Real Madrid
La estadística que más chirría es que el Real Madrid lleva 43 jornadas sin que se expulse a ninguno de sus rivales, y miren que hemos visto merecer una docena de cartulinas rojas en este largo periodo, que abarca una jornada de la Liga 22-23, todo el campeonato 23-24 y cuatro jornadas del curso 24-25.
El dato más desalentador es que el Real Madrid, un equipo que ataca siempre, ha visto cinco tarjetas rojas en esas 43 jornadas.
El análisis más certero lo marca las seis Champions conquistadas por el conjunto blanco en los últimos diez años naturales. No es normal que un equipo vea más fácil ganar la Copa de Europa que su Liga doméstica. Los árbitros son la explicación de esta anomalía. Un problema que la Federación no piensa solventar, porque significaría reconocer la corrupción interna. Y así llevamos veinte años. Laporta apoyó a Villar en 2004 e inmediatamente pagó mensualmente a Enríquez Negreira. Rosell y Bartomeu siguieron pagando al vicepresidente arbitral cuando fueron presidentes del Barcelona.
Bartomeu declaró en una entrevista que su error fue dejar de pagar a Negreira en 2018. Y no pasa nada. La Federación no denuncia siquiera a Bartomeu ni le abre expediente por unas declaraciones que abogan por la corrupción más primaria. Y no pasa nada. El Real Madrid lucha contra este inmovilismo tendencioso y partidista.