La banca cada día más en forma: el dudoso cobro sigue a la baja
Si la actividad económica se reactiva, la banca puede ser el motor de apoyo y ayuda al crecimiento y si no se reactiva, al menos las entidades financieras no volverán a ser un problema
Jerome Powell, el Presidente de la Reserva Federal Americana, anunció en la reunión anual de Jackson Hole que se van a producir bajadas de los tipos de interés. Es una gran noticia para los mercados y más para los consumidores y las pequeñas y medianas empresas que llevaban desde 2022 con subidas de tipos de interés que dificultaban de forma importante, el pago de hipotecas y la devolución de préstamos.
El Banco Central Europeo, que se anticipó por primera vez a la Reserva Federal en la bajada de tipos, tendrá que seguir aflojando su política, porque los resultados de crecimiento de la Eurozona dejan mucho que desear.
La inflación no está controlada porque se ha cerrado julio con un ligero repunte del 2,5 % al 2,6 %, pero está ya muy lejos de los dos dígitos que vimos en octubre de 2022, donde la inflación se colocó en 10,1 %.
Han pasado muchos meses, casi 2 años, y por fin vemos cerca el fin de la inflación, pero esto ha costado muchos problemas a todas las economías serias de la Zona Euro, que han trabajado de forma profesional por reducir al máximo esta variable que tanto daño hace a las clases económicas más bajas.
Pero cuando hay inflación, siempre hay ganadores y estos son los países que juegan al gasto público, al déficit y a la deuda. Porque la inflación les beneficia, porque aunque se paguen tipos de interés más altos por la deuda, si estos están por debajo de la inflación local es bueno para ellos, porque en el fondo, recaudan más y de que las ratios de déficit y deuda sobre el PIB les suelen beneficiar.
El otro gran beneficiado suelen ser las entidades financieras, que prestan el dinero nuevo mucho más caro, las renovaciones de las hipotecas a tipo variable, no paran de subir y además si hacen, como los bancos españoles, que decidieron no remunerar el pasivo, es decir, los depósitos de los ahorradores, pues entonces aunque hayan perdido algo de caja que se ha movido a las Letras del Tesoros, al final estamos hablando de un total de 20.000 millones que no ha afectado para nada a su liquidez, mientras que su rentabilidad no paraba de subir.
Es más, los resultados anunciados por todas las entidades financieras al cierre de junio de 2024 han sido espectaculares. Han superado los 15.287 millones de euros en el conjunto del sector, que supone un 23 % más que en junio de 2023 y todos los grandes han batido sus registros, siendo el mejor el Santander con 6.059 millones, un 16 % más que en 2023.
El único gran riesgo que tienen estas situaciones es que los préstamos nuevos o los concedidos entren en mora o se conviertan en dudoso cobro y las entidades financieras tengan que provisionar esas posibles pérdidas. Pero la banca española aprendió su lección entre 2008 y 2013, y desde entonces, la lección aprendida por los departamentos de riesgo y las medidas implantadas desde el BCE con el mecanismos de supervisión bancaria consiguieron que la banca española, se convirtiese en una de las más seguras y mejor financiadas.
Hoy lo que les quiero mostrar es que, aunque a los consumidores y a las pymes nos duela, lo que no puede volver a suceder es que el Estado tenga que acudir al rescate como nos pasó en ese período donde desaparecieron la mayoría de las Cajas de Ahorro –hoy escasamente quedan media docena de las de entonces–.
Pero también veremos que el crédito está parado y aquí no se mueve nada, porque los departamentos de riesgo mantienen un férreo control sobre esos activos.
Así podemos ver que desde julio del 2023 hasta junio de 2024, los préstamos bancarios no se han movido prácticamente, y si no llega a ser por el mes de junio de este año, que han crecido en 11.000 millones, estaríamos en 13.000 millones de diferencia, cuando nos hemos quedado casi a la par, en 2.021 millones menos.
En el tema que de verdad preocupa a los gestores bancarios, que es el tema de la morosidad que se convierte en incobrable, están 684 millones mejor que hace un año, lo que demuestra que hoy son implacables en este tema.
La banca está hoy en una ratio de morosidad de un 3,43 %, pero para que se hagan una idea, en el 2018, cuando la crisis ya había desaparecido, estaba en 70.258 millones que representaban el 5,81 % del total de sus créditos, desde entonces han ido bajando paulatina y precisamente en junio de 2024 han llegado a la ratio más bajo de esa serie histórica que publica el Banco de España.
Sin duda es una buena noticia, porque si la actividad económica se reactiva, la banca puede ser el motor de apoyo y ayuda al crecimiento y si no se reactiva, al menos las entidades financieras no volverán a ser un problema.