El sistema toca fondo: en 14 autonomías hay menos de dos cotizantes por pensión

La sostenibilidad del sistema de pensiones es uno de los grandes quebraderos de cabeza del Gobierno. La reforma de José Luis Escrivá, a pesar de haber aumentado los ingresos procedentes de las cotizaciones, no es capaz de garantizar la solvencia de un modelo que va a estar sometido a importantes tensiones por la jubilación de la generación del baby boom.

En un reciente informe, Fedea advertía de que, pese a las «optimistas previsiones» del Ministerio de Seguridad Social, «es poco probable que la reforma del sistema llevada a cabo en el periodo 2022-2023 reduzca el creciente déficit contributivo observado en los últimos años».

«El sistema tiene una situación de solvencia muy deteriorada, con un patrimonio neto negativo muy elevado, lo que significa que su carga se está trasladando a las generaciones futuras. Es urgente que nuestra clase política comience a tomarse en serio el agujero del sistema de pensiones y a tomar medidas correctivas», añadía el estudio.

Y es que la euforia de Elma Saiz, quien ha asegurado la sostenibilidad del sistema para el final de esta legislatura, contrasta con la realidad del modelo, especialmente cuando el Gobierno hace trampas al solitario con los datos de empleo.

Esto se observa en la famosa ratio ocupados-pensionistas. Se trata de la relación entre el número de ocupados y de receptores de una pensión, que actualmente se sitúa en el 2,1. Es decir, hay dos ocupados por cada pensionista, considerado como un equilibrio según los expertos.

Pero las formas estadísticas determinan el fondo. La cifra de ocupación, recogida en la Encuesta de Población Activa del INE, muestra «el conjunto de personas, fijas y eventuales, que en el año de referencia de los datos se encontraban ejerciendo una labor remunerada o no, para la empresa, y perteneciendo y siendo pagadas por ésta».

El Ministerio de Seguridad Social, por su parte, ofrece datos de afiliación, que no incluye aquellas personas que trabajan en negro. Además, la estadística de esta cartera se refiere al total de afiliaciones y no al de personas afiliadas, por lo que los trabajadores pluriempleados se computan más de una vez. En el segundo trimestre, se cuantificaron 21.684.700 ocupados frente a los 21.383.106 afiliados medios registrados en julio, lo que da un indicio de la complejidad del asunto.

Cotizantes

Para comparar la sostenibilidad del sistema de pensiones, los datos más fiables son los de cotizantes, ofrecidos también por la Seguridad Social, que recogen el total de personas que han cotizado, al menos, un día en el mes de referencia, a los que se suman sus bases de cotización durante ese tiempo. Así, el número de cotizantes y su base media están referidos a lo que se denomina «persona física» frente a los datos de afiliación, que aluden a las relaciones laborales.

La base de cotización es el salario bruto mensual de un trabajador, incluyendo las horas extra, las pagas extra prorrateadas y las vacaciones retribuidas y no disfrutadas si las hubiera, y es, además, la base sobre la que se establece el porcentaje que se debe aportar a la Seguridad Social.

En el mes de marzo de 2024, últimos datos disponibles, se registraron un total de 16.343.956 cotizantes con una base media de 2.190,7 euros, aunque con importantes diferencias a nivel regional. Si extrapolamos estos datos con el de pensionistas para calcular la dichosa ratio, nos hacemos una idea de la gravedad de la situación.

La media española se encuentra en el 1,6 y solamente Madrid, Baleares, Canarias y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla muestran cifras por encima del 2, considerado como un equilibrio. De hecho, en Asturias y Galicia solo hay un cotizante por cada pensión.

Esta circunstancia es todavía más delicada a nivel provincial. Orense (0,7), Cáceres (0,7), Lugo (0,8), León (0,9) y Zamora (0,9) tienen una ratio inferior a 1, y solo en Madrid, Baleares, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas, Ceuta y Melilla es superior a dos.