Las primeras incongruencias del PIB nominal: solo crece un 0,9 %
A falta de poder revisar el crecimiento real por el método de los índices encadenados, los síntomas que muestra nuestra economía es que crecemos más gracias a nuestro sector exterior
Antes de empezar, creo que es importante dejar claro en que consiste el PIB nominal y el PIB real. Según el Consejo General de Economistas, el PIB nominal es el valor, a precios de mercado de la producción de bienes y servicios finales producidos en un país durante un determinado periodo de tiempo –que suele ser un año–, mientras que el PIB real es el valor de dicha producción a precios constantes.
Esto significa que el primero, el nominal, refleja los incrementos o disminuciones de estos precios –si hay inflación o deflación respectivamente–, mientras que el PIB real toma como base los precios de un año y permite hacer una comparación de la producción de un determinado país en periodos de tiempo diferentes, al aislar los cambios ocasionados en los precios, reflejando perfectamente el poder adquisitivo neto, sin importar los cambios de precios a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, si en una economía la inflación es de 5 % respecto al año anterior y su PIB nominal es del 4 %, el PIB real sería de -1,0 %. Es decir, la economía ha caído en términos reales (PIB real), aunque nominalmente (PIB nominal) ha habido un aumento en los valores, como consecuencia del incremento de precios (inflación)
Dicho esto es bueno saber que la inflación de nuestro país en los seis primeros meses de este año ha sido de un 2,7 %, con un enero de 0,1 %, febrero de 0,4 %, marzo de 0,8 %, abril de 0,7 %, mayo de 0,3 % y junio de 0,4 %, que sumados nos dan un 2,7 %
Los datos que voy a presentar a continuación son los datos publicados el 30 de julio por el Instituto nacional de Estadística, presidido por Elena Manzanera que sustituyó a Juan Manuel Rodríguez Poo después de que fuera cesado por Nadia Calviño por discrepancias en los resultados de este organismo.
Así tenemos que el PIB de un país es la suma de la demanda interna –que es la suma del consumo y la inversión o formación bruta de capital– y la demanda externa. A su vez, el consumo se divide entre el consumo privado –la suma del consumo de los hogares y las instituciones sin fines de lucro– y el consumo del Estado o de las Administraciones Públicas. La demanda externa, por su parte, es la diferencia entre las exportaciones de bienes y servicios y las importaciones de bienes y servicios.
Así tenemos que el PIB nominal del segundo trimestre crece un 0,9 %, pasando de 380.810 millones de euros a 384.101 millones.
La demanda interna sólo crece un 0,2 % en términos nominales, por culpa de la caída de la formación bruta de capital que decrece un 1,1 %. El consumo crece un 0,5 %, pero el de los hogares, que en volumen supone el 54,4 % sólo crece un 0,4 %, muy importante a tener en cuenta porque la inflación es de un 2,7 %. Por lo tanto, y si seguimos la explicación del Consejo General de Economistas, el crecimiento real sería negativo y lo mismo podríamos hacer con el crecimiento del resto de los consumos, donde el único que crece por encima de la inflación es el de las instituciones sin fines de lucro que sólo suponen el 1,1 % del total del PIB nominal.
Por otro lado, la demanda externa crece un 15,6 % que equivalen, no tanto porque nuestra economía vaya como un cohete, sino porque nuestras importaciones han caído un 0,5 %, mientras que nuestras exportaciones crecen un 1,3 %. En estas cifras sorprende que las exportaciones de servicios sólo crezcan un 1 % sobre el primer trimestre y en cambio las exportaciones de bienes crecen un 1,5 %, que revisaremos en próximos artículos.
Por lo tanto, tenemos que la suma de la demanda interna y externa nos da un crecimiento del PIB nominal del 0,9 %, muy pobre si tenemos en cuenta el proceso inflacionario que tenemos en nuestro país.
Por lo tanto, a falta de poder revisar el crecimiento real por el método de los índices encadenados, los síntomas que muestra nuestra economía es que crecemos más gracias a nuestro sector exterior, sabiendo que hasta mayo llevamos un decrecimiento de las exportaciones de bienes de un 2,3 % sobre el mismo período de 2023 y que lo único que nos salva es el turismo y que también importamos menos productos y servicios, porque el consumo de los hogares está completamente parado y la inversión en caída libre. Si alguien piensa que esta economía va como un cohete, hay que llamar a Houston y decir que somos el Apolo XIII.