Pedro Sánchez y Yolanda Díaz
Ni cohete, ni moto. Bicicleta y a pedales
España necesita reformas estructurales, necesita introducir más competencia en sus mercados, más libertad, menos impuestos, más confianza
Pedro Sánchez quiere hacernos pasar por cohete lo que no deja de ser una bicicleta a pedales.
Nuestra economía crece, sí, lo que sin duda es una buena noticia, pero de ahí a afirmar que sea la que más lo haga, liderando la generación de empleo y que responda a principios de estabilidad y equilibro, eso es ya una colección de bulos a los que tan acostumbrados nos tiene el presidente.
Un cohete tiene un rápido movimiento ascendente y nuestra economía sigue la trayectoria contraria. En 2021 crecimos un 6,4 %; en 2022, un 5,8 %; en 2023 el crecimiento se redujo hasta un 2,5 %. La previsión para 2024 cae hasta el 2,1 % y para 2025 lo vuelve a hacer hasta el 1,9 %. Que haya crecimiento no quiere decir que la pérdida de vigor sea para celebrar.
El triunfalismo excitado de Sánchez le llevó también a afirmar que la nuestra iba a ser la economía europea que más creciese. Igualmente, falso. Por encima de ese crecimiento de 2,1 % están Malta (4,6 %), Croacia (2,8 %), Chipre (2,8 %)… y así hasta seis socios europeos. Para 2025, el número de países de la Unión Europea que crecerán por encima de España llegan a 11.
Si hablamos de empleo, los datos de la última Encuesta de Población Activa reflejan un crecimiento del número de desempleados de 117.000 personas y de la tasa de paro hasta el 12,29 %. Tanto es así que, por primera vez en nuestra historia económica reciente, somos el país de Europa que la tiene más alta, por encima ya de Grecia.
Lo que sí va como un cohete es la deuda pública española y, en menor medida, la inflación. Respecto a esta última, ha crecido un 3,3 % en términos interanuales frente al 3,2 % anterior; es decir, no sólo crece, sino que lo hace de forma más acelerada. España se sitúa, así, como la quinta mayor tasa de inflación de la Unión Europea y se descuelga de la desaceleración general de la inflación de la zona euro.
Respecto a la deuda, Sánchez está batiendo todos los récords. Desde que gobierna, ha crecido en 600.000 millones de euros en términos absolutos, hasta llegar a los 1,60 billones de euros. La deuda por cápita alcanza ya el 109 % del PIB, 10 puntos más desde su llegada a La Moncloa. Sobre la espalda de cada español, descansan 30.000 euros de deuda que hipoteca a las generaciones futuras. Y nos hemos convertido en el cuarto país con la deuda más alta de Europa.
No se puede presumir de cohete teniendo un crecimiento cada vez más menguante y sin bases sólidas, sustentado de manera artificial en un consumo público financiado con un endeudamiento desbocado y con el desempleo batiendo récords en Europa.
Cohete podría ser Madrid, que cada año incrementa su aportación al PIB español, ya casi en el 20 %, y lidera el crecimiento económico de nuestro país desde 2017.
Un crecimiento sólido, basado en un marco económico que tiene en las reducciones de impuestos, la confianza que transmite un gobierno especialmente fiable, la desburocratización de la Administración y la seguridad jurídica sus principales pilares. Fundamentos que nos han permitido estar a la cabeza de la creación de empresas (casi 25.000 nuevas entidades en 2023), de las nuevas altas de autónomos (9.000 en el último año) o liderar la atracción de inversión extranjera (3 de cada 5 euros recibidos en España vienen a Madrid), ampliando la brecha con las restantes regiones.
A la vez, en el mismo trimestre que España incrementaba su número de parados en más de 100.000 personas, Madrid los disminuía y lideraba la creación de empleo con casi 45.000 nuevos ocupados, reduciendo su tasa de paro hasta el 9 %.
Las diferencias son sustanciales, pero Pedro Sánchez prefiere obviarlas y seguir con su política de bulos y blanqueos, en este caso, de los datos económicos. No tiene mucho recorrido por delante: el Banco de España pronostica un ajuste fiscal de 10.000 millones de euros anuales al reintroducirse las reglas fiscales por parte de la Unión Europea. Lo malo es que, para su Gobierno, eso sólo significa más impuestos. Y España no puede permitirse nuevas subidas fiscales después de que ya lo hayan hecho en 69 ocasiones, convirtiéndonos en el país de la Unión Europea donde más se incrementa la presión fiscal y más renta pierden los hogares.
España necesita reformas estructurales, necesita introducir más competencia en sus mercados, más libertad, menos impuestos, más confianza; necesita más políticas como las que lleva a cabo la Comunidad de Madrid y menos cohetes de artificio.
