La cárcel de Segovia, un destino nada cómodo para el presunto asesino de Lardero
Las quejas por la falta de personal y algunos sucesos recientes han llevado al Centro Penitenciario de Perogordo a las crónicas de los periódicos
Con los números del ministerio del Interior en la mano, la cárcel de Segovia nunca ha sido de las más conflictivas de España. Sin embargo, las quejas por la falta de personal y algunos sucesos ocurridos en los últimos dos años hacen pensar que el presunto asesino de Lardero no va a tener una estancia fácil en el Centro Penitenciario de Torredondo (pues ese es su nombre oficial).
Situada muy a las afueras de la ciudad, y bordeada en uno de sus costados por una senda frecuentada a diario por caminantes, corredores y ciclistas, la cárcel de Segovia ha sido carne de periódico en los últimos tiempos por varios sucesos ocurridos en su interior y por haber contado con un inquilino ilustre: Jaume Matas.
El exministro y expresidente de Baleares pasó nueves meses en el penal segoviano. Fue entre los años 2014 y 2015 por un delito de tráfico de influencias. Aunque fue una condena breve y Matas dispuso pronto de permisos de fin de semana, la presencia del exministro dio cierto protagonismo mediático a la cárcel de Segovia.
En los últimos meses, la actualidad de la prisión ha girado en torno a las quejas sindicales por la falta de personal y varios sucesos truculentos. En primer lugar, sindicatos como CSIF y UGT aseguraban a comienzos de este año que la cárcel está entre las diez con más plazas vacantes de toda España. Aseguran que faltarían por cubrir unas 65 plazas, en torno al 20 % de todas las previstas inicialmente.
Consecuencia o no de esa desatención, en los últimos tres años la cárcel ha presenciado altercados notables, desde sucesos más o menos habituales como menudeo de droga o, por desgracia, agresiones a funcionarios, a otros más propios de la crónica negra.
Ahorcados en la celda
El más destacado de todos ocurrió en febrero de 2020, cuando hasta tres presos se quitaron la vida y otros dos intentaron hacer lo mismo, tal y como recogieron las crónicas de Efe de aquellos días. El primer fallecido fue un joven marroquí de 25 años que fue encontrado en una celda de aislamiento colgado. Después otros dos reclusos, un joven rumano de 25 años y otro varón peruano de 38, fueron hallados sin vida en la celda que compartían.
Según las primeras investigaciones de aquellos días, estos dos últimos internos mantenían una relación sentimental y el mayor de ellos habría acabado con la vida del otro mediante un estrangulamiento para después quitarse la vida en la ducha, donde fue hallado ahorcado.
En aquellos días, los sindicatos volvieron a recalcar la falta de medios en el penal, que pese a todo está lejos de figurar entre los más peligrosos de España.