La hora de las «agallas»
Ferraz intenta aplacar el debate en la Ejecutiva del PSOE y hacer un control de daños
Salvador Illa intervendrá en la reunión de este sábado para hacer de «casco azul». El acuerdo con ERC ha puesto a los barones del PSOE en una posición complicadísima en sus territorios
Llegó el día de las «agallas», en palabras de la portavoz del PSOE, Esther Peña, que el pasado lunes invitó a los críticos a tenerlas. Pedro Sánchez reúne este sábado al Comité Federal de su partido en un ambiente de tensión interna y desgaste electoral, motivado por el acuerdo con ERC para una financiación privilegiada de Cataluña.
En los días previos al encuentro, Ferraz ha intentado templar gaitas con los territorios para suavizar las críticas, con llamadas por parte de la vicesecretaria general, el secretario de Organización y el adjunto de éste, María Jesús Montero, Santos Cerdán y Juan Francisco Serrano. Pretenden que, si algunos responsables regionales y provinciales van a protestar, aunque solo sea por quedar bien ante sus electorados, al menos lo hagan bajito. Y dentro de un orden.
El problema no son Emiliano García-Page y Javier Lambán, a los que la cúpula del PSOE da por perdidos. El problema es que, en esta ocasión, el presidente de Castilla-La Mancha y el aún líder del PSOE de Aragón no están solos, aunque Ferraz haya tratado de aislar sus voces, como con la amnistía.
En las últimas semanas, líderes regionales de incuestionada subordinación a Pedro Sánchez, como el asturiano Adrián Barbón, el andaluz Juan Espadas y el extremeño Miguel Ángel Gallardo, así como alcaldes, secretarios provinciales y otros cuadros del partido, han hecho saber su disconformidad con un acuerdo que, de facto, hace saltar por los aires la famosa Declaración de Granada, que los miembros del Consejo Territorial del PSOE suscribieron en julio de 2013, bajo el liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba.
De allí salió el compromiso de los socialistas -también de los del PSC- de defender un estado de las autonomías en el que haya «igualdad de derechos básicos de todos los ciudadanos, cualquiera que sea el lugar en el que residan». Y añadían: «Sí a los legítimos hechos diferenciales, no a los privilegios o a las discriminaciones». Varias de las intervenciones irán precisamente en esta línea.
Barbón es el único que ha excusado por presencia, puesto que este fin de semana se celebran los actos del Día de Asturias. Del resto se espera una asistencia masiva. El propio Salvador Illa tratará de hacer de casco azul. El líder del PSC tiene previsto hacer declaraciones ante la prensa antes de entrar a la reunión y, después, intervendrá ante sus compañeros en defensa de lo conseguido con este acuerdo, que ha devuelto la Generalitat al PSC después de 14 años. Illa sostendrá que no vulnera el principio de solidaridad territorial, como ya hizo el jueves en el Parlament de Cataluña. «Cataluña quiere seguir siendo solidaria, y mi Govern seguirá defendiendo una Cataluña solidaria con el resto de los territorios de España», señaló entonces.
El PSC de Illa es, hoy por hoy, el pulmón electoral del PSOE. El que con sus votos permitió que Sánchez saliera vivo de la ruleta rusa de las generales de julio de 2023. El que evitó que la derrota del PSOE en las europeas del pasado mes de junio fuera mayor: de no haber sido por los 17 puntos que el PSC sacó al PP entonces, la ventaja de los populares en toda España habría superado el millón de votos (fue de 700.000).
Frente a la fuerza del PSC, el PSOE está mortecino en Andalucía (el indulto encubierto a los condenados de los EREs ha sido el remate), grogui en la Comunidad Valenciana y no levanta cabeza en comunidades como Madrid, Castilla y León, Galicia, Murcia. Así que es evidente cuál es la prioridad de Sánchez.
Pero es que los líderes territoriales del PSOE se encuentran entre la espada y la pared. Por una parte, se deben a su jefe de filas -así lo entienden-. Pero, por la otra, el concierto catalán es una bomba de racimo contra sus intereses electorales.
En cualquier caso, en Ferraz no llegará la sangre al río. Nunca llega desde que Sánchez asumió la Secretaría General por segunda vez. Y menos cuando está el juego la continuidad de muchos de los que tienen que opinar. El líder socialista ha decidido adelantar el 41 Congreso Federal a noviembre precisamente para tener metidos en cintura a los dirigentes o a los que aspiran a algo en el PSOE.