El cambio de «sueño» de Carlos Alcaraz que va mucho más allá de un número 1 que ya defiende
Solo con saltar (y empezar el partido) a la tierra del Foro Itálico de Roma Carlos Alcaraz ya recuperó el número 1 del mundo del tenis. Así de sencillo era, así de difícil fue llegar aquí. Por tercera vez –todas ellas en menos de un año– el murciano alcanza el cetro del tenis. ¿A la tercera irá la vencida para asentarse en lo alto del ranking?
Alcaraz ha vuelto a superar a Djokovic en la clasificación ATP. Lo hizo por primera vez hace dos meses tras ganar el Masters 1.000 de Indian Wells. Ahí cogió un número uno que el serbio le había quitado tras el Open de Australia. Sin embargo, esa segunda vez al frente del ranking solo le duró a Carlitos dos semanas.
Ahora, en plena gira de tierra batida y a las puertas de Roland Garros, Carlos Alcaraz recupera el número uno del mundo y todo hace indicar que al menos así llegará hasta Wimbledon. Es seguro que llegará a París en esta condición. Es decir, el murciano será el primer cabeza de serie en todo un Grand Slam como el de París. Un nuevo logro histórico de un chaval de tan solo 20 años (recién cumplidos).
Ganador en Barcelona, Madrid, Indian Wells y Buenos Aires este año, Alcaraz está ahora en Roma, torneo que no tiene, preludio ya de Roland Garros. Tras el Masters 1.000 italiano ya vendrá el Grand Slam de la tierra, siempre paraíso del tenis español.
Ahí será número 1 del mundo Alcaraz, que de forma oficial no tendrá esta condición hasta el 22 de mayo, día en el que se actualizará el ranking tras terminar el torneo de Roma. Es decir, este domingo (y el lunes y el martes...) Alcaraz no es como tal número 1, pero ya sabe que lo será. Es decir, lo es en la práctica.
Esto se debe a que antes de que comenzara el Masters 1.000 de Roma Djokovic superaba en tan solo cinco puntos a Alcaraz. Carlos no disputó el torneo el año pasado, por lo que todo lo que dispute en Roma es puntos a su casillero. Por disputar la segunda ronda –en realidad su primer partido , en el que ganó a Albert Ramos– ya tiene 10 puntos. Como el serbio ganó aquí el año pasado y por lo tanto no puede sumar puntos (solo podría perderlos si no gana) las cuentas están claras: Alcaraz le supera y es nuevo número uno.
Un reto mayor
El reto de Carlitos es que el número 1 le dure más que la anterior vez y que incluso sea más duradero que la primera vez que lo fue, desde mediados de septiembre de 2022 (victoria en el US Open) a finales de enero de 2023 (triunfo de Djokovic en el Open de Australia). Fueron 20 semanas al frente del ranking. Puede que así sea pero dependerá del papel que ambos hagan en Roland Garros: defienden del año pasado los cuartos de final, ronda en la que cayeron ambos.
Sin desmerecer el hito que supone tener a Alcaraz en el número 1 del tenis, lo importante es la regularidad, la consecución de victorias y con ellas títulos. Y eso es lo que viene siempre a defender el murciano, que ha cambiado de «sueños» al darse cuenta de que ya no es una promesa, sino una realidad.
Cambio de «sueño»
Hace unos años, cuando ya asomaba la cabeza en las Next Gen ATP Finals (e incluso cuando consiguió algún torneo ATP), dijo que su «sueño» era «ser número uno del mundo». «Mi sueño es ser número uno del mundo y trabajaré duro para ello. Más allá de ganar este torneo o no, sigo enfocado en mi objetivo que es ser número uno mundial», dijo en 2021.
Ahora es ya un tenista top, ganador de varios de los torneos más importantes del año, y ese «sueño» cambia. Es lógico. La realidad también cambia percepciones. «Mi sueño es convertirme en uno de los mejores de la historia», acaba de decir en Roma. Es decir, ahora ya es pasar a la historia.
Alcaraz reconoce que este nuevo horizonte, algo para lo que quedan muchísimos años, «es ambicioso» aunque «no le tengo miedo a intentarlo y darlo todo para intentar conseguirlo». Eso sí, sabe que «de momento estoy muy lejos». Si sigue a este ritmo de brillantez y trofeos ganados, claro que pasará a ser uno de los mejores de la historia. Por ahora pies en el suelo y a seguir disfrutando de una progresión impresionante.