El Real Madrid hace la heroica en Mestalla después de quedarse con 10 por la roja a Vinicius

Una vez más, el Real Madrid ha vuelto a ser inexplicable. Su visita a Mestalla, peor que ir al dentista en los últimos años, iba camino de convertirse en otra noche de pesadillas. Perdía en el minuto 80 y acababa de ver como Vinicius era expulsado por una 'agresión'. Todo estaba saliendo mal y de repente llegó una remontada express con goles de Modric y Bellingham para ganar por 1-2 un partido que les sirve para asaltar el liderato.

Son esos duelos que terminan valiendo ligas y que el Real Madrid contra todo lógica, o al menos eso es lo que se pensaría si en este partido no hubiese estado ese equipo que parece indestructible. No está haciendo su mejor fútbol, eso es más que evidente, pero sacó los tres puntos en uno de sus infiernos particulares y se marchará a Arabia lleno de moral a jugar la Supercopa de España.

Por mucho que Carlo Ancelotti y todo el Real Madrid se hubiese repetido y repetido que había que salir a por todas desde el principio porque Mestalla es un campo que se les da mal, pasó lo de siempre. El Valencia, que comenzó el partido clamando contra Peter Lim y con mucha gente fuera protestando, salió con mayor intensidad y tuvo varias oportunidades para adelantarse en los primeros compases.

Estaba el encuentro a un nivel eléctrico y el conjunto che se sentía a gusto. Es cierto que la primera ocasión fue un zapatazo centrado de Valverde que repelió Dimitrievski, al que le tocó defender la meta valencianista por la lesión de Mamardashvili. Aun así, esta ocasión blanca fue una mera anécdota en la primera mitad porque quien más fútbol estaba poniendo era el equipo local, al que Courtois le negó el gol, primero a Hugo Duro y después a Foulquier en un mano a mano donde estaba algo escorado.

Máxima potencia

Se notaba por el ritmo que metían los 22 protagonistas que había mucho en juego. El Valencia buscaba huir de la zona de descenso y el Real Madrid asaltar el liderato. El miedo de bajar a Segunda y la caldera que formó Mestalla, que tras el minuto 19 se llenó, surtió su efecto y sirvió para que los de Carlos Corberán, que se estrenaba en el puesto, diesen el primer golpe. Hugo Duro cazó un rechace de Courtois a un misil de Guerra para hacer el primero del partido.

No pudo con todo el guardameta belga y los blancos se vieron obligados a reaccionar, aunque el Valencia parecía cómodo refugiado en su área e intentando que pasaran pocas cosas. Lo difícil ya lo tenían hecho y ahora les tocaba aguantar el resultado. Les salió bien el plan hasta el descanso y solo un latigazo lejano de Valverde metió algo de miedo en el cuerpo de los valencianistas.

Subió una marcha el equipo de Carlo Ancelotti para intentar la remontada y tuvo una oportunidad de lujo para empatar nada más reanudarse el duelo. Un error en la salida del balón provocó el robo de Vinicius para darle el balón a Mbappé y que Tárrega lo derribara de manera clara. Un penalti que se encargó de tirar Bellingham a pesar de que parecía que lo tiraría el brasileño y que acabó empotrado en el poste.

No cambió el fallo la actitud del conjunto blanco y siguió lanzado al ataque convencido de que era el camino hacia la victoria. Mbappé, muy activo en todo momento, consiguió el tanto del empate, que en un principio subió al marcador, pero después el VAR señaló fuera de juego del galo a la hora de recibir el balón. Era la noche de suerte del Valencia, o al menos eso parecía.

Subía la tensión

El crono seguía corriendo, muy rápido para el Madrid y lentísimo para el Valencia y la tensión iba a más. Cada vez pasaba menos en lo que a fútbol se refiere y el equipo che llevaba el partido a su terreno. Polémica, interrupciones constantes y provocaciones. Así que en una de esas Vinicius, cayó en las burlas de Dimitrevski y le dio un golpecito en la cara que la tecnología entendió que era merecedora de roja. Se quedó el Madrid con 10 y se ponía imposible, pero no para el equipo de las remontadas históricas.

De repente, como por arte de magia, el Real Madrid despertó de su pesadilla y Modric inició la remontada. Al croata se le sigue cayendo la clase de los bolsillos en el año que cumplirá 40 primaveras y solo cuatro minutos después de que el brasileño se fuese al vestuario, el duelo estaba empatado. Hasta ahí parecía que llegaba la reacción blanca, pero en esa noche de 'suerte' para el Valencia, Guillamón se disfrazó de rey mago en el descuento para regalar un mano a mano a Bellingham que el inglés no perdonó.

Se resarció Jude de fallar el penalti al inicio de la segunda mitad y logró anotar por quinto partido consecutivo. Era la remontada perfecta, aunque todavía hubo en la última jugada un disparo de Luis Rioja a la cruzeta que habría sido el gol de la temporada y el empate, pero al final esta no era la noche del Valencia. El Madrid huele a campeón y se lleva los tres puntos de Mestalla, que sigue acumulando disgustos.