Entrevista Ángel Escribano: «Queremos ser un referente europeo en Defensa»
Salieron de la nada, pero su empresa se dispara, se han convertido en el segundo accionista de Indra y quieren seguir creciendo. El consejero delegado de la compañía nos cuenta cómo lo han hecho.
La empresa de los Escribano la fundó el padre de sus actuales directivos a mitad de los años 80 en Coslada (Madrid). La empresa para la que trabajaba quebró, y se puso a reparar maquinaria de obra pública. Cuando en 1989 volvió su hijo Ángel del servicio militar (hoy Ángel es el consejero delegado), montaron un taller y siguieron creciendo. Poco después, en torno al año 1990, Ángel, que era un gran ciclista, se fue en bici a la cercana Construcciones Aeronáuticas (después Airbus), se inventó que tenía una reunión con el director comercial y le convenció para que les encargara reparar piezas del Eurofighter, el avión de combate europeo, y fabricar piezas del lanzador de satélites Ariane 5.
La audacia de Ángel les permitió diversificar su negocio entrando en el sector aeronáutico, pero el primer gran salto de la empresa llegó a partir de algo que ocurrió en 2011. El actual consejero delegado conoció en un evento en Barcelona a un profesional de su sector que trabajaba en Omán. Le dijo que le gustaría ir a un partido de fútbol, y preguntó a Escribano si podría conseguirle unas entradas. Habló con un proveedor, del que sabía que tenía un palco, e hizo la gestión. Fueron juntos y, al final del partido, después de haberle tratado a cuerpo de rey, le dijo que le pondría en contacto con el fondo soberano de Omán. Escribano viajó allí y, tras mostrarles su producto y convencerles, le dijeron que el rey Juan Carlos I había estado hacía poco en su país y les indicó que invertían poco en España. Entonces, el interlocutor de Escribano le dijo que invertirían en su empresa 18 millones de euros. Aquella inversión supuso que el fondo soberano de Omán se hiciera con el 32% de Escribano. El fondo entró en el año 2016 y salió en el 2020, tras recomprarles los hermanos Escribano sus acciones. Ángel y Javier se las reparten hoy al 50 %.
Tras este impulso, la compañía se situó en 2018 en una facturación de 51 millones, un beneficio neto de 11 millones, sin deuda y con una plantilla de 300 trabajadores. Seis años después. Escribano cerrará este año facturando previsiblemente 225 millones de euros, con un beneficio neto de 13 millones, sin deuda bancaria y una plantilla de algo más de 1.000 trabajadores, según nos confirma el propio Ángel Escribano en esta entrevista.
El principal negocio de Escribano es hoy la venta de las estaciones de armas o torres que sirven de apoyo a las metralletas que se ubican en blindados y barcos de guerra. Las fabrican al completo en su actual sede de Alcalá. Suponen el 60 % de su negocio. El resto viene de equipamientos de seguridad y frontera y sistemas de guiado de municiones. Venden en veinticinco países, pero los países que más les compran son Emiratos Árabes, Singapur y Corea del Sur. La imagen más visible de Escribano es el 8x8, el proyecto estrella del Ejército de Tierra y el Ministerio de Defensa español en el que participa junto con otras empresas españolas.
Su apuesta por Indra
Sin duda Escribano ha estado de actualidad por su compra del 3 % de Indra en marzo del año de 2023 y su posterior ascenso hasta el 8 % que le convierte en el segundo mayor accionista de la principal empresa de defensa de España, tan solo por detrás de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que tiene el 28 %. También porque hay quien relaciona a los Escribano con Pedro Sánchez y con la posible compra de Talgo. Sobre todo ello preguntamos a Ángel Escribano.
