Rafa Nadal paga caro el cansancio acumulado y se queda a las puertas del título en Bastad

No ha podido ser. Los más fieles confiaban en el título número 93 de Rafael Nadal, pero la realidad del tenista balear ha cambiado. Aun así, el balear tiene motivos para sentirse más que orgulloso porque pase lo que pase nada ni nadie podrá borrar su glorioso legado. El tenista mallorquín no supo descifrar el buen juego de Nuno Borges y llegará a la cita olímpica con un rodaje de siete partidos, algo que no está nada mal (6-3 y 6-2, en 1h y 26 minutos).

Domingo 21 de julio. 14:00 de la tarde hora local en Bastad, un sol radiante y una temperatura de 29 grados. Así arrancó la gran final entre Rafa Nadal y el portugués Nuno Borges. El público respondió a lo grande y la pista central presentó una entrada fantástica. El día invitaba a ello.

El inicio de partido fue bastante movido. Rafa Nadal volvió a empezar frío y esa falta de temperatura supuso ponerse por detrás en el marcador desde el principio. 2-0 para Borges y mirada de disconformidad por parte del balear a su banquillo. No era el comienzo deseado por su parte. En una final puede pasar cualquier cosa y la buena noticia es que todavía había tiempo para revertir la situación.

Nadal consiguió recuperar el juego de desventaja y del 2-0 se pasó al 2-2. Sin embargo, los errores no forzados volvieron a condenar al manacorí y Borges aprovechó esa situación para abrir brecha en el marcador. Es decir, Borges se puso 5-2 arriba y dejó casi amarrada la primera manga. El tenista nacido en Maia tenía todo a favor, pero cuando al otro lado de la red está Nadal no conviene dar nada por sentado. Porque si te despistas un milisegundo, el balear te castiga.

El tenista luso supo aguantar la presión y se llevó el primer parcial por 6-3. Por tercera vez en tres días, a Rafa Nadal le tocaba volver a remontar una situación adversa. ¿Difícil? Sí. ¿Imposible? No. El tenista balear se ha visto en contextos mucho peores.

Nadal no consigue arrancar

Nadal se puso el mono de trabajo y empezó a jugar con las ideas algo más claras. El balear sacó adelante sus dos turnos de servicio con una solvencia que había echado en falta en el primer parcial. Pero le faltaba lo más importante para abrir hueco en el segundo: romperle el servicio a Nuno Borges.

El luso estaba cuajando un gran encuentro con su saque y no le dejaba ni un mínimo resquicio al mallorquín. Así iba a ser difícil pensar en positivo, pero lo que menos le interesaba a Rafa era venirse abajo. Y cuando todo apuntaba al 3-2 a favor del español, Borges volvió a aprovechar los errores de Nadal para ponerse por delante. Break del portugués y al balear le tocaba reaccionar inmediatamente para llevar la final al tercer y definitivo set.

Esa reacción no llegó. Nuno Borges jugó como los ángeles y no le dio ni una sola opción al tenista balear. Título más que merecido para el jugador luso, que supo cómo afrontar los momentos importantes para conseguir su primer trofeo como tenista profesional. El tenista luso estaba emocionado y no se terminaba de creer lo que había conseguido. No todos los días se gana a Rafael Nadal en una gran final.