Montero completa el plantel de ministros fijos discontinuos que jugarán con ventaja en las autonomías

No quería, se resistió, pero ni siquiera toda una vicepresidenta primera como María Jesús Montero puede negarse a cumplir los deseos de Pedro Sánchez, que siempre son órdenes.

El líder del PSOE de Andalucía, Juan Espadas, confirmó este martes su rendición sin siquiera dar la batalla en unas primarias. No están los socialistas andaluces para otra guerra fratricida. «Solo una opción podía hacerme cambiar de opinión en mi idea de seguir», señaló en su comparecencia, dando a entender que su condición para marcharse era que su lugar lo ocupara por aclamación la vicepresidenta Montero, nadie más.

Así pues, su sustituta, a falta de hacerse oficial, será la también ministra de Hacienda, ahora que haber formado parte de los gobiernos de los EREs ha pasado a ser una medalla y no un baldón en el PSOE de Andalucía, a juzgar por los recientes actos de desagravio a Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Magdalena Álvarez en el último Congreso Federal del PSOE.

Cinco ministros candidatos

Con Montero, Sánchez redondea su estrategia de gubernamentalizar los territorios en busca de esos liderazgos sólidos que reclamó tras el fiasco de las elecciones europeas, enviando a las citas autonómicas a cinco ministros: Montero en Andalucía, Óscar López en Madrid, Diana Morant en la Comunidad Valenciana, Pilar Alegría en Aragón (si gana al delfín de Javier Lambán, que allí sí habrá primarias) y Ángel Víctor Torres en Canarias. Este último ya fue presidente de las islas antes que ministro de Política Territorial.

Todos ellos serán ministros fijos discontinuos. O ministros a tiempo parcial y oposición a los gobiernos regionales del PP a tiempo completo, aprovechando las ventajas que da la cartera ministerial: presupuesto del Estado, firma en el BOE y exposición pública desde la sala de prensa de la Moncloa y desde las Cortes. Puesto que, al menos de momento, la intención de Sánchez es que todos sigan formando parte del Consejo de Ministros, con más razón tras ser elegidos precandidatos. «Creo que es perfectamente compatible desarrollar ambas funciones», defendió ayer la ministra Alegría en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, siendo una de las afectadas.

La primera maniobra de Montero

Sin haber anunciado siquiera su candidatura aún, Montero empezó la campaña la semana pasada. Aprovechó su condición de ministra de Hacienda para pactar con el partido Jaén merece más una moción de censura contra el alcalde jienense, del PP. Montero ofreció a sus tres concejales una refinanciación de los 600 millones de deuda que arrastra el consistorio, «que permita la flexibilización de los compromisos de pago que el Ayuntamiento de Jaén mantiene con el Gobierno de España, así como la dación en pago de bienes municipales como compensación de la deuda existente», según la versión de la formación local. «Es fundamental la rebaja sustancial de los intereses que actualmente el Ayuntamiento paga al Estado por la deuda, así como una carencia en el pago de la misma, por lo que el Ministerio de Hacienda se compromete a llevar a cabo medidas extraordinarias para rebajar la carga de la deuda», reza el documento que hizo público Jaén merece más.

En el caso de la sevillana, la estrategia de Sánchez entraña no pocos riesgos, precisamente por su posición como ministra de Hacienda. Ella fue quien negoció con Esquerra el pasado verano una financiación singular y privilegiada para Cataluña a cambio de la investidura de Salvador Illa. Un asunto que tensó y sigue tensando las costuras territoriales en todo el PSOE, también en Andalucía. No en vano, los distintos gobiernos andaluces reclaman desde hace años una reforma del sistema de financiación autonómica para una comunidad objetivamente infrafinanciada. La Junta de Juanma Moreno calcula que hacen falta 1.500 millones más al año.

Montero pretende convocar este mismo mes a las comunidades a un Consejo de Política Fiscal y Financiera para acelerar la quita de la deuda que Sánchez ha ofrecido a todas, y con la que pretende blanquear el compromiso que adquirió con ERC de condonar 15.000 millones de euros de deuda a Cataluña. Preguntada sobre si es compatible negociar la financiación autonómica y un cupo catalán siendo a la vez candidata autonómica, la ministra portavoz se limitó a contestar: «Aparte de ser una enorme política, (Montero) tiene una inmensa capacidad de trabajo», según Alegría.

Montero y Félix Bolaños han formado muchas veces tándem en las negociaciones más intrincadas de los socialistas con sus socios de investidura. La vicepresidenta primera es un pilar fundamental del presidente desde que éste llegó a la Moncloa hace seis años y medio, aunque en los últimos meses ha tenido dos traspiés: la senda de estabilidad, que tuvo que retirar de la tramitación parlamentaria para evitar que cayera por segunda vez; y la reforma fiscal que negoció con todos sus socios y que quedó muy descafeinada. Aunque ella la vendió como un enorme triunfo político en un asunto endiablado. Sus primeros meses como lideresa del PSOE de Andalucía coincidirán con la negociación presupuestaria, el particular Everest del Gobierno.

Espadas es el cuarto líder del PSOE quemado en la pira socialista, aun cuando todos ellos habían manifestado reiteradamente su propósito de continuar, con o sin primarias. Primero fue el madrileño Juan Lobato, tras conocerse que acudió a un notario para cubrirse las espaldas en el caso del fiscal general del Estado. Después, el secretario general del PSOE de Murcia, José Vélez, que está a la espera de juicio oral acusado de delitos de prevaricación y malversación durante su etapa de alcalde de Calasparra. Y este martes engrosaron el panteón el castellano y leonés Luis Tudanca y el andaluz Espadas.