En cuanto a Indra, el consejero delegado explica que el Gobierno hizo un llamamiento a la industria diciendo que el presupuesto de Defensa iba a subir hasta el 2 % del PIB, que «donde se invertía diez se iba a invertir veinte», y que había que estar preparado: «El llamamiento fue el siguiente: inviertan ustedes, cojan tamaño y pongan sus negocios a crecer. Cojan tamaño para acometer el doble de carga de trabajo del que tienen en la actualidad».
Con este contexto, Escribano sostiene que hubo empresas, «la mayoría del sector», que pidió el contrato y con el dinero ya montarían la empresa, algo de lo que él está «totalmente en contra», y otros como ellos, que invirtieron, ampliaron sus capacidades y las ofrecieron al mercado.
En este escenario se plantearon invertir en Indra, «que tiene un potencial impresionante, tanto con este Gobierno como con los anteriores como con los venideros, pues todos apoyarán a la empresa referente española en Defensa porque el 28 % del accionariado es del Estado».
Escribano explica que les pareció «una buena idea estar dentro», y por eso compraron acciones de Indra primero cuando estaban a 11,3 euros (hoy están en 16,83), como puede hacerlo cualquiera. Han invertido más de 100 millones de euros. «No ha sido una decisión económica. Podríamos haberlas vendido cuando estaban a 22 euros. Si el objetivo hubiera sido ganar dinero, podríamos haber invertido en Tesla o en Apple. Estamos en Indra porque creemos en el proyecto. Nuestra idea es estar en él largo y tendido».
Cree que Indra «lo está haciendo muy bien. Le están dando un buen cambio a la compañía. Si queremos tener una gran empresa en el sector de la Defensa, habrá que crearla. Trabajamos para ser muy grandes, y que Indra también lo sea. Ellos no tienen sistemas de armas, y nosotros sí». Por ahí puede llegarles más negocio. «Nuestro objetivo es ser una empresa muy referente del sector de Defensa español y europeo, y creo que los números van camino de que pueda suceder. Es una carrera difícil, a largo plazo, pero se está dando», añade.
En el consejo de Indra se sienta Javier Escribano, hermano menor de Ángel (tiene 50 años, por 53 del consejero delegado) y presidente de la compañía. No se plantean pedir otro puesto en el Consejo de Administración. «¿Para qué?», dice Ángel Escribano. «Lo importante es estar», añade. También siguen con la idea de llegar hasta el 10 %, pero hoy en día aseguran que no pueden permitírselo.
Su relación con Pedro Sánchez y Talgo
Diversas fuentes han atribuido en alguna ocasión el ascenso de Escribano a una supuesta buena relación con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Ellos lo niegan. «Es algo que me suena supercurioso. Es un bulo de la gente. Cuando a alguien le va bien, o aparentemente bien, no puede ser porque trabaje más o porque sea más listo, sino porque le están ayudando», lamenta. Escribano cuenta que se levanta todos los días a las 5 de la mañana para ir a trabajar y sale de la oficina a las diez de la noche. Estudió FP, como su hermano. El 60 % de los empleados de Escribano estudiaron Formación Profesional, y la mayoría proviene del Corredor del Henares.
«No somos amigos de Pedro Sánchez porque no le conocemos más que de la televisión. No me importaría conocerle. He conocido a Feijóo, a Rajoy, a Zapatero, a todos los ministros de Defensa desde hace quince años. No somos afines a nadie, ni de izquierda, ni de derecha. El primer edificio que tenemos aquí lo inauguró Esperanza Aguirre; el segundo, Pedro Argüelles y Jaime García-Legaz (ambos del PP). A este edificio vino María Dolores de Cospedal, y si mañana hacemos un edificio nuevo y está de ministra Margarita Robles, la llamaremos».
En cuanto a la posibilidad de comprar Talgo, indica que «no sabemos más que lo leemos en la prensa. Solo sé que Talgo significa Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol porque se estudiaba en el colegio, pero no hay nada. Cuando nos preguntan si vamos a entrar, decimos que nos traigan el dinero y entramos, Nosotros no tenemos más».