Qatarí que te viTomás Guasch

Mariona, la Grande. Como lo fue Sara Álvarez

Este equipo huele a podio que asusta. No hablo de oro, me da yuyu. Podio, seguro. El fútbol suavizó la primera trompada, las Guerreras no se presentaron ante Brasil. No fue un estreno, fue una pesadilla. No están en mi medallero, tampoco su bajo nivel. ¿Un mal día? Ojalá

Actualizada 20:21

Más de una vez me he preguntado cuántos jugadores de la selección femenina de fútbol serian titulares en la masculina y viceversa. Un jueguecito. Mariona Caldentey, segurísimo. El gol de la primera victoria española en los Juegos fue suyo. Anécdota. Lo mollar es que es buenísima. La he visto siempre al lado de las laureadísimas Putellas y Bonmatí. ¡Qué futbolista, Mariona! De Felanitx, Mallorca.

También me he preguntado que seríamos los españoles sin los baleares, da calambre pensarlo. Rafa, su tío Miguel Ángel, el tiísimo Toni, Elena Gómez manacorí como todos ellos, Rudi el de los seis Juegos, los Moyá, Bustos, Mola, Alba Torrens, Marga Fullana. Jorgito Lorenzo. Llaneras, Abrines. El menorquín Vallejo y el menorquín mandarina Llull. Aquellos enormes Timoner, Rullán, otro Rafa, Ballester, Calafat... Y Mariona, claro. La Grande. Habrá más.

Pues eso. Que un gol suyo y otro de Aitana valieron para darle la vuelta al gol japonés, que resucitó el fantasma del 4-0 del Mundial, única derrota española. Partido durillo, hubo que 'roelo'. Fue una España convencida, seguramente lejos de su máximo nivel, pero autosuficiente para parar, templar y mandar en el partido del estreno, siempre peculiar.

En resumen: este equipo huele a podio que asusta. No hablo de oro, me da yuyu. Podio, seguro. El fútbol suavizó la primera trompada, las Guerreras no se presentaron ante Brasil. No fue un estreno, fue una pesadilla. No están en mi medallero, tampoco su bajo nivel. ¿Un mal día? Ojalá.

Sara Álvarez. Vamos a por mi ídolo de otros juegos. No ganó, ni siquiera subió al podio. Pero me dio la mejor lección ante la derrota y la vida. Estamos en Atenas'2004 y me tocó informar sobre el torneo de judo. Un atrevimiento que me lanzó a pedir auxilio a Alejandro Blanco, hoy presidente del COE y entonces de la Federación Española de este deporte. Me dijo: «Si España tiene una medalla segura es la de Sarita».

Fue campeona de su colegio, de su barrio, de Madrid, de España, de Europa y del Mundo. Y se presentó en los Juegos a por todas. Duró apenas dos minutos. La estupenda francesa Lucie Décosse la ganó visto y no visto. Y no tuvo la oportunidad de la repesca. Dejé la competición y me fui a por Sara, a ver qué me contaba.

La encontré sentada en el suelo, en el quicio de la puerta. Me presenté con el tono de voz más bajo que recuerdo en mi vida. Levantó su cabeza y me dijo: «Ya ves. Cuatro años de mi vida... Fuera. En nada». Nunca supe si me veía. Era la tristeza químicamente pura. Pero ahí estaba, entera, enorme. Ella, la campeona de las mil coronas se quedaba sin la olímpica.

Recuerdo que traté de animarla, ella me ayudó: ella. «Tranquilo, ha sido mejor». Charlamos un rato más, no tomé una nota. Al final me dio un abrazo. Desde aquella triste mañana la carrera esta madrileña está en mi jardín de ídolos. Sara Álvarez Menéndez, hoy Directora Deportiva de la Real Federación Española de Judo, deportista inolvidable. Es verdad eso de que no todo es ganar. Ella, que lo ganó casi todo.

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